Por fin está aquí. El capítulo que muchos estábamos esperando, ese episodio de comedia que desde hace mucho tiempo tiene toda temporada de Expediente X que se precie. Es de lógica pura que una serie tan seriota como la que nos traemos entre manos necesite una válvula de escape, una vuelta de tuerca que se cachondee sanamente de personajes y situaciones típicas. Es más, desde hace décadas son capítulos de comedia como (5×12) Mala Sangre, (4×20) Pequeñeces, (2×20) Embuste, (3×20) El espacio exterior de José Chung o el reciente (10×03) Expediente X los que mejor acogida han tenido por parte de los fans, teniendo la mayoría de ellos un elemento en común: Darin Morgan, ese genial actor y escritor involucrado en su producción de una forma u otra.
Puedo decir sin reservas que ‘El arte pedido del sudor en la frente’ es a la vez uno de los episodios más graciosos y genuinamente tristes del recorrido de Expediente X. La cantidad de metalenguaje, gags y coñitas sobre la propia serie os harán reír a mandíbula batiente (con especial mención al video del doctor “Ellos” y al opening ‘alternativo’) pero también notareis el tono de finalidad, de pasar página e incluso de alegato sobre lo que ha ocurrido con la serie, en lo que se ha convertido y la necesidad de guardar el recuerdo agradable de lo que una vez fue. No os preocupéis, no pienso ni mucho menos destripar la que es ya una de las mejores horas de lo que queda de temporada haciendo un repaso exhaustivo, pero si vamos a revisitar los momentos más importantes de esta última y desatada contribución de Darin Morgan a la antología de Expediente X.
EL MUNDO SE HA VUELTO LOCO
¿Cuál es la premisa de este episodio? Pues es una de las aparentemente más simples que se nos podrían ocurrir. Mulder se encuentra a un tipo extraño de nombre Reggie nosequé en el aparcamiento de las oficinas del FBI que le dice que el efecto Mandela o lo que es lo mismo, los recuerdos falsos, son parte de una conspiración que pretende controlar el futuro a base de cambiar el pasado y que ‘ellos’ pretenden usarlo contra los propios Reggie, Mulder y Scully para que olviden que una vez trabajaron juntos y así sean incapaces de pararles los pies. Como prueba, le indica que el primer episodio de ‘la dimensión desconocida’ que nuestro protagonista vio cuando era pequeño no existe.
A partir de aquí empieza un descacharrante desenfreno de situaciones estrambóticas, gags, chistes a costa de nuestros protagonistas, giros de guion tan sorprendentes como absurdos y mucha, mucha sátira en general sobre en lo que se ha convertido hoy en día nuestro mundo y el papel de figuras como Mulder y Scully dentro del panorama actual. El narrador poco fiable y la continua reflexión sobre la relevancia de la serie no son cosa nueva para Morgan, en José Chung ya teníamos un narrador que nos representaba tanto a nosotros como al propio director, que se metía en la serie y que acababa desplazando a Mulder e intentando ligarse a Scully y aquí el chiste se lleva al extremo, proponiéndonos una historia alternativa en la que Reggie siempre estuvo ahí como uno más del equipo, regalandonos un hilarante montaje en el que le vemos metiendo cizaña durante algunos de los momentos clave de la serie.
POST-CO, TRUMP Y LA ERA DE LA OPINIÓN
Pero los ‘hechos alternativos’ no son más que la punta del iceberg. Como ya ocurría en el capítulo de Morgan de la anterior temporada, la relevancia de nuestros protagonistas y su indeleble ‘búsqueda de la verdad’ están en el centro de la diana: ¿Qué es la verdad?, ¿a quién le interesa? Estamos rodeados de ‘verdades’ subjetivas que no interesan a nadie, porque todo se ha convertido en materia de opinión. ¿Tendrían los gobiernos de hoy que esconder esas grandes conspiraciones que atormentaban a nuestros protagonistas cuando la mayoría de nosotros no lo creeríamos por simple conveniencia? Morgan se ríe de todo esto con el termino post-conspiración, la post-verdad del mundo del misterio.
Ah, y por supuesto no nos podemos olvidar del doctor ‘Ellos’, la figura del conspirador en la sombra llevada al límite del paroxismo, una evidente deconstrucción cómica de la figura del fumador que se esconde a plena vista y atormenta a Mulder con la amenaza de la irrelevancia, de que el tiempo de nuestros idealistas buscadores de la verdad ha pasado de moda. ¿A quién le importa si hay una verdad objetiva, o si esta sale a la luz si aún así no sabemos si creerla o no? Como dice el ‘buen’ doctor: “bueno, cree en lo que quieras… de todas formas ¡eso es lo que hace todo el mundo hoy en día!”
NO ES EL FIN, PERO SE PUEDE VER DESDE AQUÍ
Por supuesto, todo este despliegue metalingüístico no habla realmente de las fake news, ni del efecto Mandela, ni de Trump, ni de la post-verdad sino de Expediente X. Es un examen de conciencia sobre la propia serie, lo que ha representado y su validez hoy. La pareja de jóvenes agentes del FBI a los que Mulder grita que el ‘estaba desvelando conspiraciones antes de que ellos viesen su primer Chemtrail’ y que están decepcionados por una ‘leyenda’ venida a menos es representativa de las nuevas generaciones y fans de antaño desencantados con un nuevo Expediente X que no acaba de encajar en el panorama de la televisión actual. Así mismo la revelación final sobre unos alienígenas altaneros que quieren construir un muro alrededor del sistema solar (je) y entregan un libro con ‘todas las verdades’ a nuestros protagonistas representan un claro golpe hacia una mitología que ha caído como poco en la confusión y la irrelevancia, incapaz de actualizarse y cuya ‘verdad’ importa poco a estas alturas. En definitiva ¿Es necesaria y/o relevante una serie sobre personajes intentando destapar la verdad oculta en una época y panorama cultural en los que la verdad objetiva importa más bien poco?
Concluyendo, esta es la despedida de Morgan y en cierto sentido la nuestra propia de la serie. ¿Era Reggie un agente enloquecido de la NSA, viene de un universo paralelo como sostiene Mulder o realmente cambió la realidad el doctor “Ellos” como sugiere la intervención final de Skinner?, ¿acaso importa? El mensaje final está más que claro: es mejor recordarlo como fue. El tardío regreso de Expediente X es entretenido y simpático, pero como muchas otras cosas está fuera de lugar a día de hoy. Es una serie con demasiado bagaje como para reinventarse satisfactoriamente sin perder su esencia así que, lo mejor es disfrutar de lo bueno que quede, atar cabos y dejarlo ir. Anderson tiene razón al no querer volver y Carter aun más al imponerse no seguir sin ella. Como bien dice nuestra pelirroja preferida:
“Quiero recordarla como era. Quiero recordar todo como era”
Esta es una época de explotación multimedial de los bolsillos gracias a internet. Las grandes productoras, haciendo muy bien su trabajo de ganar dinero todos los días, han visto y aprovechado el mal entendido Boom de las series y están poniendo dinero a cualquier historia seriada que se pueda alargar lo suficiente sin alterar sus beneficios. Podría llamarse el efecto Simpson, no importa lo que fue ni lo que sea, mientras tenga un nombre conocido y se venda en alguna parte del mundo pues hay que seguir produciéndola. Es el caso de Expediente X que terminó bastante irregular años atrás y nunca se pudo hacerla volver a levantar con sus pseudos intentos en la pantalla grande. Pero hoy hay negocio en las series y ahí tenemos este zombie que da vergüenza ajena de compararla con lo que fue en su mejor momento. No debió volver pero supongo que el dinero en los bolsillos de los responsables justificaba un intento adicional (hacerla sonar en las redes sociales para vender las temporadas anteriores justifica desde ya la inversión). Creo que hay pocas series rescatables de este intento de financiar nuevas temporadas de series que se habían quedado bien alto en el pasado. Es el dilema de la televisión en estreaming, hay mucha demanda de horas de contenido para incentivar la suscripción, tanta que el contenido no resulta ser demasiado relevante ni para quien produce ni para quien consume, lo importante es que esté para presumir en el marcketing de cada plataforma. Ojalá le hagan un favor a la serie y definitivamente la dejen descansar en paz.
Muchas gracias por comentar, Anto.
Lo cierto es que si, como cito en la entrada hay cosas que no deberían volver. Como fan de la serie me duele admitirlo pero la verdad es que Carter simplemente no ha sabido actualizarla, se ha cargado la mitología y ha dejado todo hecho una leonera.
Lo positivo es que episodios como este merecen la pena y espero que el final de temporada nos proporcione un cierre digno para los personajes, colocando la serie en el pedestal que le corresponde. No es casual la comparación con ‘la dimensión desconocida’ durante este capítulo, al igual que esa magnifica serie, hija de su tiempo, quedó como referencia en los anales de la cultura popular así debe quedar Expediente X, como un gran producto representativo de una epoca pasada que siempre podremos revisitar.
Lo dificil es dejarlo ir, tanto para los creativos, actores, fans y especialmente los estudios por las peores razones, que son las que mencionas.
Un saludo.
Hay un corte en la escena, ¿alguien lo notó?