El principio del fin ha llegado. Por fin HBO Max ha estrenado la cuarta y última temporada de la mejor serie en emisión del momento. Sentaros en el sofá. Encended la televisión. Los Roy han vuelto. Bienvenidos a Succession.
Enlace a artículos de Succession.
A partir de aquí, spoilers del octavo y noveno capítulo de Succession.
NOCHE DE ELECCIONES. ¿QUIÉN VIGILA A LOS VIGILANTES?
El octavo capítulo se centra en la cobertura del medio ATN, presidido por Tom y perteneciente a los Roy, de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos entre el candidato demócrata, al que apoya Shiv, y Menken, un político de claras tendencias fascistas que se lleva bien con Roman.
Como en el resto de episodios, contrasta la importancia de lo que se está contando (tratándose de la ATN, el cómo se está contando) con lo que realmente le importa a sus protagonistas. No es quién salga elegido, sino si este va a bloquear el acuerdo de Waystar con Matson. Todo por quedarse con la empresa y demostrarse a sí mismos que son al menos tan buenos como su padre.
Si dejamos a Kendall como el más claro sucesor de Logan Roy en el anterior capítulo, volvemos a verle como un empresario que crece ante la adversidad pero que se deja llevar demasiado por sus sentimientos. El hecho de que su familia se haya visto amenazada por un fascista le hace tener reservas acerca de la intención de Roman de apoyar a Menken. Y cuando Kendall tiene algún tipo de duda o reserva, se bloquea.
Mientras tanto, se establece una contienda entre Shiv y Roman en la que la falta de escrúpulos del segundo le hace llevarse la victoria. Aprovechando la quema de votos por correo que darían lugar a una victoria decisiva, la ATN anuncia simplemente que es posible la victoria de Menken, lo que genera una tremenda subida de audiencia y un cambio en la opinión pública.
Encima, Kendall y Roman descubren el ardid de Shiv con Matson, por lo que el mayor se decanta por el candidato fascista.
Roman, sintiéndose poderoso, ofrece a sus hermanos la posibilidad de ser el que hable en el funeral de su padre. Al fin y al cabo, se siente el más digno heredero. Lástima que su forma de dirigir sea la de un adolescente intentando demostrar más de lo que es es.
EL FUNERAL
A falta de un episodio, es hora de enterrar al patriarca. Las mujeres y las amantes se reúnen y se abrazan en la primera fila de la iglesia, pero aquí lo que importa es quién va a hablar y qué va a decir. Como siempre en Succession, la respuesta es inmejorable.
Roman, que aparentemente terminaba el capítulo de las elecciones como el líder de Waystar y el íntimo amigo del supuesto nuevo presidente, se deshace como un azucarillo cuando el hermano de Logan y abuelo de Greg, Ewan, decide hablar contra todo pronóstico.
Y lo hace con un discurso cargado de justicia, de valentía y de incorrección política. Porque no hay nada más justo y más incorrecto en un discurso que referir de qué tuvo culpa Logan Roy y de qué no. Al fin lo sabemos. No tuvo la culpa en la muerte de su hermana Rose. Pero sí de no querer ser mejor persona con todos los medios que tenía a su alcance.
Ante un mensaje tan rotundo, Roman se deshace en una ruptura emocional que debería dar tres Emmys a Kieran Culkin, en tanto que Kendall, otra vez, es el que saca las castañas del fuego con un discurso blanqueador de la imagen de su padre. O, más bien, de su labor como jefe. De su bondades como persona, ni rastro.
Tras el funeral, Shiv y Matson consiguen que Menken les escuche a condición de que Matson nombre un consejero delegado norteamericano. Shiv se propone para el puesto, pero algo me dice que Matson y Menken no están pensando en una mujer para encargarse del negocio… ¿Greg? ¿Tom?
Por otro lado, Kendall vuelve a sacar su lado más soberbio avasallando a su hermano Roman, amedrentado tras su fracaso durante el discurso.
El último capítulo, que promete centrarse en la asamblea que dictaminará la fusión o no fusión con Gojo, probablemente también deje claro quién será el sucesor. De lo que no tenemos dudas es de la maestría de esta serie a la que echaremos mucho de menos.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!
