Finalmente ha llegado a Max el estreno de Ciudad de Dios: La Lucha Sigue (para América Latina Ciudad de Dios: La Lucha no Para), serie de HBO que, creada por Andrea Barata Ribeiro y Fernando Meirelles, se ambienta dos décadas después de los acontecimientos del cierre de la inmensa película de 2002 que, junto a Kátia Lund, fuera codirigida por el segundo de ambos. Visto el primer episodio y evitando inconducentes comparaciones con el filme original, hay que decir que la propuesta brilla con luz propia.
La espera llegó a su fin. Éramos muchos los que estábamos ansiosos por ver con qué nos encontrábamos en Ciudad de Dios: La Lucha Sigue, miniserie que retoma unos cuantos años más tarde a muchos de los personajes que conocimos en aquella gloriosa película de 2002 que fue Ciudad de Dios (aquí retro-análisis publicado por un servidor en el día de ayer): muy especialmente a Buscapé, quien vuelve a oficiar como relator en off.
Sin abusar de los guiños, sino dándoles el lugar justo como para hacer de introducción a lo que se viene, la miniserie (al menos de momento se la presenta como tal) no solo nos trae de regreso a personajes conocidos, sino que también nos presenta a nuevos y todo parece conducir hacia lo que se avizora como otra guerra en Ciudad de Dios.
Pero en fin, basta de prólogo y veamos qué nos ha dejado este primer episodio no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA.
Veinte Años Después
Estamos en 2004. Buscapé (Alexandre Rodrigues) es ya un fotógrafo profesional del diario más importante de Río y por mucho que haya querido valerse de su trabajo para dejar la favela, la realidad es que siempre termina volviendo como si estuviera atrapado. Aquella foto de Ze Pequenho acribillado en el piso le valió una fama de la cual no puede escapar y ahora se especializa en escabrosas imágenes de cadáveres o batallas callejeras que, según dice, no son ya solo enfrentamientos entre bandas, sino que hay grupos parapoliciales incluso más peligros. En vano pide ser trasladado al área deportiva, pero está claro que no lo quieren para eso…
Su amigo Brabantinho (Emerson Gomes) es ahora presidente de una asociación vecinal, además de entrenador del equipo de fútbol de Ciudad de Dios y candidato a concejal. Y sigue llamando “Rocket” a Buscapé, por más que este le insista en que ahora, tal como enfatizara al final de la película, es Wilson Rodrigues.
Berenice (Roberta Rodrigues), otrora novia de Cabeleira, enseña samba a los jóvenes y busca ayudarles a encontrar el camino correcto, lo que en su momento no logró con su novio que, recordemos, fue muerto por la policía al intentar escapar de la favela tras aquel atraco del motel.
Igualmente comprometida con la comunidad se halla Cinthia (Sabrina Rosa) que, habiendo sido en su momento novia de Mané Galinha y violada por la banda de Ze Pequenho, ha fundado una Asociación de Residentes destinada a dar contención. Nos enteramos que estaba embarazada de Mané al morir este y que Delano (Dhonata Augusto), hijo de ambos, procura mantener vivos los ideales de su padre enseñando jiu-jitsu a los jóvenes (recordemos que Mané había manifestado en la película saber de artes marciales, pero no tuvo oportunidad de demostrarlo), a la vez que buscando alejarlos del crimen y las drogas.
Y Cabeção (Kiko Marques), aquel corrupto oficial de policía que después de la batalla entre las bandas liberara a Ze Pequenho con obligado soborno de por medio (y a quien Buscapé no se atrevió a denunciar a pesar de tener en su poder las fotos que lo incriminaban), ha terminado desde luego escalando posiciones en la política y es ahora secretario de seguridad de Río.
Con respecto a los “enanos” o “raterillos”, se nos pone al tanto de que les duró poco su control de la zona y fueron rápidamente desplazados por un tal Genivaldo Curió (Marcos Palmeira) que, conocido como “Bullfinch”, es quien ahora, y en contraposición con los narcos del pasado, impera en el crimen organizado con un estilo más refinado y negociador, lo cual no necesariamente significa más confiable…
En vísperas de fiesta por los quince años de su hija Dayane, Curió quiere allí para las fotos a Buscapé y para número musical a MC Leka, hija de este cuyas letras de rap e insinuaciones sexuales ponen nervioso al padre…
En Busca de lo Perdido
De todas formas, Bradock (Thiago Martins), en su momento líder infantil de la banda de “raterillos”, ha sido mantenido por Curió como su brazo derecho e incluso hecho depositario del control del tráfico de drogas en la Calle de los Apartamentos. Pero cayó en prisión por seis años, de donde consigue sacarlo Jerusa (Andreia Horta), su sexy novia abogada a la que él llama “Crazy”.
Puesto por ella al tanto de la fiesta en lo de Curió, Bradock decide hacer una visita a su antiguo jefe, pero si bien este lo recibe efusivamente y con alegría, no tiene al parecer ya lugar para él dentro de su organización. Por mucho que lo considere hijo suyo, la zona que antes controlaba ha sido ahora asignada a su hijo Geninho que, además, había sido al parecer el responsable del delito por el cual Bradock fue a prisión. Ello no puede sino enfurecer a este y la sucesión de imágenes nos hace temer por un momento que la fiesta pueda terminar como aquella despedida de Bené, pero no…
Gerusa le llena la cabeza a Bradock con que Curió le ha quitado lo que es suyo. Un nuevo y aún más tenso encuentro entre ambos tiene lugar durante un partido de fútbol y quedan en verse por la noche en otro sitio, pero Curió envía a un subalterno en lugar de asistir personalmente, lo cual altera a Jerusa mientras Bradock prefiere mantener el tono sosegado y hablar…
La oferta de Curió consiste en darle una mitad de la calle y mantener la otra en manos de Geninho, pero Gerusa lo encuentra inaceptable. El enviado tiene la pésima idea de espetarle que no ha venido a tratar con una puta y será lo último que diga pues ella, sin anestesia ni previo aviso, le mete un balazo en la cabeza…
Balance del Episodio
Desde ya que no tiene sentido ponerse a comparar con la película. En primer lugar porque esto es una serie, en segundo porque la misma es irrepetible y, en tercero porque, como deja entrever Buscapé al inicio, las cosas están algo diferentes en Ciudad de Dios. Y no necesariamente para bien…
La sensación es que aquella violencia descarnada y marginal se ha aggiornado e institucionalizado, lo cual nos pone ante una nueva generación criminal que ha incorporado métodos, si se quiere, más “profesionales”. De hecho, esa es la sensación que nos deja Curió, más cerca de un Escobar o de un Guzmán que de un Ze Pequenho.
Hay, desde luego, muchas referencias a la película, como las imágenes entrecortadas de gallinas y cuchillos al inicio o los flashbacks que evocan el aspecto juvenil de los personajes conocidos o bien nos traen a los que ya no están, sea porque murieron (como Ze, Bené, Mané o Cabeleira) o porque simplemente vaya a saber por dónde andarán (como Angelica, cuya intérprete Alice Braga está con mucho trabajo en Hollywood).
Pero todo está manejado con la suficiente mesura como para no incurrir en el abuso de la nostalgia o el guiño. En lo personal, siempre voy a considerar que el límite es no repetir arcos ni giros y, en ese sentido, temí por un momento que la fiesta de la hija de Curió fuera a convertirse en un calco de la de Bené. Por suerte, sin embargo, solo fue una falsa alarma para generar suspenso y bienvenido que así haya sido…
Las actuaciones están todas muy bien y se revela con mucha química y potencial la pareja de Thiago Martins (Bradock) y Andreia Horta (Gerusa), cuyos personajes tienen mucho para ofrecer y parecen ser, junto a Curió, quienes llevarán adelante la trama criminal: particularmente interesante el de ella como abogada hibristofílica mezcla de manager deportivo, Harley Quinn y Lady Macbeth. Y su tiro del final traerá seguramente nueva guerra.
Sin esperar, desde luego, la edición alucinante del filme original (aquí la historia es cronológicamente más lineal y a lo sumo salpicada por flashbacks) ni su magnífica fotografía, la historia está hasta aquí muy eficientemente llevada, así como igualmente bien manejada la parte visual, con tomas y ángulos interesantes.
Mueve a la intriga, además, saber cuál será el rol que irán tomando los personajes que se repiten de la película, particularmente Brabantinho, Berenice y Cinthia, quienes, interpretados por los mismos actores, no fueron allí decisivos para la historia o simplemente salieron de la misma en algún momento, pero podrían tener aquí mayor centralidad. Y una sorpresa lo del hijo de Mané, que quizás pretenda en algún momento emular el rol de “justiciero” de su padre o tal vez, por el contrario, mantener el rumbo que este llevaba antes de que violaran a su novia y acribillaran a su familia.
En definitiva, Ciudad de Dios: La Lucha Sigue ha tenido un gran y prometedor comienzo para una serie que al parecer no tendrá concesiones y en ello sí se asemeja a la película. El cliffhanger final, de hecho, así lo confirma, como también que Tarantino sigue siendo influencia para Mereilles a pesar de los años transcurridos…
A ver qué nos trae el episodio de la próxima semana. Hasta entonces y sean felices…
