Bienvenidos un sábado más a la sección de los amantes del cómic. Bienvenidos a El cómic de la semana. Esta web tenía una deuda pendiente con uno de los mejores cómics de los últimos años y hoy la vamos a saldar. Estamos hablando de Black Hammer, el cómic de Jeff Lemire, Dean Ormston y Dave Stewart publicado en España por la editorial Astiberri.
Bienvenidos a la granja
Black Hammer nos traslada a una misteriosa granja y sus alrededores, donde un grupo de superhéroes han quedado aislados, prisioneros de un misterioso campo de fuerza invisible que no les permite ir más allá. Los habitantes del pueblo cercano son ajenos a eso; es más, no han oído hablar jamás de los superhéroes ni de la épica batalla que acabó transportándolos allí. Los protagonistas ni siquiera saben si derrotaron a su enemigo ni si hay un mundo exterior más allá de su cárcel. Tras diez años atrapados, algunos se han adaptado perfectamente a la nueva situación y otros han sido incapaces, lamentándose continuamente de su destino. Pero el mundo exterior sigue allí y la hija de uno de ellos hará todo lo que sea necesario para encontrarlos.
Así, a lo largo de los dos primeros tomos que han sido publicados hasta ahora, conoceremos a Abraham Slam, Golden Girl, Barbalien, Talky-Walky, Madame Libélula y el Coronel Weird, sabremos quienes eran y quienes son ahora, sus aspiraciones pasadas y futuras, mientras el misterio que les ha llevado hasta la granja sobrevuela todos los números. Todo esto señala lo que es obvio: Black Hammer es una serie de personajes, de superhéroes muy humanos, donde prima más la introspección que la acción, aunque no está exenta de ella.
El guionista Jeff Lemire retrata perfectamente a todos los personajes y consigue algo muy difícil: que nos encariñemos con ellos en unas pocas páginas. Al mismo tiempo realiza un claro homenaje a los cómics de superhéroes partiendo de un punto que muchos han olvidado: el respeto. Las páginas de Black Hammer están pobladas de múltiples referencias a personajes y situaciones que muchos ya conocemos: desde el Capitán América al Capitán Marvel, desde los Nuevos Dioses de Jack Kirby al Asgard marveliano, Lemmire demuestra que conoce perfectamente el género, que se sirve de él y que no está aquí para deconstruirlo sino para construir algo nuevo y mejor sirviéndose de los cimientos que pusieron muchos otros antes que él. A pesar de las comparaciones que abundan por internet, Black Hammer no es Watchmen ni pretende serlo.
Para conseguir su objetivo, Lemire se complementa perfectamente con el dibujante Dean Ormston y el colorista Dave Stewart, con la colaboración especial en el segundo tomo del español David Rubín. Dean Omston tiene una narrativa perfecta y aunque a primera vista no parezca un dibujante espectacular, su estilo se acopla como un guante a la historia. Es obligado señalar las diferencias entre el tono de los sucesos que acontecen en el presente, en la granja, mucho más realista, con los que tienen lugar en el pasado, un pasado que no oculta su estética más simplista y naíf, propia de los cómics que iniciaron el género, allá por la década de los 40 – 50 del siglo pasado.
No sólo superhéroes
Black Hammer es una gran serie que os invito a descubrir. Sin embargo, al mismo tiempo me surje una duda: ¿es capaz de conectar con aquellos lectores ajenos al mundo de los héroes en mallas?. Como ya he dicho, son múltiples las referencias y guiños a otros cómics con muchos años de historia. Como lector del género, me lo ha pasado muy bien reconociendo a los personajes y situaciones en otras que ya conocía pero no se si alguien ajeno a este mundillo sería capaz de disfrutar de la obra como yo la he disfrutado. Quiero pensar que si porque Black Hammer no trata sólo de superhéroes atrapados y misterios sin resolver. Black Hammer trata de muchas otras cosas. Black Hammer trata del paso del tiempo, de la juventud y la vejez, de como transitamos por la vida, de quienes somos realmente y de como nos mostramos ante los demás. De responsabilidades, de buscar nuestro lugar en el mundo, de construir y no de destruir, de ser sinceros y de ser aceptados. De todo eso y seguro que de más cosas habla esta serie. Aun quedan cosas por contar en el género y este cómic demuestra que se pueden contar de forma honesta y respetuosa. No en vano, como os contábamos en este artículo, la serie ha sido nominada a los premios Eisner a la mejor serie regular, al mejor guionista (Jeff Lemire) y mejor dibujante (David Rubín). Un saludo, sed felices.
Un último apunte
Si habéis llegado hasta aquí, tengo que deciros que me reafirmo en todo lo que he escrito anteriormente. Sin embargo, hay que reprocharle a Jeff Lemire una cierta morosidad en el desarrollo de la historia. Y es que si, los personajes están muy bien escritos y desarrollados, hay misterio, hay emoción y se tocan muchos temas pero pasar , lo que se dice pasar, no es que pasen muchas cosas. Tanto es así que empezamos en la granja y en el último número seguimos en ella. Por si fuera poco, la serie sufrió un parón en septiembre – octubre del 2017 para ser relanzada en abril – mayo de 2018 con un nuevo título, por lo que todos los que esperábamos con ansia más números de Black Hammer nos hemos quedado con las ganas. Fueron 12 números que, si los comparamos con los 12 números de Watchmen (con la que se ha comparado la serie por aquello de hacer una cierta deconstrucción de los superhéroes) podemos sorprendernos de lo mucho que contó Moore y de lo poco que cuenta Lemire. Será la moda.