Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Ah, la ciencia-ficción, qué haríamos sin ella. Naves espaciales, viajes en el tiempo, invasiones alienígenas. Casi todo lo que nos hemos tragado al respecto huele mucho a 1950, pero nos vuelve tarumbas. Hubo un tiempo en que era una cosa de gente rarita, que quiere tener novia pero luego se acercan y no dicen ná, como bien sabemos gracias al Celebrities de Alan Moore.
https://www.youtube.com/watch?v=6TyxtjcbDRU
Al final nos hemos hecho viejos y, gracias a factores que cada uno tendrá que explicar por su cuenta, a veces pasa. Te emparejas. A veces, en contra de todo lo que creías estadísticamente imposible. Eso implica en condiciones normales convivir con ese alguien, incluso compartir momentos de ocio que no consistan en hacer el amor (o incluso follar). Estas cosas son delicadas: cuanto más tarda uno en vivir en pareja más difícil es todo. Uno desarrolla manías, hábitos, cosas vergonzantes que gusta de hacer solo (no sólo hablamos del onanismo, Pueblo, pero también). Y entre ellas está TODO lo que normalmente llamamos “frikismo“. Con toda su gloria y patetismo (es inseparable).
Está muy extendido el mito de la novia que odia todos tus videojuegos/cómics/manga, que te dice que te tienes que bañar un mínimo de una vez a la semana o que la dieta de hamburguesas y bolsas de patatas quizás no sea lo mejor del mundo. Hay viñetas, cómics y series que hablan de ello. The Big Bang Theory ha hecho un filón con esas cosas. Es bonito pensar en ese conflicto como una lucha por la dignidad y el espacio personal propios, cuando en demasiadas ocasiones es un síndrome de Diógenes no reconocido. Es cierto que la mayor parte de la gente es admirablemente normal, comprando cómics, libros e incluso leyéndoselos, como si fuera una afición adulta más, como el fútbol o hablar de programas de la tele. No tienen conflictos por esto con sus parejas, nada raro.
Pero como el mito está extendido (los frikis tienen líos por sus aficiones con sus parejas, que son unas castradoras) nos sumamos gustosos a él. Somos partidarios del Pueblo, aunque éste se haya decidido a tirarse barranco abajo. Es por ello que nos preocupa lo antes dicho y queremos hacer para solventar el problema. ¿Cómo hacer para que tú, inadaptado seguidor del Universo de Star Wars, jugador de Europa Universalis IV, lector de Bendis, comprador de Tokyo Ghoul, consigas que tu novia/la amiga de tu novia/tu esposa/la esposa de tu novia comparta ocio contigo?
Pues con algo que tenga Ciencia-Ficción, claro. Pero también, tiremos más de tópicos que es lo que nos gusta a todos mientras tomamos bravas, algo romántico que les guste a ellas. Y, bueno, que salga gente famosa, que gente desconocida es muy soso y cuesta concentrarse. Y que sea corta, que hay que dedicar sus buenas 4 o 5 horas diarias a mirar el móvil al día y no nos da tiempo a nada más.
Yo tengo la solución. Se llama “Eternal Sunshine of the Spotless Mind” (2004), es una película que no llega a 110 minutos y nos llegó a España con una de las mejores traducciones de un título que se han visto nunca: “¡Olvídate de mi!”. Oí una vez que la película que querían hacer de Freddie Mercury la querían llamar “This could be heaven for everyone” (es una línea de una canción del disco de Queen “Made in Heaven”). En esa misma línea, la película de Queen podría haber llegado a España como “Botellón de Passport“. Ayh, cómo me gustaría trabajar traduciendo títulos de películas. O al menos que me dejaran cambiar el título a alguna. Por ejemplo, a Iron Man la hubiera titulado “Rober Dauni Yunior en armadura está tó guapo y es mazo reshulón“, título que capta mejor la esencia de la película que simplemente “Iron Man”. Pero quizás soy injusto y a los traductores sólo les gustaba mucho Iguana Tango.
La película, en fin, lo tiene todo, y en poco tiempo. Tenemos caras famosas. El protagonista es Jim Carrey, la protagonista es Kate Winslet (Titanic). Salen también Elijah Wood (Frodo en El Señor de los Anillos), Kirsten Dunst (Mary Jane en Spiderman), Mark Ruffalo (HULK) o Tom Wilkinson (Carmine Falcone en Batman Begins). Tenemos gafapastismo por muchos tubos: hay decenas de páginas de gente con gafas de pasta que dice que esta película de 2004 es una de las mejores de su década, que es una película independiente maravillosa, reflexión acertadísima sobre las relaciones de pareja, actuaciones mágicas, película infravalorada, un 7,6 en FilmAffinity, un Oscar al mejor guión original, etc. ¡Podéis dároslas de entendidos de cine delante de vuestra hasta las narices pareja, harta de tanto Star Wars y tanto paiun paiun en la tele con la consola! ¡sin tener que dejaros barbas ni usar gafas de pasta! ¡SIN LEER! ¡cuánta gloria!
Luego tenemos la mezcla de ciencia-ficción y película romántica. Jim Carrey se enamora de una desconocida en el metro y cuando la cosa avanza descubre que ya ha estado antes con ella, pero él no recuerda nada. Da con una clínica en la que tienen una tecnología que hace posible borrar de tu memoria los recuerdos asociados a una persona…cosa que parece que ha hecho tanto Jim Carrey como su “nueva” novia anteriormente. Las razones por las que alguien borraría de su memoria a alguien que amó (sea persona o incluso una mascota, como podemos ver en una de las mujeres que está esperando en la consulta) serán una de las líneas a seguir de la película, pero hay más. En inglés la película se presenta así: “Puedes borrar a alguien de tu mente. Borrar a alguien de tu corazón es otra historia“. De hecho el título original de la película es un verso del poeta inglés Alexander Pope:
¡Qué feliz es la suerte del vestal inocente!
Olvidarse del mundo, por el olvido del mundo.
¡Eterno resplandor de la mente inmaculada!
Cada rezo aceptado, cada deseo resignado.
Antes de seguir, hablemos de Jim Carrey. Hay una gran confusión con él, como pasa con Rowan Atkinson (el actor que hace de Mr Bean). Es un lugar común creer que son dos actores mediocres que viven de hacer gestitos y poner caras que hacen reír a la gente. Es decir, sí, han vivido de ello, pero de vez en cuando dejan ver que son actores y no precisamente malos. El que dude de esto debería ver a Rowan Atkinson en The Black Adder. O ver a Jim Carrey en Man on the Moon o en esta misma película. Nada de poner caritas cada dos por tres. De hecho, hace un papel opuesto al habitual: el de alguien poco comunicativo, introvertido, con problemas para…expresarse. Y lo hace fantásticamente bien. Ha elegido casi siempre la comedia de caca, culo, pedo y pis, pero en estas ocasiones puede verse que es eso. Que lo ha elegido. Que podría haberse hecho cargo de otros papeles perfectamente.
La película, como puede uno olerse, tiene una estructura “rarita”. O como suele decirse, “no lineal”. Al haber borrados de memoria de por medio, las cosas suceden en pantalla de modo desordenado cronológicamente. Que nadie huya, es entendible para el humano medio. Es fácil reconstruir la secuencia cronológica de los hechos. Aquí sí tiene sentido que los hechos se nos cuenten desordenados cronológicamente. Es decir, intenta imitar el pensamiento, en el que se entremezclan épocas, sitios, personas y sensaciones.
En la propia película comentan que el proceso por el que borran la memoria asociada a una persona es, de hecho, una lesión cerebral. La persona debe pensar en todos los recuerdos sobre esa persona y los técnicos verán gracias a una maquinaria qué zonas del cerebro se activan. Luego, cuando tienen “el mapa” de las zonas, durante la noche, mientras duermes, te lesionan dichas zonas. Es divertida la aproximación científica (técnicas de neuroimágen, se asume que los recuerdos son algo físico que está en el cerebro, etc). Aunque, claro, sea regular: se borra selectivamente el recuerdo de una persona sin borrar el “contexto”, que te provoquen lesiones cerebrales durante toda una noche buena cosa no es, por pequeñas que sean éstas, etc.
Es interesante, eso sí, como plantea el tema del amor. Desde esta vuestra página ya dijimos que el Amor es el Mal (contemplad la crítica que hicimos a The Last of Us, una de las grandes joyas del videojuego de los últimos 20 años). A partir de ahí, esta película plantea que realmente el Amor no es una cosa que aparezca entre las personas fruto de la circunstancia, el momento y un poco el azar. La película sostiene que no hay nada de circunstancial en todo esto, que manda la predisposición de las personas, cómo son y qué necesitan antes que el contexto y las circunstancias. Las mismas personas en circunstancias y contextos distintos actuarían esencialmente igual. Hay algo de concepción del amor entre dos personas como algo propio del Destino aquí, cosa que suele interpretarse universalmente como romántica, bonita y facilitadora de la cópula. Nada que objetar si alguien usa la película con tales objetivos: la vida es corta, y la vida con capacidad de plenitud sexual más aún.
Por otro lado, en esta sección de los viernes somos más de Woody Allen, Michel Houllebecq , Joseph Roth o Sergio Ramos, gente que sabe que todo es caos y crujir de dientes aleatorio en un universo inmenso y absolutamente indiferente a nuestras glorias y patetismos. El tono agonías de todos ellos, excepto el de Sergio Ramos, no es el más adecuado para hacer amigos o encontrar a alguien que se pueda quedar con tu perro un fin de semana que tú estés fuera. Por ello, recomendamos que en vez de hacer que tu pareja se meta entre pecho y espalda “Match Point” o “Si la cosa funciona” (aunque sean dos pequeñas maravillas) te pongas a ver con ella “¡Olvídate de mí!”. En todo caso, sólo con este párrafo te da para hacerte el listo y entendido un buen rato. Insisto: SI SOLO QUIERES HACERTE EL LISTO ESTE ES EL PÁRRAFO QUE DEBES LEER. Omite las referencias a Sergio Ramos y ya está (o no: improvisa a partir de ahí, yo que sé).
Resumiendo, película corta, con actores famosos, temática amorosa, temática de ciencia-ficción, con buenas interpretaciones, con un guión con cierta originalidad y que aunque parezca que va a empezar lenta luego tiene un ritmo adecuado al tono de lo que cuenta. Vedla en pareja y triunfaréis. O no.
Sed felices.
Muy buena reseña Raúl.
Es cierto que la película es genial, me dejó una muy buena impresión cuando la vi hace ya y ver a Carrey fuera de su faceta más descojonante siempre le da un interés extra al asunto. Poco más que decir aparte de que hago eco sobre lo que dice el articulo, que todo aquel que no la haya visto le eche un vistazo.