Netflix ha estrenado El sindicato, película de aventuras dirigida por un tal Julian Farino y protagonizada por Mark Wahlberg, Halle Berry, J.K. Simmons, Mike Colter y Jackie Earle Haley, todos en plan “coge el dinero y corre”. Como suele ser habitual en la plataforma, la cinta pasará a engrosar rápidamente el fondo de armario de películas olvidables y olvidadas. Vamos al lío.
Espías como nosotros
Roxanne Hall (Halle Berry) es una espía buenorra que pertenece a El sindicato, un grupo formado por espías currelas que no pertenecen a ninguna otra organización. No han sido reclutados en Harvard o Yale y más bien parecen empleados de un Mercadona. Vamos, que glamour cero.
En su última misión en Italia, su grupo es masacrado cuando intentan recuperar un archivo que contiene el nombre de todos los espías del mundo mundial. Como es evidente que se ha producido una filtración, Roxanne debe reclutar a alguien ajeno al mundillo y recurre a un antiguo novio de instituto, Mike McKenna (Mark Wahlberg).
Para que quede claro lo de los espías currelas, Mike tiene sus ya cuarenta y largos años, vive con su madre en su casa de toda la vida, trabaja en la construcción, merienda encaramado a una viga a mil metros de altura o más (o menos, que más da), es de New Jersey y por si no queda lo suficientemente claro su origen proletario, cuando va a trabajar suena The Promise Land de Bruce Springteen a toda mecha.
Atraído por Roxane y sus encantos (ya sabéis, tiran más dos tetas que dos carretas), Mike se apunta a ser agente secreto, compartiendo aventuras con tipos como El Capataz (Jackie Earle Haley), que antes de ser un Q de Hacendado trabajaba de capataz en Amazon, moviendo paquetes de acá para allá. Con estos mimbres ya os podéis imaginar lo que ha quedado.
Un nuevo churro netflixiano
¿”Netflixiano” existe? Bueno, si no da igual. Supongo que se entiende. El sindicato es el enésimo intento de Netflix de facturar una película de acción repleta de actores famosos, haciendo control+c, control+v de aquí y de allá y que al final huele a aceite quemado, como en las churrerías.
Empezamos con el nombre de El sindicato, que en inglés es The Union y que remite (sobre todo en español) al The Syndicate de Misión Imposible: Nación Secreta y seguimos por el personaje de Halle Berry, una Jinx Johnson con menos gracia. Por si fuera poco, la química con Mark Wahlberg es nula, algo habitual con cualquier pareja que le pongas al lado al actor, a quién podríamos intercambiar en cada película por un maniquí articulado y no notaríamos la diferencia.
Rematamos el plato con diálogos de traca, una trama previsible (que levante la mano quién pensaba que el personaje de Mike Colter la había palmado), con actores desaprovechados (de verdad, que J.K. Simmons ha ganado un oscar; ¿tan necesitado anda de dinero?), escenas de acción del montón y una iluminación y fotografía digna de una serie española de Antena 3 o Telecinco (y por si nos lee gente de más allá de los mares, no, no es un halago).
Y aún así, El sindicato se ha posicionado entre lo más visto de la plataforma, aunque es algo normal. Películas como esta, en Netflix, las tenemos cada mes, llegan a lo más alto y luego a otra cosa. Algún día haremos un ranking: películas de acción de Netflix. Seguro que nos re-encontramos con auténticas joyas.
Mejor será que se dejen de supuestas superproducciones palomiteras y se dediquen a sus series, que últimamente con las de acción habían acertado. Nos leemos en otros posts. Un saludo, sed felices.
