Continuamos analizando la sexta temporada de Outlander, hoy con el quinto episodio cuyo título es Dame Libertad. La serie, creada por Ronald D. Moore sobre la exitosa saga de novelas de Diana Gabaldon (ambos coguionistas del episodio), es emitida por Starz y puede ser vista en España por Movistar + y en América Latina por Star+.
Bienvenidos, forasteros y viajeros del tiempo, a analizar, como cada semana, una nueva entrega de Outlander, en este caso la quinta de una sexta temporada que ya ha dejado atrás su primera mitad. No han ocurrido grandes giros de la trama, salvo por el impactante final y por Malva, que siempre parece capaz de darnos un poco más de miedo, pero el episodio se caracteriza por un importante rigor histórico y por el hecho de que, por primera vez en la serie, vemos recrear la escena que relata la canción inicial.
Sin más trámite, vamos al ruedo no sin antes advertirles que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordarles que pueden echar ojo aquí a nuestros análisis anteriores.
Cántame una Canción
Comenzamos con un flashback que nos lleva a junio de 1746 para mostrarnos la historia que siempre nos cuenta la canción principal de la serie, pero que hasta ahora no habíamos visto en pantalla.
Esa melodía que ya casi nos sale sola se llama, justamente, The Skye Boat Song y, si bien la podemos conocer en muchas versiones, incluso algunas muy actuales, está escrita posiblemente hacia finales del siglo XIX y relata el episodio en el cual Carlos Estuardo (Bonnie Prince), tras la derrota de Culloden, huye en bote y disfrazado como criada hacia la isla de Skye. De hecho, en la presentación y por primera vez, la canción suena íntegra en gaélico original y no en inglés.
Suena extraño decir que una fuga pueda ser evocada como heroica, pero Flora MacDonald, que, tal como aquí vemos, fue quien llevó en bote al príncipe a riesgo de su propia vida, es considerada heroína nacional en Escocia y referente del jacobismo. Dicho sea de paso, el parecido entre la actriz que la interpreta (Shauna MacDonald) y los retratos que de ella conocemos es bastante notable. Tienta pensar en un parentesco, aunque muy a la larga todos los MacDonald están, en Escocia, asociados a un mismo clan de origen.
De lo que no tenía la menor idea es de cómo siguió la historia de ella después, así que apenas terminé de ver la entrega fui a investigar si era verdad que había emigrado hacia América del Norte y, en efecto, es así. Más aún: se instaló en Carolina del Norte y, como en el episodio se muestra, apoyó a la corona británica durante la guerra de independencia. Buen rigor histórico, en definitiva, pero veamos qué está pasando con nuestros personajes habituales de Outlander…
Huesos junto al Río
A través de una misiva al gobernador, Jamie renuncia a su cargo de agente de indios para la corona. Alega conflicto con sus convicciones: suena muy suyo, pero no sé si es lo más acertado ante un escenario de revolución inminente; mucho mejor era interponer razones de salud o de agenda.
Lo que sí es cierto es que llegó para él la hora de “cambiar de caballo”, como dijera en el episodio anterior.
En cambio, quien sí se permite canturrear canciones fuera de época es Roger que, convertido casi en el ministro del pueblo, está ayudando a Amy McCallum (Joanne Thompson) con la construcción de su cabaña. En efecto, a Amy le encanta una melodía de 1950 que canta por lo bajo mientras trabaja, pero hay más que eso: se la nota algo encandilada y la gente comenta al respecto ya que es viuda y él está últimamente pasando más tiempo con ella que con su propia esposa.
Y ya que hablamos de Brianna, está con la idea de construir un molino y, junto con otras muchachas, recorre la rivera del río para encontrar el emplazamiento más adecuado. Se nos cruza la imagen de las cerillas, pero en este caso no habría ninguna contravención histórica, pues los molinos ya existían largamente en el siglo XVIII: “nada que los romanos no hayan hecho”, le dirá ella más tarde a Roger. Lo que sí se nota es que nadie allí tiene la menor idea sobre cómo construir uno y eso puede, de todos modos, levantar sospechas…
Pero el dato crucial es que, en su recorrido, encuentran un conjunto de huesos entre algas y piedras planas, lo cual es rápidamente identificado como una práctica de brujería a la que se conoce como “hechizo de amor”: los huesos, por cierto, corresponden a dedos humanos.
En un momento, Lizzie se siente mal, pero no es por el impacto ni la impresión: con sorprendente rapidez de diagnóstico, Brianna lo adjudica a la malaria.
La Contrarrevolución
Jamie está flirteando ideológicamente con los grupos secretos a los que se conoce como “hijos de la libertad” y que están comenzando a promover la independencia. A la vez, defiende al dueño de una imprenta al que están a punto de alquitranar y emplumar por haber difundido prensa afín a la corona británica. ¿Tenemos por fin un Jamie más contradictorio? No: lo que hace en todos ambos casos es defender los valores de la tolerancia, el respeto, etc.
Hay reunión en casa de Flora MacDonald, la cual ha sido promovida por la tía Jocasta (Maria Doyle Kennedy), que también está allí, al igual que John Grey (David Berry), ese oficial británico al que Jamie se encuentra vaya donde vaya: en Inglaterra, en Jamaica o en Carolina del Norte.
Flora, en su condición de heroína, es venerada por los escoceses pero está por la paz, lo cual en sus términos significa ir en contra de la revolución y a favor de la corona británica (los llamados lealistas): paradójico si se considera que fue prisionera de los ingleses tras haber ayudado a escapar a Carlos Estuardo (eso no se comenta en la serie, pero es una realidad histórica).
La tía Jocasta también está plegada a dicha causa, lo cual preocupa a Jamie por el destino que pueda esperarle a ella o a sus posesiones una vez que la revolución estalle.
En cuanto a Flora, resulta que se conocían desde temprana edad con Jamie, por lo cual comienzan a revivir algunas anécdotas de infancia, tras lo cual ella comenta que un ladrón entró al vestíbulo y le robó un collar, pero que fue aprehendido en la calle y recuperado el objeto, aunque faltándole una esmeralda. Ese hecho puntual, que parece no tener relevancia para la trama, reaparece, sin embargo, al final del episodio con mucha más importancia de la que cabría esperar.
Jocasta, en determinado momento, dice no sentirse bien, lo cual, uniendo cabos con lo de Lizzie, podría hacernos pensar que está comenzando alguna epidemia de malaria aunque, de todas formas, su esclava Mary dice que viene teniendo algunos desórdenes mentales que pueden ser señales de senilidad.
Flora, por su parte, da un discurso en el que fundamenta lo que hizo y exalta como acto de valentía la fuga de Carlos Estuardo en lugar de demostración de cobardía, como muchos podrían pensar.
Sostiene que así como una mujer es juzgada por su apariencia, un hombre siempre lo será por sus acciones, tras lo cual hace un llamado a los escoceses a apoyar la paz y la unidad o, tácitamente, no sumarse a la revolución, cosa que preocupa a Jamie pues su amiga de infancia y heroína nacional los está dividiendo.
En conversación con Claire, él se cuestiona sus propia lealtad, afirmando que siempre lo fue a alguien, fuera rey o terrateniente. Ella lo consuela diciendo que, en este caso, está siendo leal a la nueva nación. Faltaría un himno y una bandera barrada haciendo de fondo a sus comentarios, pero ups… aún no existe ninguna de las dos cosas.
Por Quién doblan las Campanas
Brianna amonesta a Roger por el tiempo que pasa con Amy y piensa que el hechizo de amor fue practicado por ella a los efectos de enamorarlo. Él, desde ya, desdeña el asunto y no cree que haya sido ella, aunque se le ve preocupado…
El problema viene cuando ayuda a llevar la flamante campana a la iglesia mientras por el camino Tom Christie recita Las Campanas doblan por Ti, poema escrito en el siglo XVII por el poeta John Donne que inspiraría mucho después el título de una célebre novela de Ernest Hemingway.
Al llegar al lugar, Roger ingresa al edificio para buscar una cuerda y se encuentra con Malva que, quizás poniendo en práctica lo que ha estado fisgoneando, se halla tendida en el piso con el joven Henderson, quien habitualmente ayuda en las tareas de construcción.
Irritado, Roger le echa en cara que afuera están su padre y su hermano pero, ni lenta ni perezosa, ella le amenaza con que si llega a mencionarles algo, saldrá a difundir que lo vio besándose con Amy. No es cierto, desde ya, pero habiendo tantos comentarios en la comunidad, Malva sabe que le creerán y, de hecho, se lo dice.
Extorsionado, Roger no tiene más remedio que callar y la muchacha va, poco a poco, mostrando sus armas (aunque en este caso puntual y para ser honesto, tampoco me caía bien que Roger le fuera a Tom con el cuento).
Amy, más tarde y confirmando aun más la atracción que por él siente, le invita a almorzar junto a ella y su hijo. Roger acepta, pero se muestra incómodo cuando se le insta a ubicarse en la cabecera de la mesa como cuadraba a las familias de la época. Va entendiendo que ha llegado el momento de alejarse algo más de la viuda…
Así, al reencontrarse con Brianna, le comunica que ya no seguirá trabajando en casa de Amy y que delegará el trabajo en Henderson. De ese modo, dice, se podrá dedicar a cuidar más y mejor a los tres, ante lo cual su esposa le comunica que pronto… serán cuatro.
Los Hijos de la Libertad
A pesar de haberle mentido a John Grey al respecto y del emotivo discurso de Flora MacDonald, Jamie ya tiene prácticamente decidido su bando y, obviamente, no es por la corona.
De hecho, planea reunirse en la noche con los hijos de la libertad en una posada, pero antes de que ello ocurra, John le comenta al pasar que los soldados ingleses saben del mitín y caerán allí para detenerlos. Es entonces cuando no tiene más remedio que sincerarse y contarle que, en efecto, también él participará de dicha reunión.
John se siente decepcionado pero, al igual que otras veces, se termina jugando por Jamie, quien obtiene de él la promesa de retrasar lo más que pueda la intervención de los soldados.
En la reunión no hay flores para Jamie sino más bien lo contrario: le recriminan duramente el haber intercedido para defender al dueño de la imprenta, ante lo cual, en su rol de correcto correctísimo y en la moraleja nuestra de cada episodio, les da un discurso aleccionador sobre la libertad de expresión y la protección de la propiedad mientras lo escuchan con rostros de reflexión y culpa. Sospecho que Roland Emmerich debe haber amado esta escena.
A continuación, les advierte sobre la próxima llegada de los soldados y ello permite que la gran mayoría de los revolucionarios logren escapar por una puerta trasera al momento de producirse la misma. Cuando los casacas rojas entran al lugar, encuentran a Jamie jugando al billar con Cornelius Harnett (James Weber Brown), el líder del movimiento. En lo personal, creo que levanta todavía más sospechas el seguir como si nada cuando una guardia armada acaba de irrumpir en el lugar, pero en fin…
La Coleccionista de Huesos
Malva sigue dando noticias, pues a su flamante rol de extorsionadora, agrega otro cargo en su haber. En una precaria vivienda de los bosques, ha muerto el devorador de pecados. ¿Lo recuerdan? Aquel que entrara en el accidentado funeral de la “abuela Wilson” para comer el alimento que sobre su cuerpo, ni vivo ni muerto, habían depositado como parte de un ritual.
Pues bien, no sé si será de tanto pecado que comió o simplemente que Dios lo llamó a su lado, pero el anciano ha muerto en su casilla y nadie se entera. Bueno… digamos que nadie salvo las moscas y Malva que, cada vez más siniestra, le corta un dedo de una mano a la que ya le faltan algunos. Está claro (y creo que se caía de maduro) que el ritual de hechizo de amor cuyos vestigios Brianna y las muchachas hallaron junto al río, no fue practicado por Amy sino por ella.
Viajero Ladrón
En la escena final, vemos que el ladrón antes mencionado por Flora ha sido, en efecto y como contó, capturado y llevado a una celda. Le vemos de espaldas y, para nuestra sorpresa, comienza a silbar la famosa Marcha del Coronel Bogey, a la cual le falta más de un siglo para ser compuesta y que sería popularizada por el filme El Puente sobre el Río Kwai (David Lean, 1957), al punto que muchos la creen compuesta para el mismo.
¿Estamos ante un nuevo viajero del tiempo entonces? Todo hace pensar que sí, aunque no llegamos a ver su rostro porque cuando comienza a girarse, el episodio se termina: ah… y tiene la gema que le falta al collar de Flora MacDonald. La Marcha del Coronel Bogey, mientras tanto, queda sonando con los créditos finales…
Balance del Episodio
Más allá de alguna que otra incongruencia y de que Jamie, en su cansina rectitud, termine haciendo cosas que nadie en su sano juicio haría, ha sido una entrega muy entretenida y, sobre todo, con un rigor histórico bastante importante.
No solo por el ya mencionado caso de Flora MacDonald, sino también por los hijos de la libertad, organización que existió en realidad y que, en la historia norteamericana, tuvo un importante papel en la etapa prerrevolucionaria, al punto que se los suele sindicar como principales responsables del motín del té en Boston. Lo mismo para el caso de Cornelius Harnett que, en efecto, fue un importante activista que se movió sobre todo en Carolina del Norte y acabaría siendo congresista después de la independencia.
Si Malva daba miedo al final de la entrega anterior, ahora parece casi la niña de La Señal. Yo temía que, tras haber visto la escena íntima entre Jamie y Claire, le fuera corriendo con el cuento a Tom, pero viéndolo ahora, me doy cuenta que ese hubiera sido el mal menor, pues al lado de ella su padre está pareciendo un bebé de pecho. Imposible no recordar cada una de sus alusiones al diablo y, por supuesto, subsiste la duda sobre su identidad. ¿Fue su madre quemada por bruja? ¿De dónde salió ella y qué es lo que Tom esconde?
Roger, impensadamente, se está convirtiendo en un personaje interesante o, por lo menos, más lleno de contradicciones. No es, al menos, hasta aquí, el dechado en virtudes que es su suegro, pero lo estamos viendo moverse en una ambivalencia que lo muestra en ocasiones contradictorio, pues el mismo que salvó del río al bebé de Marsali es el que quiso delatar a Malva ante su padre. Solo espero que la noticia del embarazo de Brianna no lo edulcore para mal.
Y en cuanto a Amy, no creo que su interés por Roger decaiga solo porque él le haya enviado un sustituto. Es cierto que lo de él no da trazas de ser inocente: sabe que Henderson, como joven fogoso que es, puede satisfacer los apetitos de la viuda y así, en doble jugada, alejarlo de Malva a la vez que a Amy de él. Pero se me ocurre que si a Amy no le place el “reemplazo” (quiero un punto por el juego de palabras), puede sobrevenir un triángulo o, cuando menos, un conflicto con Brianna.
Claire ha tenido poca incidencia en el episodio, salvo como consejera, fundamentalmente de Jamie. Pero no ha habido noticias de sus alucinaciones ni del éter y seguimos sin saber nada nuevo de los Brown. Ya sé que es mejor que así sea, pero no se ve bien y me intriga saber cómo se posicionarán ante la revolución en ciernes que tanto viene dividiendo los ánimos.
Y en cuanto al viajero del tiempo sobre el final, hago una pregunta: ¿será que no nos han querido mostrar su rostro porque le conocemos?
Sin sobrarle nada, entrega aprobada que nos ha dejado un par de intrigas. Veremos qué nos trae la siguiente. Hasta entonces y sean felices…