Rick y Morty es la prueba de que no hay personaje malo: durante sus primeras temporadas, Jerry Smith era con diferencia el miembro de la familia más impopular, acercándose peligrosamente en las conversaciones del fandom a Meg de Padre de familia. Sin embargo, en la tercera temporada su arco dio un vuelco al experimentar su divorcio, que le obligó a ser más asertivo, y ahora hemos tenido algunos episodios no solo centrados en él sino en los que, sin abandonar su patetismo, se convierte en el héroe de la historia. Final DeSmithtation es uno de esos ejemplos.
Rick y Morty… digo, y Jerry
Los Smith van a comer a un restaurante en el que les sirven galletas de la fortuna. La mayoría recibe los típicos mensajes motivacionales y ambiguos, pero al patriarca de la familia le toca un augurio que le hará perder el sueño: el papel de la galleta asegura que acabará manteniendo relaciones sexuales con su madre. Sus hijos se burlarán de él por tomarse demasiado en serio esta profecía, pero Rick se muestra sorprendentemente comprensivo y decide ayudarle.
Aunque al principio cree que este mensaje es una patraña, las pruebas que realizará le llevan a deducir una terrible verdad: existe una enorme conspiración detrás de las galletas de la suerte. Rick y Jerry investigarán a los proveedores de estos aperitivos mientras tratan de evitar que la amenaza se acabe cumpliendo. Pero, como es bien sabido desde los tiempos de Sófocles, intentar cambiar el destino puede acabar provocando lo que uno intenta evitar…
Destino, mindfulness e incesto
Sin una gran profundidad, este capítulo sigue siendo muy divertido, y supera con mucho al episodio de la temporada pasada donde se produce una invasión a escala global de espermatozoides. Estos veinte minutos comparten con aquella infausta entrega el humor verde de brocha gorda, pero ha sido mucho mejor recibido sencillamente porque es más gracioso. La química entre Rick y Jerry, que ahora aceptan a regañadientes la existencia del otro, eleva Final DeSmithtation, y resulta conmovedor ver cómo el científico loco entiende qué se siente al ser ridiculizado por las propias creencias.
Asimismo, la revelación final sobre el origen de estas galletas es brillante, con una crítica nada velada hacia los vendehumos de la motivación y el crecimiento personal. La villana del episodio, a la que no vemos ni durante cinco minutos, resulta odiosa por lo mucho que se parece a los interminables imitadores de Elon Musk que intentan vendernos un nuevo curso que solucionará todos nuestros problemas y que nos permitirá adoptar una imbatible mentalidad de tiburón.
Las escenas de acción son increíblemente creativas: Rick, cual genio maligno de la saga Wishmaster, trastoca los deseos que aparecen en las galletas de la fortuna para manipular a sus oponentes, en giros crueles que se suceden a una velocidad abrumadora. Asimismo, el clímax de su misión es una escena tensa como la de la mejor cinta de acción, ya que no involucra la muerte de ningún personaje (algo impensable a estas alturas), sino algo no solo posible sino que ya se produjo a mayor escala la temporada pasada.
De nuevo aparece el tema del incesto en este producto. Aunque está presente desde el segundo episodio, en el que Summer se insinúa a Morty dentro de un sueño, los creadores llevan un par de años desatando sobre su audiencia los chistes más soeces sobre este asunto. ¿Se trata de alguna obsesión inconfesable de los guionistas, que están usando la serie como terapia, o de mera provocación? ¿Son incapaces de ocultar sus perversiones o, por el contrario, se burlan del puritanismo del público de forma deliberada? No lo sé, pero yo me he reído, y eso es lo único que debería importar.
Conclusión
Rick y Morty nos da un capítulo que provoca carcajadas constantes y que nos muestra cómo han cambiado sus personajes principales. Durante las dos últimas temporadas, a estas alturas, ya había sectores numerosos del fandom que señalaban una decadencia en la calidad. No parece ser el caso durante esta sexta temporada, en la que los episodios más importantes para los personajes se dan cita con otros más desenfrenados y gamberros. Rick y Morty siempre ha alcanzado sus cotas más altas al moverse en este equilibrio que de momento se está manteniendo impecablemente.
