Bienvenidos al penúltimo análisis de Jack Ryan, una de las series más entretenidas de Amazon Prime. Os dejo con el enlace a los análisis anteriores y vamos al lío, que está ya cerca de resolverse.
Regreso a casa
Ryan y Greer han regresado a Estados Unidos con Hanin y sus hijas, que permanecen en un piso franco de la CIA adaptándose al modo de vida americano. Con la información conseguida, los jefazos de la CIA planean una incursión en el palacete de Suleiman. Tan sólo queda confirmar que Suleiman está allí. Sin embargo, en el proceso han descubierto a los rehenes que mantiene en el complejo, rehenes con los que ha tenido el detalle de proporcionarles los medicamentos que habían pedido. Como agradecimiento, el doctor Daniel Nadler (Matt McCoy), jefe del grupo, sigue ofreciéndose a tratar a Samir, el hijo de Suleiman, de la diabetes que padece, oferta que es rechazada. ¿Por qué este trato con los médicos? ¿Qué quiere Suleiman de ellos? En un principio pensé que tenía que ver con el desarrollo del arma biológica sobre la que han dejado caer pistas y la verdad es que no andaba desencaminado.
A todo esto, Suleiman permanece ignorante de la muerte de su secuaz Yazid y de que sus mujer y sus hijas están en manos de Ryan. Como buen fanático que es, no deja escapar la oportunidad de adoctrinar a su hijo, haciéndole creer que su madre a muerto a manos de los americanos. ¿Pero acaso el hijo no estaba ya adoctrinado, como le plantean a Jack en una escena? ¿El fanático nace o se hace? Es una buena pregunta cuya respuesta parece hallarse más en lo segundo que en lo primero, a tenor de la evolución del propio Suleiman a lo largo de la serie. Lo que si es cierto es que una vez convertido al fanatismo más radical es muy difícil volver atrás. Pese a que en algunos episodios se nos han mostrado retazos de la humanidad del villano de la serie, al encarar su recta final se nos muestra como un auténtico desalmado.
Una vez confirmada la presencia de Suleiman en su guarida, el presidente da luz verde a la incursión, priorizando el rescate de rehenes. Resulta que, oh casualidad, el doctor Nadler es su amigo íntimo, compañero de Vietnam y ya sabemos como marcan estas cosas a los americanos. En un alarde de boy scout, Jack le pide al presi que rescaten también a Samir, como le prometió a su madre. Petición aceptada. Por el presi que no quede.
Sexo, mentiras y agentes de la CIA
Entremedias, Cathy Mueller es reclamada por el ejército por la alarma acerca de la cepa de ébola que hizo saltar en el episodio anterior. En medio del interrogatorio sobre las posibilidades del desarrollo de un arma biológica, Cathy se entera de que su amigo con derecho a roce es agente de la CIA. La revelación no le sienta nada bien pero Jack sabrá reconducir la situación. Sólo falta Carlos Sobera para que la velada sea completa.
Entre una cosa y otra, secuaces de Suleiman han llegado a los USA y se hacen con un polvo azul que han traído en un contenedor. Suponemos que es el arma pero la cosa no queda clara. Y Hanin y sus hijas viven el sueño americano: cocina de chef y videoconsolas. Esto último resulta ser una de las mayores cagadas que se le recordarán a la CIA. Aprovechando el chat de un videojuego (¿no han aprendido nada estos chicos?) la hija mayor de Suleiman se pone en contacto con su hermano y, como no, el padre se entera de todo y deduce que el ataque es inminente. De ahí que el equipo táctico de la CIA no encuentre ni rastro de Suleiman y los suyos pero, eso sí, el rescate de los rehenes es un éxito. Un éxito que será efímero.
Y es que el mayor problema de desarrollar un arma biológico usando una cepa de ébola ha sido solucionado. Cathy menciona que la forma de transmisión del virús es lo que hace que sea difícil usarlo como arma ya que se transmite por contacto directo. No puede ser por el aire ya que el oxígeno es letal para él. ¿Es posible desarrollar otro método? Pues si. ¿Recordáis los medicamentos que Suleiman le dio a los rehenes? Pues ahí está. Un arma biológica en pleno centro del poder mundial, cuando el doctor Nadler se reencuentra con el presidente y tose como si tuviera un ligero resfriado. Tras analizar todo lo encontrado en la guarida de Suleiman, Greer llega a una escalofriante conclusión e interrumpe la cena de Jack y Cathy. Queda un episodio y ni idea de como acaba este fregado. Han jugado al despiste de una forma bastante efectiva, dejándonos con ganas de hacer click en el siguiente enlace.
El cuarto Ryan cinematográfico.
Tal y como prometimos, echemos un vistazo al que fue el cuarto Jack Ryan en pasar por las salas de cine, Chris Pine, en la olvidable y olvidada Jack Ryan: Operación Sombra (2014). Dirigida por Kenneth Branagh, quien nunca le hace ascos a un buen cheque, supuso un intento de reboot de la saga (si es que podemos hablar de saga), con un Ryan más joven post-11S, enfrentado al propio Branagh (otro cheque por actuar) y con la ayuda de un Kevin Costner que pasaba por allí. A continuación os dejo con un resumen más amplio de la cinta:
Quedamos para el próximo y último análisis. Un saludo y sed felices.