Perry Mason ha llegado al final de su segunda temporada. El episodio cierra el caso de los hermanos Gallardo y resuelve las preguntas planteadas, aunque también deja alguna pendiente. Os dejo el enlace a los análisis anteriores y vamos al lío.
Capítulo 16
El episodio se abre con una Camilla Nygaard perturbadora, sometiéndose a una sesión de rejuvenecimiento facial a base de aguijones de abejas, o avispas, que tampoco somos expertos. ¿Qué queréis? Los ricos son así, llenos de excentricidades.
Della se niega a creer que esté implicada en el asesinato de Brooks McCutcheon hasta que Paul y su mujer le traen la prueba de que la mujer de Melville Phipps es la drogadicta que buscaban y que es el abogado quien contrató a los Gallardo. Viéndose acorralado por Mason, Della y Paul, Phipps acaba por colaborar con ellos.
Aquí debo decir que me perdí. No relacioné a la pianista que aparece en los primeros episodios con Phipps. No recordé que era su mujer, o quizás es que no lo dijeron. Vete a saber. Habría que rebobinar, pero a estas alturas ya no es necesario.
El caso es que entre el testimonio de Melville Phipps, el de Ozzie Jackson, el arma del crimen, el robo de fotografías y negativos donde salía Burges y la decisión del juez, Mateo Gallardo se declara culpable, Rafael sale libre para ir a la academia de arte, los malvados no reciben su justo castigo y Perry Mason acaba en chirona. Ya me diréis si no es un bajón.
Incluso si ganas, pierdes
Ese es el mensaje de la temporada si nos atenemos a las declaraciones de Michael Begler, uno de los showrunners de la serie. Según Begler:
«Anteriormente, Lydell le dice a Perry: “Incluso si ganas, pierdes”. Y creo que nos gustó darle la vuelta al final de la temporada, diciendo: aunque Perry pierde de una manera, gana. Ganar significa que entiende ahora qué quiere decir luchar y lo que conlleva, y ese síndrome del impostor que existe al principio de la temporada se ha ido casi todo al final y puede mantener la cabeza alta. Puede colgar esa foto de él y su hijo. Es casi una manera de decir: este es a quien necesito enseñar lo que es la justicia real, lo que es la moral real. Pienso que lo cree en su corazón y creo que eso es lo que nos atraía realmente. Cuando comenzamos la temporada, es un abogado verde. Aún es realmente novato, por lo que no podíamos ir a toda pastilla en llevarle al Perry Mason que todos esperan y creo que ha llevado toda la temporada llegar ahí, lo que es importante.»
De aquí podemos deducir que se han planteado la segunda temporada de Perry Mason al estilo de la trilogía de Spiderman de Tom Holland, en el sentido de que hay un Perry Mason begins en la temporada anterior y una especie de redención y asunción de responsabilidades al final de esta. Aunque insisto, es un final anti-climax y más si tenemos en cuenta que ni ellos mismos saben si tendrá continuidad.
Valoración final de la temporada
Perry Mason nos ha entregado una segunda temporada brillante en cuanto a calidad artística y técnica, destacando su recreación de Los Ángeles en la década de los 30. Igual no era exactamente así como lo pintan pero nos da igual. Cinematográficamente, es lo que nos gusta y lo que buscamos. Nada más podemos añadir en ese aspecto. En cuanto a la historia, ahí si que podemos puntualizar algunas cosas.
En mi opinión, Perry Mason es una serie que podría perfectamente ser lanzada de un tirón. Es de esas que salen perjudicadas en cuanto se lanzan los episodios a uno por semana y no por falta de ritmo (que lo tiene) sino porque al final, como buen producto de género negro, hay en Perry Mason tantos personajes y detalles que es fácil perderse. Cuando llegas al episodio 7 y te sacan un personaje que había aparecido en los dos primeros episodios, más de un mes atrás, ya no recuerdas ni su nombre y hay que tener en cuenta que esto no es una novela, donde “rebobinar” es mucho más fácil.
También nos encontramos con personajes que apuntan a importantes y se quedan en anécdotas, como el caso del Juan Roig, interpretado por Sean Astin; o el del inspector Holbson, del que vemos un atisbo de su vida familiar que no tiene continuación (que queme el casino al final no se acaba de explicar; igual para cobrar el seguro).
La trama oscila entre el retrato costumbrista de Los Ángeles, el desarrollo de los personajes principales, el whodunit de toda la vida y los discursos políticos y sociales. No hay ningún problema en eso, pero en ocasiones acaban por contradecirse unos con otros, con chocar de mala manera. Por ejemplo, no se entiende que Perry Mason sea masacrado en los periódicos (en algunos episodios, porque luego se olvidan de eso) y Juan Roig ni se inmute, no reaccione ante el hecho de que su abogado sea el tipo más odiado de Los Ángeles (y lo llamo Juan Roig porque se me ha olvidado su nombre y me da pereza buscarlo).
El hecho de que esta segunda temporada de Perry Mason haya sido más coral tampoco ha ayudado mucho al personaje principal, que acaba con sus huesos en la cárcel en una escena final que deja un regusto algo amargo. Y lo hace por una decisión que no se entiende, la de guardar la pistola en la caja fuerte. Es algo que viene dado por forzar la trama, necesitaban que la pistola estuviese en la caja fuerte para que así fuese descubierta y Perry acabase en la cárcel, cuando lo más lógico habría sido deshacerse de ella, devolverla al poblado o hundirla en el mar y mucho mejor para Perry y sus clientes.
Es verdad que estas críticas son algo rebuscadas. La serie tiene calidad para dar y regalar pero al no tener mucho que hacer entre episodio y episodio acabas por darle vueltas a estos detalles. Es lo que dije antes de la emisión semanal, que al final perjudica a la serie. Mucho mejor un maratón.
Con esto terminamos. Gracias a los que nos habéis leído y nos vemos en una tercera temporada de Perry Mason. O no porque aún no se sabe nada y Netflix no tiene la exclusiva en cuanto a cancelaciones. Terminamos con la gran versión que Terence Blanchard realiza en este capítulo del tema de la serie original. Un saludo, sed felices.
Amigo Pedro, coincido en que es un 10 en los apartados visuales y técnicos, incluso la actuación del protagonista, Perry Mason, es excelente, pero la trama, el guión se cae a pedazos por todas partes. el capricho de que la trama seas woke, es decir, que hable de minorías empoderadas alabadas por el Hollywood actual, le baja mucho el precio a la historia. Se fuerzan situaciones, y, lo peor de todo, la motivación del gran culpable queda con un gran signo de interrogación. Porqué Camilla mató al hijo de su socio? Porque era malo con las mujeres, y alguien tenía que ponerle un freno. Hmmmm.
Incluso, si Camilla estaba decidida a matar a todo aquel que le pusiera en el camino, porqué fue Della sola a su encuentro, a su mansión? Es una escena que la guionista mujer quería poner, las dos verdaderas protagonista/antagonista de la historia, simétrica a la escena donde Perry va a encarar a McCutcheon padre. Tampoco esa escena tiene sentido, porque si McCutcheon fue capaz de matar a su hijo, cómo no lo va a matar a Mason?????
Hay escenas forzadas, motivaciones centrales de la trama forzadas, diálogos poco creíbles, acciones incoherentes, que le bajan mucho el precio como policial noir, pues es justamente en estos detalles donde los grandes policiales negros toman vuelo.
Veremos la temporada 3 para dónde apunta
Hola Diego. Pues si, la trama tiene alguna que otra laguna. Los motivos de Camilla es verdad que han quedado algo difusos. Lo del maltrato a las mujeres es más bien la excusa y creo que predomina más el que les pudiese chafar el negocio del petroleo. Lo que pasa es que a Camilla la presentan como una especie de Hannibal Lecter en el episodio final y se tiran los siete episodios anteriores esbozando vaguedades sobre el personaje. Eso y lo que comentas de las escenas antagónicas y una trama algo forzada. La serie se salva por su poderosa ambientación. El personaje principal, Perry Mason, enganchaba más en la primera temporada que en esta. Como dices, ya veremos que nos ofrece la siguiente, si es que la hay. Gracias por el comentario y por leernos.