El principio del fin ha llegado. Por fin HBO Max ha estrenado la cuarta y última temporada de la mejor serie en emisión del momento. Sentaros en el sofá. Encended la televisión. Los Roy han vuelto. Bienvenidos a Succession.
Enlace a artículos de Succession.
A partir de aquí, spoilers del último episodio de la cuarta temporada y final de serie.
CON LOS OJOS ABIERTOS. ![3](data:image/svg+xml,%3Csvg%20xmlns='http://www.w3.org/2000/svg'%20viewBox='0%200%201706%20960'%3E%3C/svg%3E)
Debe ser difícil poner título al episodio final de toda una serie como Succession. Pero, nuevamente, Jesse Armstrong ha demostrado estar a la altura de las expectativas y nos ha dado un cierre perfecto a una de las grandes obras maestras televisivas del siglo XXI.
Empezaremos con el resumen de lo ocurrido en el capítulo para, finalmente, hablar del mensaje de la serie y de cómo quedan sus personajes principales.
Como era de esperar, el décimo capítulo se centra en la reunión que puede asegurar tanto la venta de Waystar a Gojo como que los hermanos Roy se aseguren la empresa y no se la vendan al sueco. A favor de la venta, Shiv y Tom. En contra, Kendall y Roman.
Con lo que no cuenta Ken es que Roman, tras el funeral de su padre, se ha desmoronado y refugiado en la casa que la madre Roy tiene en Barbados.
Allá que van tanto Kendall como Shiv para atraer a un desmoronado Roman a uno u otro bando. Por un lado, el que la madre reúna a los tres hijos solo es una estratagema más para invertir en un negocio de su marido. Por otro, la revelación de que el sueco Mattson no quiere a ni la ambición ni el género de Shioban y prefiere a Tom como imagen de Waystar (situación chivada por Greg, el más despreciable del despreciable mundo de Succession) hace que los tres hermanos se vuelvan a aliar y escojan a Kendall como el sucesor, dado que Shioban ha estado aliada con Mattson, y Roman no daría buena imagen tras haberse desmoronado en el funeral.
Durante esa noche, los tres vuelven a ser niños. Por mucho que hayan crecido y que sean responsables de decisiones tan importantes como la elección del presidente de los Estados Unidos, no dejan de ser niños incapaces de crecer bajo algo que no sea la sombra de su padre. Un ser “humano” que los ha explotado psicológicamente pero con el que no pueden evitar emocionarse ante su última imagen de felicidad genuina antes de morir.
Parece que los Roy las tienen todas consigo cuando Shioban, de forma casi incomprensible, desmonta la votación, dando la empresa al sueco.
Veamos cómo quedan los personajes principales.
KENDALL EL CIEGO
Parecía ser él desde el principio. El que más agallas tenía. El que era capaz tanto de someter al mundo como de ser sometido por él. Aparentemente, la opción más lógica para suceder a Logan desde que su padre se lo prometiera con siete años y él viviera por y para ese propósito.
Tanto es así que Kendall no concibe más vida que la de seguir el camino de su padre, sin ser consciente de que jamás puede ser como él.
Solo eso explica que haya, prácticamente, olvidado el haber sido responsable de una muerte silenciada por su padre. Y que mienta de forma patética para mantener a duras penas la posición de jefe de Waystar, como si fuera un niño al que se le arrebata su juguete favorito.
Su final no puede ser más triste. El de un hombre perdido, sin un propósito, contemplando el mar en el que tantas veces se había hundido y renacido.
SHIOBAN LA TUERTA
Cansada de ser siempre la segundona de sus hermanos, Shib apuesta por el sueco como forma de llegar al poder de la empresa, aunque no sea liderándola. Viéndose cerca del poder, se hace más patente que, por mucho que logre el propósito para el que ella cree estar destinada, sigue estando vacía de afecto, del afecto que nunca tuvo de su padre, por lo que le pide una oportunidad a Tom.
Cuando se revela el plan de Mattson y, viéndose traicionada de nuevo por su amor, Shib se entrega al plan de Kendall hasta el momento de la votación.
Existen muchas teorías sobre la decisión que toma Shioban. En mi opinión, se cruzan dos pensamientos en la hermana Roy. Por un lado, el hecho de que no va a dirigir la empresa y será Kendall el que lo haga. Como si fuera cualquier espectador de la serie, Shioban cae en la cuenta de lo mal que le cae su hermano y, sobre todo, de que este es un asesino. Por otro lado, creo que lo que más le pesa a Shioban es el que, si los hermanos ganan, ella pierde a la persona que más afecto le ha aportado de su vida: Tom.
Al desmontar la votación, Shioban se convierte en la consorte del líder de la empresa. A su modo, continúa siendo una segundona, lo que nunca había querido. Pero asume sus vacíos emocionales para convertirse en una segundona que se siente querida por alguien, que ya es más de lo que ha tenido a lo largo de la serie.
ROMAN EL VIDENTE.![1](data:image/svg+xml,%3Csvg%20xmlns='http://www.w3.org/2000/svg'%20viewBox='0%200%201706%20960'%3E%3C/svg%3E)
Lo ocurrido en el funeral abre las profundas heridas de Roman Roy. Se abre a su profundo vacío de cariño y no hay un Logan Roy que tape la herida.
Durante todo el episodio, Roman se muestra como el más realista de los hermanos. “No somos nada”. Da igual que sean hijos de Logan Roy o que intenten seguir su camino. No dejan de ser tres hermanos heridos incapaces de gestionar sus propias emociones y, todavía menos, una macroempresa como Waystar.
Roman se pasa todo el capítulo deseando llegar al momento que, finalmente, ocurre. Se aleja de la empresa y, aunque no sabemos cómo acabará, es el que va por mejor camino, porque ha asumido quién es realmente.
CONNOR EL CLARIVIDENTE.
El más indigno de los hermanos, siempre consciente del escaso afecto que su padre le profesaba, es el que, sabiendo quién es realmente, ha decidido alejarse lo máximo posible de la sombra de su padre.
CON LOS OJOS ABIERTOS
Terminamos este análisis igual que lo empezamos. Abrimos los ojos y nos percatamos de que la serie de Jesse Armstrong solo podía llamarse Succession porque la sucesión, el continuar el legado de un déspota, es lo único que domina sus tristes y solitarias vidas. Finalmente, el puesto es para el único capaz de aguantar y reponerse ante todos los golpes y humillaciones que ha sufrido: el arribista Tom, que termina como rey con su reina y con un peón con la forma del Judas Greg.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!