Los domingos, esos días en los que un ente más poderoso que nosotros nos roba nuestras ganas de recorrer el mundo y nos dice al oído que nos quedemos en casa acostados, comiendo golosinas y viendo un maratón de películas ignorando lo cerca que esta de alcanzarnos el lunes.
Dando vueltas entre mil opciones que ver me encontré con las películas de la franquicia “Creepshow”, mismas que recordaba vagamente de la infancia y que en su momento me abrieron el interés hacia el cine de terror que aun mantengo. Para mi sorpresa, al verlas nuevamente me di cuenta que ambas películas no han envejecido nada mal y aun 36 años después pueden hacerte pasar una buena tarde de domingo.
Veamos algunas de las razones para ver “creepshow” una vez más y rememorar lo que se ha perdido en el género con el pasar de los años:
El trabajo de George Romero y Stephen King
No se puede hablar de creepshow sin hablar de George Romero y Stephen King quienes a estas alturas se sitúan como leyendas del género, el primero por ser el principal responsable de la fama que tiene el género zombi en la actualidad. En cuanto al Sr. King está de más la presentación ya que si a estas alturas del milenio no sabes quién es Stephen King es porque has vivido en una cueva los últimos 50 años.
Para el proyecto Romero y King se inspiraron en la serie de revistas del mismo nombre que se publicaba en los años 50 en Estados Unidos que como buenos frikis seguían en su juventud, eran ese tipo de relatos que a estas alturas no podrían ser publicados para niños, de hecho la obra hace muchos guiños a la prohibición de dichas publicaciones que vino con los años, por argumentar que influenciaban negativamente a niños y adolescentes. Agradecemos que en su momento hayan existido ya que determinaron lo que sería la pasión de ambos autores en el siglo XX y parte del siglo XXI.
El encanto de creepshow en gran parte se debe a su estructura, hay un hilo narrativo principal de donde se despliegan diferentes relatos cortos que no se relacionan entre sí, pero son parte de un universo propio creado por los autores. Son cinco historias en la primera entrega y tres en la segunda que no tienen desperdicio en absoluto.
La combinación de viñetas, animación y estética ochentera
Como mencionaba en el apartado anterior ambas películas tiene una historia principal centrada en un niño que es fanático de las historietas de creepshow, en la primera entrega nos llevan de las viñetas en la historia en la segunda es en donde conocemos a “The Creep” una suerte de presentador quien es el encargado de abrirnos paso a los relatos. La película se mueve entre la animación y la imagen real de manera muy sutil y con una atmósfera bien lograda para la época. En el tramo inicial de la historia se muestran viñetas de presentación con el título del relato y el primer escenario que te hace dudar entre si la viñeta fue creada para la locación, o esta fue diseñada para coincidir con el comic. También destacan el tipo de escenografía, indumentaria y efectos propios de la época que lejos de parecer cutre, enriquecen el producto por ser tópicos y pintorescos, literalmente te llevan a tiempos distintos donde aún existía otra manera de hacer las cosas.
Los personajes son exagerados y caricaturescos.
En cuanto a los personajes hay bastante que decir, puedo empezar por mencionar que me lleve más de una sorpresa al ver que actores como Leslie Nielsen, Ed Harris y el propio Stephen King figuran como personajes principales, con interpretaciones exageradas y caricaturescas reforzando estereotipos que a pesar que queramos pensar que no existen o están mal, son parte de nuestra sociedad y de la cultura popular. Malos muy malos, tontos muy tontos y estirados muy estirados. Hay que partir conscientes de que no son actuaciones con las que pretendan dar una cátedra de interpretación cinematográfica, pero atrapan tu atención en el corto tiempo que tiene para desarrollarse las historias y se ve de sobra que están disfrutando su papel, por lo poco que exige de ellos. Se nota mucho la inspiración de personajes de caricaturescos propios del Warner de antaño, pero con el toque oscuro del género de terror y hasta unos vestigios de lo que pudieron haber sido los inicios del humor negro.
La simplicidad del terror.
Me gusta el terror en todas sus variaciones desde el suspense, terror psicológico, el slasher, hasta el terror que abusa en gran medida del susto fácil, que es el que más se produce actualmente. Sin embargo, en Creepshow pude volver a ver una fórmula que funcionaba para hacer terror sin complicar tanto las cosas. ‘Maldiciones indias’, ‘paseos a lagos desolados’, ‘accidentes de autopista’, ‘crimen y castigo’, ‘secretos familiares’, ‘monstruos desconocidos’, ‘caída de ovnis’, son historias que han sido recreados hasta el cansancio en el género, pero al alargarse como única historia tienden a volverse predecibles.
En creepshow partes con la certeza de que son historias de fantasía, aun así logran mantenerte entretenido gracias a esa magia que aun conservamos de la inocencia que solíamos tener de niños. A más de uno nos venía a la mente de “y que pasa si es real, solo que no ha pasado en este sitio”. Esto se debe a que los finales son abiertos en algunos casos o siempre terminan con todos los involucrados muertos de manera gloriosa.
El encanto de los relatos cortos.
Particularmente soy un fan acérrimo de los relatos cortos por considerarlos esenciales para cualquier persona que se inicie en la lectura, ya que son historias que se pueden desarrollar de manera inteligente y creativa sin tener que expandirse en detalles que en la lectura enriquecen, pero poco aportan al entretenimiento per se cuando tienes un tiempo justo para lo que quieres contar. En la película se aprovecha este recurso de manera sobresaliente ya que el titulo e inicio de los relatos te colocan en contexto rápidamente, aunque puedes conocer el desenlace desde un principio, la historia corta te entrega lo que promete sin tener grandes pretensiones, de hecho conocí a Stephen King por sus ediciones de bolsillo antes que sus novelas mas famosas con relatos cortos como “las cuatro estaciones” o “skeleton crew” e inclusos disfrute de los productos para la televisión que salieron luego de esta cinta como “Cuentos de la Cripta” y “Le temes a la oscuridad”.
Aunque se rumorea que viene un remake de Creepshow en 2019, jamás será lo mismo.
Hay cosas que es mejor apreciarlas tal cual fueron y no tratar de revivirlas aunque la nostalgia nos empuje a hacerlo. No todas las películas nacieron para ser relanzadas con versiones actuales debido a que la esencia ya no es la misma. Esto lo digo debido a que documentándome para el artículo, pude conocer que ahora la franquicia resurge con una serie de televisión avalada por Greg Nicotero, encargado de los efectos de maquillaje de la segunda entrega. Nicotero ha cerrado un acuerdo con el servicio de streaming Shudder (propiedad de AMC) para dirigir, producir y supervisar artísticamente la serie de ‘Creepshow’.
Sin embargo, no guardo gran esperanza ya que con temor a sonar como un anciano, los tiempos han cambiado y la mitad de cosas que se muestran en la obra original actualmente serian censuradas o adaptadas al formato actual con todo lo malo que eso implica, mismo donde reina la corrección política y el deseo de quedar bien a toda costa de las productoras.
Hay cosas que en los ochenta eran permitidas y podían ser vistas por un público diverso, actualmente sería imposible conseguir que una cadena transmita dicha serie en horario estelar y suponiendo que se transmita se cortaría la mitad del material por ser ofensivo y de mal gusto para algunos. Esto sin contar que el encanto de dichas historias se basaba en lo poco avanzada que era la tecnología, en perspectiva con la época actual, muchas de esas situaciones no calarían en el público de ahora y se optaría por tomar relatos de la época con los típicos clichés de inclusión y diversidad, bebiendo de los ‘Creppypasta’ que bastante se están explotando actualmente.
Sin más que decir, os invito a que le den una oportunidad de visionado a estas joyas del cine de terror ochentero y vivan como yo esa experiencia de volver a lo tradicional, recordar qué fue lo que te hizo fanático del terror cuando aún eras niño y tenías que ver estas películas en la madrugada escondido de tus padres.
Hasta entonces, sed felices.