La séptima temporada de American Horror Story ha llegado a su fin, es momento de despedirnos del culto, de Ally y de Kai, sobre todo de Kai. Así que iniciemos de una vez el análisis de este capítulo titulado “Great Again” claramente en referencia a la conocida frase de campaña de Trump “Make America Great Again”. Un episodio final aceptable, para una temporada pasable.
Análisis de capítulos anteriores de American Horror Story: Cult
Encarcelamiento y fuga

Avanzamos al 2018, Kai se encuentra en la cárcel, se ha echado al bolsillo a unos cuantos presos y está ejerciendo una vez más su papel de “lider divino”. Aunque a lo largo de la temporada vimos su capacidad para manipular a personas de todo tipo para atraerlas a sus filas, no me terminaba de encajar que gente con perspectivas tan diferentes de la sociedad se unieran con el propósito de provocar el miedo general en la población para que el líder subiera al poder y propiciara un mundo mejor. ¿Un mundo mejor para quién? ¿Para las mujeres como lo esperaban Ivy y Winter? ¿De poder equitativo de género y raza como lo soñaba Beverly? ¿Para los hombres blancos como Gary? El discurso de Kai variaba para cada miembro; la manera en que él pasó de ser un adolescente tímido y frustrado, a convertirse en un monstruo, tenía sentido; el propósito que inculcaba a sus seguidores no, era desordenado. Tuvo más verosimilitud el culto que junto luego de ser nombrado concejal, ese grupo de supremacistas era uniforme y tenían las mismas metas; y lo tienen también los presos, a ellos los puede manipular y unir en torno al resentimiento por estar encerrados y el odio hacia las mujeres; brindándoles disculpas para sus crímenes, convenciéndolos de que todos su errores son culpa del trato que la sociedad les dio, o las pocas oportunidades que recibieron; en un mundo que trata a los hombres con demasiada dureza o que no los deja ejercer su hombría con tanta violencia como lo desean; ambas excusas pueden funcionarle. En lo que sí que no creo es en la efectividad del pinky promise entre reclusos penitenciarios.

En una mirada al pasado, volvemos al 2017 donde Kai continua con sus delirios de persecución y el plan de asesinar embarazadas siguiendo el ejemplo de Manson; aunque ha decidido matar cien ya que conseguir las mil que deseaba era más difícil de lo que pensaba. Llega la noche de las mil cien Tates, y justo cuando los simios de kai se preparan para la acción, el líder del culto es traicionado por Ally, luego de que ésta lo convenciera de que lo apoyaba incondicionalmente y le confesara que cometieron un error con Winter, puesto que el verdadero espía había sido Speedwagon. La redada es similar a la de los Davidianos que vimos en episodios anteriores, en medio del tiroteo y el humo algunos seguidores son dados de baja, Bev se carga al menos a uno buscando a Kai, y otro se suicida.
Estando en prisión Kai descubre que después de todo Ozzy no era su hijo; esto y la postulación de Ally al senado exacerba la furia hacia ella que venía creciendo desde la noche de la captura, por lo que pone en marcha la estrategia de fuga. Mata a un par presos, le pide al seguidor más parecido a él que se haga exactamente sus mismos tatuajes, lo asesina, los desfigura, quema su cuerpo y sale de prisión con la ayuda de una guarda a la que ha seducido, convencido de que todos van a creer que el cuerpo incinerado pertenece a él y va a poder vengarse de Ally, humillandola y asesinandola en medio de un debate.
Venganza y triunfo
En el otro lado de la moneda tenemos a Ally, que como descubrimos, ha estado colaborando con el FBI desde su estancia en el psiquiátrico. Luego de que Speedwagon le confesara que estaba trabajando para la policía local, ella lo mata sin contemplaciones, lo que era totalmente innecesario para sus planes y marca el camino para el desenlace del personaje, ya que nos deja ver que después de envenenar a su esposa le ha tomado gusto al asesinato.
Al situarnos en 2018 tenemos a una Ally renovada, que se ha convertido en una especie de celebridad local por su historia con el culto, pero que busca dejar todo esto atrás para centrarse en Ozzy, el restaurante y en su nueva novia. Beverly la visita, ante la duda no resuelta de por qué Ally no la entregó a pesar de que ella también fue su victimaria; tienen una interacción bastante tensa, conscientes de que guardan secretos que podrían destruir la reputación de la otra, pero tras aclarar que no tienen intención de delatarse, se convierten en aliadas.
Ally decide postularse al mismo cargo al que aspiraba Kai antes de ser detenido, y su imagen pública es estrechamente relacionada con él, igual que la de Valerie Solanas a Andy Warhol, lo que en el imaginario de la serie la llevó a la locura, ya que no soportaba que luego de haber creado SCUM, lo primero que pensara la gente al verla u oír su nombre, fuera precisamente en un hombre. Sin embargo, Ally si sabe aprovechar este vínculo mediático, ya que lo que sucede durante el debate la lleva a ganar las elecciones.
Kai aparece en el auditorio mientras Ally discute con su contrincante en el estrado; lanza su discurso misógino mientras se va acercando, y la guarda que le ayudó a fugarse le entrega un revolver; él sube a la tarima, golpea al otro político y se enfrenta a Ally que no está dispuesta a ablandarse; apunta y dispara, para darse cuenta que el arma está descargada, ya que su supuesta seguidora estuvo cumpliendo órdenes de Ally todo el tiempo. Quien si tiene municiones es Beverly, que no duda un segundo en asesinar a Kai propinándole un disparo en la cabeza.
Después de que él la quebrantara hasta el punto en que le haya rogado a Ally que la asesinara para descansar de tanto sufrimiento, el que haya sido precisamente Beverly la encargada de acabar con la vida de Kai fue perfecto; sin embargo, la forma en que murió fue muy fugaz y no la disfrutamos tanto como lo hubiéramos hecho si por ejemplo, en vez de dispararle lo hubieran degollado o envenenado, que con la actuación de Evan Peters, habría sido más que impactante.
Ahora, teniendo en cuenta que lo que menos me gustó de la temporada fue el tema de la misandria de Valerie Solanas y Bebe Babbitt, que Ally finalmente tome el mando de este culto y siga con su legado me deja muy mal sabor de boca, aunque entiendo que buscaban crear un impacto en el último momento para concluir la historia de la mejor manera posible.

Lo peor de la temporada, SCUM; lo mejor, el humor negro y las grandes interpretaciones de Adina Porter, y de Evan Peters quien fue la estrella indiscutible de esta historia. En general, cumple con lo que nos tiene acostumbrados la serie desde su tercer año; es decir, presentar un concepto que nos emociona y desarrollarlo de una forma extraña en la que a pesar de los buenos momentos quedamos poco satisfechos; pensando en todo lo que habría podido ser mejor, pero con la esperanza de que el siguiente año por fin logren remontar el nivel que alcanzaron con Asylum.



