En el Universo Marvel pocas veces sus héroes se preocupan por los problemas que nos acontecen a los mortales de sus lectores más allá de combatir la delincuencia. Puede que esto esté cambiando pues La Casa de Las Ideas se enfrenta a la amenaza del calentamiento global en la primera entrega de su nueva serie dedicada al Doctor Doom.
La serie donde el Doctor Doom es protagonista comienza con Reed Richards y Tony Stark anunciando que han hallado una solución para zanjar uno de los problemas que mantiene en vilo a buena parte de la humanidad como es el calentamiento global. Dicha solución pasa nada menos que por crear un agujero negro en la luna hacia donde se dirijan todos los deshechos creados por la Tierra y así evitar la contaminación en el planeta y el cambio climático. Este acontecimiento curiosamente ha creado cierto debate en USA donde ya se ha estrenado el cómic. Muchos ahora se preguntan por qué los súper héroes hasta ahora nunca se habían ocupado de resolver estos asuntos de tamaña magnitud mientras que otros lectores piensan que es mejor que el Universo Marvel sea un lugar liberado de estas cargas para que todo se centre en la lucha del Bien contra el Mal.
Aunque Marvel no siempre ha dado de lado a estos problemas, las veces que los ha acometido siempre ha sido de manera sesgada y como puente para otra trama subyacente. Por ejemplo, los miembros de la Phoenix Force se escindieron en cinco potentes divisiones que conquistaron el mundo y acabaron con el hambre, las guerras y suministraron de energía ilimitada al planeta. Todo esto habría resultado perfecto de no ser por el pequeño detalle de que esos supuestos libertadores eran los malos de la trama. Así que hubo que derrotarlos y devolver la libertad a las naciones y con ella los males solventados y que no se volvieron a acometer. Así, cuando Marvel toca estos problemas y su posible solución siempre suele ser a costa de perder la libertad y los derechos humanos. Pero nunca se pone a las mentes privilegiadas que son capaces de crear una armadura voladora u otras genialidades, a trabajar duramente para encontrar la solución a las amenazas globales que nos afectan a todos.
Parece ser que un Universo utópico lleno de fantasía, trajes, capuchas, mutantes y villanos, pero libre de problemas de una dimensión más terrenal, es más fácil de gobernar para los creadores de historias. Y puede que deba ser así. Siento cierto alivio cuando abro las hojas de un cómic y los temas cotidianos que me laceran al escuchar las noticias desaparecen. Aquí sólo hay buenos que se sacrifican por proteger a los inocentes y detener a los malos cuyas intenciones suelen ser las contrarias. Y tengo esa cálida certeza de que al final el bien triunfará y los villanos una vez más serán derrotados. Al final de la jornada nuestro héroe vuelve a casa a curarse las heridas y mañana el sol volverá a dorar los tejados de su ciudad. Prefiero pensar que en este Universo los héroes con mente privilegiada no dedican su tiempo en resolver problemas de la magnitud que nos ocupa porque simplemente no existen. Su mundo está desposeído de las preocupaciones que nos afectan en esos términos y por eso pueden focalizar su esfuerzo en las tramas a pie de calle que se le plantean. De lo contrario todo lo que nos han vendido estaría en entredicho pues unos héroes moralmente intachables no podrían volver la cabeza ante tales males. Lo curioso de todo esto es el debate suscitado y que a fin de cuentas pone en alza una de las grandes verdades de este mundo: Nunca todo el público estará contento con lo que se le ofrece. Cada vez los guionistas deben tener más cuidado con lo que tocan pues nunca se sabe ya dónde estará el punto de fricción. Aunque en este caso debo reconocer que el dilema que se plantea da para una conversación con algún amigo frente a un par de vasos bien llenos. A fin de cuentas los súper héroes son capaces de rescatarnos de muchas maneras y una de ellas, sin duda, es poder conversar sobre ellos con las personas que apreciamos.
Un abrazo a todos.