Cada vez son más los canales que se suben al carro de las series dentro del vasto mapa televisivo estadounidense. Una de ellas ha sido Discovery, que estrenó hace unos meses Manhunt: Unambober, una miniserie que podemos ver en España gracias a Netflix, aunque puede pasar desapercibida dentro del catálogo de la plataforma. Un error, dado que es un magnífico policíaco basado en hechos reales.
Unabomber es la historia del final de una costosa investigación policial. Durante diecisiete años, el FBI intentó dar a caza a Unabomber, criminal que mandaba sobres bomba a víctimas aparentemente aleatorias. El caso tuvo mucho revuelo tanto por la duración de la persecución como por la forma de la resolución y, sobre todo, por el sorprendente perfil psicológico del asesino: un doctor en matemáticas en Harvard que llevaba años viviendo en el bosque sin ninguna conexión con la tecnología y con la sociedad en sí. Su detención fue posible gracias a que el asesino envió un manifiesto a la prensa en el que atacaba a la tecnología y a la industrialización de la sociedad.
En lugar de esconder al asesino entre múltiples sospechosos para mostrarlo en los últimos capítulos de la serie, Unabomber opta por enseñar su rostro desde el principio y enfocarse en el cómo. Al igual que en American Crime Story, nuestro interés como espectadores no se centra en un giro final, si no en las peculiaridades de una investigación que estuvo a punto de irse al traste en muchas ocasiones.
Aunque se le ha criticado mucho, Sam Worthington (Avatar) se luce en el papel de James Fitzgerald, agente de la Unidad de conducta del FBI (cuyo origen vimos en Mindhunter) que cambió el enfoque de la investigación, abandonando las pruebas forenses propiamente dichas y centrándose en el perfil psicológico y, lo que es bastante llamativo, lingüístico. Porque el lenguaje nos ayuda a conocer a las personas aunque, a priori, no sepamos nada sobre ellas.
Worthington es el típico agente el FBI brillante, tanto que sus jefes no paran de ponerle trabas para luego adjudicarse sus logros. Lo que es más interesante es como esa obsesión por cazar al Unabomber, por resolver un caso realmente grande, acaba lastrando su vida familiar y le aleja de todos los que le quieren. Finalmente, el éxito por la resolución del caso se verá empañado por su propia soledad.
Por otra parte, Unabomber es interpretado por uno de esos grandes actores que nunca terminan de encontrar su sitio en Hollywood y ha tenido la oportunidad de mostrar su talento en la pequeña pantalla. Hablamos de Paul Bettany. Lástima que muchos le conozcan por ser la Visión de Marvel y menos por su doctor Stephen Maturin en Master and Commander. El actor hace suyo al personaje y no me extrañaría que recibiera una nominación a los Emmy por su actuación. No solo brillan sus diálogos (tiene los mejores de la serie), si no en las escenas en las que la palabra brilla por su ausencia. Quien haya visto el último capítulo sabrá de lo que hablo. Los matices que Bettany aporta a Unabomber elevan a este digno policíaco por encima de la media.
Junto con el duelo interpretativo, el principal mérito de la serie radica en su guión. No es original ni innova en nada, pero consigue que el espectador se sumerja en las personalidades de perseguidor y perseguido, sobre todo en los capítulos finales. Su mejor virtud es la capacidad para reflejar exactamente lo que pretenden los creadores sin necesidad de aderezos varios. De hecho, en algunos momentos empatizaremos con Unabomber al entender sus motivaciones hasta que sus propios actos caigan por su propio peso. No es una serie que abunde en la sobre-explicación.
En definitiva, Manhunt: Unabomber es una interesante serie policíaca que merece más atención de la que se le está prestando. No cuenta con un guión tan profundo como el de True Detective o una extensa galería de personajes como en American Crime Story, pero es una entretenida recreación de una investigación policial y un absorbente análisis de la mente de uno de los criminales más complejos de los años 90. Además, nos ofrece un duelo cazador-presa al más alto nivel.
Un saludo y sed felices!