Saludos gente. Hoy vengo a reseñaros unas tiras de prensa tan populares desde sus inicios, que casi todo el mundo conocerá al personaje de Dick Tracy a día de hoy (y si no, mi compañero Carlos ya lo reivindicaba en este artículo). Esta creación de Chester Gould (1900-1985) goza de un nuevo tirón mediático gracias a la editorial Dolmen, que da el pistoletazo de salida a la publicación de las tiras de prensa del personaje, siendo el período de 1943 a 1945 el elegido para ser el primero en ver la luz con la editorial.
¿Son las primeras historias de Dick Tracy? No. No está de más precisar que Dick Tracy fue creado en 1931, año a partir del cual comenzaron a publicarse sus historias en el diario Detroit Mirror (propiedad del Chicago Tribune Syndicate). En España, y recopilado por Norma Editorial, tenemos el período comprendido desde los años 1931 a 1938. Pero aquella labor de Norma no siguió adelante, y es ahí cuando entra en juego Dolmen Editorial, relanzando a Dick Tracy. La elección de comenzar a publicar el período que abarca de 1943 a 1945 puede parecer extraña, pero me parece un acierto porque es en ese marco temporal cuando aparece el personaje de Flattop, también conocido por aquí como “Cabeza Chata”.
Ojo, Flattop no será el único villano estrafalario y visualmente llamativo que nos encontraremos en este tomo, pero es con el que arranca la acción. De hecho, ya en las primeras páginas sabremos que ha sido contratado por unos jefes del crimen que están tan hartos de Dick Tracy, que quieren verlo muerto al precio que sea. Y dada la rapidez con la que se producen los acontecimientos a lo largo de las páginas, tendremos oportunidad de ver la caza de Dick Tracy por parte del asesino, pero también la persecución a la que será sometido el villano a manos de la ley posteriormente.
¿Qué nos encontraremos en estas historias? Pues una narración a la antigua usanza donde las historias avanzan porque suceden las cosas que tienen que suceder (tal objeto lleva a tal personaje, tal personaje conduce a otro personaje, y así), predominada visualmente por los primeros planos (ya que todo se publicaba en tiras de prensa, es lógico ese encuadre), y donde irán desfilando situaciones de todo tipo al mismo ritmo que personajes igual de variados. Hay acción, hay violencia, hay momentos más reposados donde el humor hace acto de presencia, y ante todo está la sensación de que los criminales pueden ser lo chungos que quieran, que la ley no descansa.
Como venía diciendo antes, Flattop es el villano principal del tomo, pero no será la única amenaza importante a la que deba enfrentarse Dick Tracy, pues otros personajes memorables y pintorescos se interpondrán en su camino: Ceño y Temblores. Os podéis imaginar que los apodos de cada uno no son de casualidad. Si el primero tiene una frente maravillosa para jugar al frontón y no tiene orejas, el segundo es como si fuera un terremoto andante y tiene un picasso por rostro. Pero esto es una de las cosas que hicieran famosas las historias de Dick Tracy, el aspecto tan surrealista de muchos villanos.
Esto último es algo que se apreciaba de maravilla en película “Dick Tracy” de 1990 dirigida y protagonizada por Warren Beatty; película que por cierto ganó varios Óscar, siendo uno de ellos el de mejor maquillaje. En aquella adaptación se veía desfilar a toda una galería de inolvidables villanos como Big Boy, Labios Manlis, Carapasa, Soplos… así como el Ceño o Cabeza Chata, quienes están presentes en este tomo que nos ocupa. Y ojo, que he aludido a la última película que se hizo del personaje, pero desde su creación ha habido seriales de radio, películas, serie de dibujos… algo que no hace sino acrecentar el impacto que desde el principio generó Dick Tracy.
Yo personalmente no había leído nada del personaje, únicamente había visto la película del 90, pero me dejó una sensación tan curiosa que no he podido evitar estrenarme con las tiras de prensa. La experiencia merece la pena, pero como aviso para navegantes hay que decir que, si no te gusta el estilo clásico de narración en blanco y negro, que también requiere de la ingenuidad del lector, quizás ésta no sea tu elección ideal. Como esto eran tiras de prensa que se sacaban poco a poco, a lo largo del tomo hay muchas viñetas que vienen a recordar los acontecimientos más recientes, y puedo entender que resulte un tanto cargante para la gente. Con todo lo dicho…
¿Merece la pena el cómic? SÍ pero con condicionantes. Es algo que comentaba antes, el que no será tu lectura ideal si no eres persona de leer cómics en formato clásico; en ese sentido sí que es un buen ejercicio de arqueología comiquera, porque son historias donde ves cómo se hacían las cosas en aquella época y por qué Dick Tracy tuvo éxito. Ahora bien, si disfrutas leyendo historias de cualquier época y formato, dale una oportunidad, seguramente te valdrá la pena. Rara vez te encontrarás con mafiosos tan estrafalarios, eso por descontado.
Para ir concluyendo, el tomo publicado por Dolmen es de tapa dura, y tiene varios artículos iniciales muy interesantes para saber más detalles de Chester Gould, lo que le costó lograr que le publicaran al personaje tras rechazar varias otras creaciones previas del autor, y su método de trabajo. Gould estuvo desde 1931 hasta 1977 ocupándose de las historias de Dick Tracy, toda una vida. Es momento de que decidáis si darle una oportunidad y leer parte de su legado. Hasta que volvamos a leernos… portaos bien o Tracy os perseguirá.