Ingresamos a la segunda mitad de esta primera temporada de The Walking Dead: Daryl Dixon con un cuarto episodio titulado La Dame de Fer (La Dama de Hierro), que no hace referencia a Margaret Thatcher sino a la Torre Eiffel y marca, al parecer, la despedida de París en cuanto escenario a la vez que la afirmación de Daryl como líder a pesar suyo. La serie, creada por David Zabel, es emitida por AMC+.
Hola otra vez, caminantes del apocalipsis. Nuevamente aquí para analizar una nueva entrega de The Walking Dead: Daryl Dixon, en este caso cuarta de la primera temporada, lo cual significa que nos restan solo dos para concluir la misma. Más introspectivo que el anterior, aunque también con algunas buenas escenas de acción, el episodio avanza en los conflictos de algunos personajes a la vez que mantiene hermetismo en el pasado de otros y deja cada vez más claro el rol de Daryl como guía y protector del niño que en tantos genera esperanza.
Pasemos ya mismo al análisis, no sin antes dejar de advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni de recordar que pueden pinchar en los respectivos links para leer nuestros análisis previos, tanto de esta como de las otras series de la franquicia.
Análisis de The Walking Dead: Daryl Dixon
Análisis de Fear The Walking Dead
Análisis de The Walking Dead: World Beyond
Análisis de Tales of the Walking Dead
Análisis de The Walking Dead: Dead City
Las Palomas son Libres
El comienzo es algo extraño, pues ver a Daryl recluido en una celda nos hace pensar que algo ha ocurrido desde que la azotea se hundiera bajo sus pies o bien que los de Genet le han finalmente capturado. Fuera de la celda está Laurent mientras, ante la desesperada impotencia de Daryl, el lugar se comienza a llenar de caminantes. Por mucho que haga ruido tras las rejas para llevarlos hacia él, van directamente hacia el niño, que no da visos de intención de moverse.
Pero una vez que le rodean y Daryl da tristemente por sentado su final, vemos a los caminantes apartarse de su paso, lo que pareciera confirmar el rol de Mesías que la Unión de la Esperanza le otorga. Sin embargo y lejos de hacer algo por liberar a Daryl, el niño acaba yéndose con los caminantes y de repente nos damos cuenta que todo ha sido un sueño que, en todo caso, deja claro que Daryl siente algún tipo de vínculo con Laurent. O que en su inconsciente, y aunque lo niegue, acepta que hay en el niño algo especial…
Pero Daryl no se halla en ninguna celda sino bajo el agua y, tras librarse a duras penas del ataque de dos caminantes subacuáticos, sale con el último aliento a la superficie mientras en lo alto ve el hueco a través del que ha caído. Si ya es extraño que estuviera inconsciente sin ahogarse, más aún lo es que haya sido mordido sin consecuencias a la vista…
Mientras deambula por las calles de París plagadas de caminantes, observa las ventanas de los edificios y, como una flor entre tanta borrasca, distingue a una muchacha que, indiferente ante la muerte a su alrededor, ejecuta plácidamente a Bach en el violonchelo: la música, una vez más y como en el capítulo anterior, sobrevive al apocalipsis…
Pero no solo caminantes hay en las calles; también las patrullas de Genet de las cuales debe esconderse y el bueno de Antoine, a quien encuentra capturando palomas para criar como mensajeras.
La repentina llegada de un vehículo hace que deban esconderse, pero cuando los hombres armados intentan llevarse las palomas, Antoine sale de su escondite con la intención de frenarlos y termina asesinado. Nos da pena e ira, tanto como a Daryl, que se encarga de ellos y, en un último acto de compasión por el pobre y moribundo Antoine, libera a las palomas…
Antes de morir, no obstante, le llegó a dar ubicación de la calle Manuel, donde se halla el antiguo apartamento de Isabelle y, en efecto, allí la encuentra. Hay abrazo de reencuentro pero, por desgracia, ella no tiene noticia del paradero de Laurent. Daryl, no obstante, imagina adónde puede haber ido…
La Esperanza es Peligrosa
En la comunidad, Genet y Codron están a la búsqueda de datos sobre “el americano”. No los obtienen pero, en su ingenuidad, los miembros de la misma les ponen al tanto de la presencia de Laurent en París.
La noticia cambia el semblante a Genet que, al parecer, sabe de él. En su discurso, débiles y crédulos han llevado a la situación actual, siendo el niño peligroso por dar a los mismos falsas esperanzas. Paradójicamente, logra calmar a un bebé que llora y se me ocurre que esa escena debe tener connotaciones que aún no conocemos, probablemente en relación con el pasado de Genet. Codron, en tanto, se compromete a encontrar al niño.
Clima de Cacería
En el Demimonde, Quinn se muestra nervioso mientras bebe whisky. Anna, la cantante del lugar con quien al parecer sostiene una relación, se muestra incómoda por considerar que la misma se ha enfriado desde la reaparición de Isabelle. Intenta convencerle de que se ha ido y las mujeres no vuelven sin una buena razón, lo cual deja a Quinn pensando…
Por otra parte, es puesto al tanto de que “el americano” ha escapado, aunque incidentes en Montmartre parecieran indicar que sigue en París. Pero no está fácil capturarle porque los guerrilleros le andan detrás y no solo a él, sino también al niño, lo que hace que el rostro de Quinn se ensombrezca una vez más…
Mazas y Cerdos
Laurent, en efecto, ha ido a la Torre Eiffel, ya que ese es el lugar en que su madre aparece en la fotografía que le entregara Isabelle. Bajo la mocha y desvencijada efigie de hierro hay una hilera de bolsas a modo de barricada y, detrás de la misma, caminantes que comienzan a salir apenas advertida su presencia.
Nos preguntamos en ese momento si ocurrirá lo mismo que en el sueño de Daryl y le acabarán pasando de largo, pero no llegamos a saberlo porque justamente este último, en compañía de Isabelle, llega en auxilio tras haber deducido su destino. Blandiendo una maza medieval (recuerdo del pobre Antoine) da cuenta de unos cuantos cráneos mientras Isabelle aporta lo suyo con una gran cuchilla.
Laurent, escondido, es sorprendido por un zombie que está a punto de hincarle el diente, pero alguien le salva y no es Daryl ni Isabelle, sino sujetos armados que lo cargan a un vehículo por mucho que la pareja intente impedirlo. Suponemos inicialmente que pueden ser hombres de Genet, pero no se corresponden atuendo ni modus operandi, lo que lleva a pensar en Quinn…
Daryl e Isabelle alcanzan a capturar a uno y le someten a interrogatorio. Ella quiere ir por las buenas, pero solo obtiene negación y desprecio, lo cual impacienta a Daryl, que cambia drásticamente el método y, mientras cuenta la historia de un enano que torturó a cuchilladas a su cerdo, hace lo propio con el cautivo, que se retuerce en agonía mientras Isabelle observa con ojos consternación, pero sin tampoco hacer nada al respecto.
Vaya: no es que Daryl fuera antes un monje budista, pero no le habíamos visto tal grado de sadismo, lo que acaba de confirmar que está cambiado. Por lo pronto, obtiene la información que hay un camino para acceder al Demimonde. En cuanto a la historia del cerdito, confiesa a Isabelle que la inventó…
Por Amor al Arte
Laurent ha sido llevado al búnker de Quinn y rápidamente se da cuenta que es su padre. Este quiere convencerle de que está seguro a su lado y pronto también Isabelle, lo cual provoca un gesto adusto en Anna al confirmarle con qué intenciones quería al niño.
Por otra parte, Genet llega al lugar convocada por Quinn para negociar por el americano. La sorprende al rechazar en transacción un alijo de armas y preferir en cambio la Pasarela Japonesa de Monet, que sabe que tiene en su poder: está claro que quiere complacer a Isabelle. Genet acepta mientras, en giro demasiado obvio de tan nazi, dice considerar al impresionismo como “arte degenerado”. Sigue, de todos modos, obsesionada con hallar al niño, pero Quinn nada dice de que lo tiene consigo.
Rescate y Fuga
En el cementerio, Daryl e Isabelle planean la entrada al Demimonde con los miembros de la Unión de la Esperanza mientras un barquero aguarda en la ribera del Sena para llevarse al niño una vez rescatado. Fallou da una arenga sobre comportarse en unidad, “entrar como uno y retornar como uno“, aunque no se entiende por qué la inicia en francés y la acaba en inglés…
Lo de Sylvie y Emile ya es casi relación formal y así se lo confiesa ella a Isabelle, como también que ha decidido quedarse en París para aportar a la comunidad que él está construyendo. El tema, obviamente, lleva a Isabelle a pensar cuál es para esta altura su real vínculo con Daryl.
Este, mientras tanto y llevando como guía a su prisionero, ingresa por un túnel que, según le dice, es peligroso por estar recorrido por “hambrientos”: de hecho, lo deja a merced de ellos una vez que le ha indicado el camino. Como distracción, el resto del grupo realiza en las vías del metro un ataque con bombas molotov que remite mucho a otros tiempos de la historia de Francia, a partisanos y a resistencia…
Daryl logra ingresar al Demimonde y encuentra a Laurent con Anna. Esta los apunta con un arma, pero acaba conminándoles a marcharse: está claro que se mezclan empatía con el niño y necesidad de sacárselo de encima.
Cuando Quinn se da cuenta que el ataque con molotov ha sido una distracción, va tras su hijo y se cruza en lucha cuerpo a cuerpo con Daryl, quien lo noquea y está a punto de degollarlo, pero se detiene al percibir que Laurent lo está viendo. De hecho, hay en el niño cierta vacilación en acompañarle cuando ve a su padre tendido, pero finalmente lo hace…
Llegan hasta la embarcación que espera en el río y Fallou les pone al tanto de que Genet está cerrando todas las salidas de la ciudad. En vista de ello, Isabelle manifiesta que necesitará influencias para que puedan pasar y lo mejor será, por lo tanto, que se quede en París para calmar los ánimos de Quinn y conseguir que mueva los hilos en tal sentido. En todo caso, dice, ya habrá tiempo de escapar de él llegado el momento.
Por mucho que Daryl se oponga, ella le delega entonces la misión de llevar a Laurent a salvo al Nido, además de prometer al niño hacer todo lo posible por llegar a él. Así y tras una sentida despedida, tanto Isabelle como Sylvie quedan a la vera mientras el bote zarpa y, desde el mismo, Daryl y Laurent divisan la Torre Eiffel en claro símbolo de despedida, además de quedarse la mirada del primero prendida de una réplica de la Estatua de la Libertad que, claramente, le deja pensando si acabará finalmente por llegar a su hogar.
Isabelle, en tanto, se dirige al Demimonde y a la barra del mismo se reencuentra con Quinn mientras Anna la mira con ojos de frustración y de uno de los muros cuelga una pintura de Monet que, por cierto, no es la Pasarela Japonesa…
Balance del Episodio
Sin estar a la altura de la anterior ha sido una buena entrega que continúa afirmando en su rumbo a la serie: de ritmo más relajado e introspectivo, pero a la vez con buenas escenas de mazas reventando cráneos o ataques partisanos a pura molotov. A propósito: no creo que la referencia a la resistencia francesa sea solo ocurrencia mí, pues los fusiles a la espalda evidencian claro homenaje.
Quinn se revela como personaje interesante y enigmático, con muchos problemas para equilibrar afectos y emociones. Su amor (u obsesión) por Isabelle le lleva a hacer cosas incluso en contra de los propios intereses del grupo que preside y no está del todo claro si prefiere quedarse con ella o con el niño: la sensación es que con ambos, pero puesto a elegir, puede dejar ir a su hijo.
Ello nos lleva a una pregunta: ¿accederá al deseo de Isabelle de permitir que Laurent salga de París en compañía del sujeto que le noqueó? Y aun si así fuera, ¿hasta qué punto está realmente en condiciones de negociar con Genet cuando no ha conseguido capturar al americano?
Y en cuanto al niño, ¿cuál es la real significación del sueño de Daryl? ¿Es posible que sea inmune a los caminantes de algún modo? Lo que está claro, por lo pronto, es que, a pesar suyo, Daryl ha quedado convertido en su protector, pero no está seguro de ser el indicado para ese rol. Se me ocurre que esa imagen suya detrás de las rejas ha sido más que un sueño o una visión y que en algún momento veremos algo parecido, como también que tanto él como el niño volverán a encontrarse con Isabelle, aunque no puedo imaginar en qué circustancias, sobre todo de parte de ella.
Aunque no entendí bien el sentido de la barricada en torno a la Torre Eiffel ni qué hacían allí esos caminantes, París ha dado en estos dos últimos episodios un marco magnífico para la historia y, de hecho, lamento que posiblemente vayamos a dejarla si, como presumo, lo que queda en los últimos dos episodios de la temporada es el viaje de Daryl hacia el Nido junto a Laurent.
No termina de entenderse todavía el papel de los villanos. Esa escena en la cual Genet calmó a un bebé me ha dejado algo confundido y con la impresión de que no ha sido incluida al azar: quizás haya en su pasado alguna historia que no conocemos y sea, probablemente, el origen de sus resentimientos. Por otra parte, algunas relaciones con el discurso nazi me parecieron excesivamente obvias y literales, así como cada vez más desdibujado el papel de Codron, que parecía destinado a tener otro peso después del primer capítulo.
Ah, y si hablamos de pasados, no estoy convencido de que la historia sobre el cerdito haya sido tan inventada como Daryl dijo: tal vez haya también en su historia personal algo que aún no conozcamos a pesar del tiempo que llevamos viéndolo en la franquicia y no en vano esta serie ha sacado a luz aspectos de su personalidad de los que no estábamos tan al tanto.
En concreto, insisto, una buena entrega, interesante en el manejo de los simbolismos y de los conflictos internos de los personajes, particularmente de Daryl, Isabelle, Quinn y Anna: gran trabajo, por cierto, el de Lukerya Ilyashenko.
Nos quedan solo dos episodios y habrá que ver si alcanzan para que la temporada nos dé todas las respuestas que están faltando o si, por el contrario, se están reservando varias para una segunda…
Hasta la próxima y sean felices…