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Crítica de Bitelchús Bitelchús (2024), regresa el mejor Tim Burton

Ya está disponible en cines Bitelchús Bitelchús (2024), la nueva película de Tim Burton que recupera casi cuarenta años después de Bitelchús (1988) al mítico personaje interpretado por Michael Keaton, conservando su espíritu y marcada estética sin caer en el constante fan service. Una secuela tardía pero divertidísima que repunta la carrera de su director.

Tráiler de Bitelchús Bitelchús (2024) de Tim Burton

Tras una inesperada tragedia familiar, tres generaciones de la familia Deetz regresan a Winter River. La vida de Lydia (Winona Ryder), todavía atormentada por Bitelchús (Michael Keaton), da un vuelco cuando su rebelde hija adolescente, Astrid (Jenna Ortega), descubre la misteriosa maqueta de la ciudad en el desván y el portal al Más Allá se abre accidentalmente. Con los problemas que se avecinan en ambos reinos, es sólo cuestión de tiempo que alguien diga el nombre de Bitelchús tres veces y el travieso demonio regrese para desatar su propio caos.

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Póster de Bitelchús Bitelchús (2024) de Tim Burton

Un divertimento refrescante

Al conocer la noticia de una segunda parte de Bitelchús (2024) tan repentina y tardía, teniendo en cuenta además el panorama cinematográfico actual copado por las franquicias comerciales, las alarmas del desastre saltaron. Era fácil caer en el guiño constante a su predecesora o no conseguir el ingenio cómico suficiente para despuntar. No obstante, Burton y su maravilloso equipo de guionistas (Alfred Gough, Seth Grahame-Smith y Miles Millar) logran una película hilarante en todos sus aspectos, que puede contemplar incluso hacerle frente a la original, aunque las comparaciones son odiosas y, realmente, esta secuela no existiría sin la de 1988.

Bitelchús Bitelchús, ofrece todo lo que puede esperarse de ella. Recupera el espíritu grotesco pero jocoso (tan Burton) de la primera, con un Keaton entregadísimo en su papel y un imaginario a nivel conceptual de personajes y universo “no muerto” y artístico impresionante, muestra de que la creatividad del equipo de Burton no parece tener fin.

La película fusiona todas estas virtudes en un producto tremendamente divertido para todas las edades —aunque hay algunas líneas algo subidas de tono— que disfrutarán más los fans de la original por sus recurrentes pero comedidas conexiones, pero también los nuevos espectadores por sus ocurrencias y solvencia narrativa.

Es impresionante el ingenio en cada una de las decisiones de guion, tanto para construir la línea de continuidad con la anterior película como en otras acciones aisladas. Aunque el destino de los personajes de Alec Baldwin y Geena Davis no es demasiado certero, el de Charles Deetz (padre de la familia Deetz) da comienzo en cierta forma a los sucesos de Bitelchús Bitelchús y brilla por la forma tan inteligente en que la narración se adapta a la particular circunstancia de no contar con el actor (Jeffrey Jones) para la película.

Así mismo, cada uno de los múltiples personajes tiene una función y un desarrollo coherente dentro del tono de una alocada narrativa que no tiene mucho sentido de por sí, haciendo de la historia una narración más poliédrica. Pienso en el detective/actor frustrado al que da vida un Willem Dafoe como siempre soberbio (habría que analizar la carrera del estadounidense y valorarla como una de las mejores y más versátiles del momento) o Jeremy (Arthut Conti) y su inesperada faceta oculta. 

Estos personajes tan distintos entre sí, se van relacionando a lo largo de la película en un ambiente generalmente acelerado entre persecuciones y maniobras in extremis para llegar a un sitio o salvar a alguien de la muerte —una mecánica que dinamiza bastante el ritmo de la narración—, hasta que el mundo se detiene unos instantes en una iglesia para dar pie al insuperable clímax en forma de número musical nupcial de Bitelchús Bitelchús. 

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Conclusión

Bitelchús Bitelchús es una secuela tremendamente tardía que sorprende por su frescura y capacidad de divertir por encima de lo esperado sin necesidad de rendirse constantemente al fan service. Un Michael Keaton tan entregado como en la de los ochenta hace gala de su enorme talento, apareciendo las veces justas (igual que en la anterior) con los gags precisos para provocar la carcajada.

Si la carrera de Burton parecía caer en picado su nueva película viene a salvarla, en reputación y en taquilla (una recaudación global de 145 millones de dólares en su primer fin de semana que supera con creces el presupuesto del filme). Una cinta sin pretensiones intelectuales (como algunos quieren achacarle), en el buen sentido, que viene a dar un golpe sobre la mesa a favor de las secuelas y el cine de entretenimiento. ¡Ojalá que Burton cierre trilogía!

Muchas gracias por leerme e ¡id al cine!

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Darío Serrano Gómez
Darío Serrano Gómez
Apasionado del cine en constante aprendizaje. Me gusta ver películas y escribir sobre ellas.
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