Bienvenidos amigos y amigas a un nuevo repaso a The OA, la mística y misteriosa serie de Brit Marling para Netflix. En esta ocasión vamos a echarle un vistazo al quinto capítulo, Paraíso, que nos llevará desde los festivos tejados de Cuba hasta milagros y portales inter-dimensionales. ¿Preparados? Pues poneos el cinturón porque The OA despega ya mismo.
Este quinto episodio comienza de forma inesperada, con nuestro ‘querido’ doctor Hap recorriendo las coloridas calles de La Habana, repletas de transeúntes y edificios desgastados al ritmo inconfundible de una guitarra española. Nos preguntamos ¿Es esta la historia de su pasado?, si no fuera así ¿Por qué razón habrá viajado tan lejos? La respuesta no se hace esperar: nuestro científico loco está de caza y su quinto ‘Ángel’ es Renata, una guitarrista local interpretada por la maravillosa Paz Vega (Lucía y el sexo, Spanglish). Veréis, la chica lleva practicando sólo tres años, pero decir que toca como una profesional es quedarse corto ¿Su secreto? Como ya habréis adivinado tras una ECM (experiencia cercana a la muerte) volvió con un perfecto talento musical. Hap la tienta con la promesa de una vida en Estados Unidos, pero el buen juicio de la joven le deja plantado y con la necesidad de formular un nuevo plan.
En el presente podemos ver otro fragmento de la vida de Alfonso. Ya sabemos que ha de ocuparse de sus hermanos, pero es la relación con su madre lo más desconcertante. Si bien esta se comporta de forma aparentemente egoísta, ‘aquejada’ de los nervios y delegando toda la responsabilidad en su hijo, creo que es indudable que se siente orgullosa de él y lleva razón diciéndole que sus logros son importantes, pero no definen al hombre que llegará a ser un día. Volviendo al pasado, Hap ha elucubrado un plan maestro: raptar a Renata y de paso romper el hermanamiento de nuestro grupo de cautivos, todo utilizando a un traumatizado y vulnerable Homer. Tras ser llevado a Cuba y probar el dulce sabor de la libertad, nuestro héroe intenta huir en una escena cuya paranoia no tiene nada que envidiar a ningún thriller, sólo para darse cuenta de lo fútil de la situación. Se encuentra atado por cadenas invisibles, aunque lograse escapar todo lo que conseguiría es ser tomado por loco.
Homer acepta contra su voluntad ayudar a raptar a Renata. Cuando la situación se calienta y acaban teniendo sexo, Hap aprovecha para grabarlo y enseñárselo a los demás presos a modo de tortura psicológica. Creo que a estas alturas está más que claro que Hap siente algo por Prairie y no solo espera hundir la ‘rebelión’ de sus conejillos de indias, sino también separarla de Homer. En estas escenas podemos ver la curiosa interacción entre los dos lados de Hap, por un lado nos muestra signos de humanidad compadeciéndose ante la total disfuncionalidad del pobre Homer y permitiéndole disfrutar de su ‘momento’ con Renata pero por el otro le utiliza de manera retorcida para sus fines. Al final consigue su objetivo y Renata pasa a formar parte de nuestro elenco de cautivos, como Khatun había profetizado, al final deberán ser cinco si es que quieren tener alguna posibilidad de escapar.
En el clímax del episodio Hap somete a un débil Scott a su experimento. Temiendo por su vida, este intenta detenerle contándole lo que cree que quiere saber, incluso que Prairie ha recuperado la vista. Distraído y traicionado, Hap le mata accidentalmente y deja su cuerpo en la celda como lección. Desesperados, Prairie y Homer comienzan a ejecutar el sinuoso baile que han estado practicando, los movimientos del otro lado que les han sido revelados durante sus ECM. Tras una noche entera de danza ante el cuerpo muerto de Scott (en el que podemos reconocer un claro simbolismo cristiano, pareciendo este una imagen religiosa de Cristo tras la pasión) ocurre el milagro. Su sangre derramada, como si se tratase de una imagen marcha atrás, vuelve a entrar en su cuerpo y resucita con una profunda inhalación ante la atónita mirada de todos. El mensaje que trae es esperanzador: existen cinco movimientos que pueden hacer cosas inimaginables, cinco personas sincronizadas pueden abrir un portal hacia otra dimensión, y hacia su libertad.
Valoración
En mi opinión Paraíso es uno de los mejores episodios hasta el momento. Juega una de las cartas más interesantes de la serie, el proponernos como ya hizo con Rusia, un escenario internacional. Si bien breves todas las escenas de La Habana, desde el concierto hasta la tensa huida del hotel, son exquisitas y nos devuelven la frescura tras varios capítulos centrados en los interiores de la casa de Hap y la prisión de nuestros protagonistas.
A nivel de desarrollo de personajes volver al presente sigue suponiendo un duro un trago. Me da la sensación de que las historias de Steve, French y el resto no llegan a cuajar, aunque puede que sean simplemente demasiada distracción teniendo en cuenta lo interesante que está la historia de Prairie. En cualquier caso, es interesante ver como el ‘estrafalario grupo de inadaptados’ que conforma el grupo de acólitos de OA se está convirtiendo en algo muy parecido a una ‘familia fuera de la familia’ y estoy seguro de que sus historias cobrarán más sentido según se vayan desarrollando sus tramas.
Este es también el primer episodio en el que podemos ver un elemento claramente sobrenatural más allá de posibles alucinaciones o estados alterados de conciencia. Esto recalca la naturaleza de Prairie como una narradora poco fiable y nos obliga a preguntarnos si su historia es verdad, mentira o una mezcla de ambas. En lo que concierne a los ‘movimientos’ seguro que habrá más de uno que levante la ceja anta la noción de la danza como un elemento esotérico capaz de realizar diversos portentos ‘mágicos’, pero a un servidor le parece una elección arriesgada y novedosa -al menos desde un punto de vista estético- que encaja perfectamente con la identidad excéntrica de la serie.
Bueno, hasta aquí el repaso de esta semana. En los próximos capítulos veremos cuál es el destino que les espera a Prairie y a sus amigos tanto en el pasado como en el presente.
Hasta entonces pasadlo bien y, como siempre, ¡sed muy felices!