Por cortesía de la editorial Hirukoa nos han llegado tres novedades. La primera que vamos a analizar en este artículo será Mortífera por Stephan Frost y Sarah Partington.
Podéis entrar en la pagina web de la editorial Hirukoa haciendo click aquí o en la pagina web oficial de Mortífera haciendo click aquí.
Mortífera me ha dado mucho de que hablar. Su narrativa me ha hecho reflexionar sobre el arte y las distintas formas de contar una historia. Por ello en este artículo me veo incapaz de hablar únicamente de su trama sin hacer un par de reflexiones. Normalmente dejo un pequeño espacio dedicado a los autores, pero en este caso no hay mucho que contar. Stephan Frost trabaja en la compañía de videojuegos Blizzard como productor de diseño en World of Warcraft y Sarah Partington trabajó para Nickelodeon y en general es una maravillosa ilustradora.
Mortífera es un proyecto independiente creado por Stephan Frost que comenzó en 2013 gracias a la plataforma Kickstarter. Por lo general se nota mucho que Frost se dedica al mundo de los videojuegos y que no ha trabajado antes en el noveno arte. O mejor dicho no es aficionado a la lectura de cómics. Comencemos.
Este artículo contiene spoilers sobre Mortífera vol.1 continua leyendo bajo tu responsabilidad.
Mortífera es un cómic oscuro… literalmente.
Antes de hablar de lleno del guión vamos a hacer un breve repaso al dibujo. La ambientación de Mortífera es oscura, y no solo porque la historia lo necesite si no porque así lo es la paleta de colores que utiliza Sarah Partington. Predominan los colores marrón y negro, que ya son oscuros de por sí, pero a parte el resto de colores a su vez tienen su respectivo tono oscuro. Esto complica un poco la lectura, sin duda el dibujo es excelente pero tanta oscuridad provoca que este no se pueda distinguir mucho. O puede que se deba al formato ya que el dibujo de su versión digital es mucho más fácil de apreciar.
Y hablando del dibujo debo decir que Sarah Partington tiene un buen talento para las expresiones faciales. Si bien el dibujo es “marca Mortífera” ya que en ocasiones es un poco repetitivo debido sencillamente a que es parte de la estética del cómic, las caras se le dan estupendamente. Sarah Partington es una gran ilustradora.
A continuación voy a hablar del guión. Mi critica o análisis es un poco subjetiva y aunque se centre en hablar del guión de Mortífera, he añadido un par de reflexiones personales sobre la narrativa del cómic y como se debe contar una historia en general. Que disfrutéis.
El gran error de Mortífera: Cuenta, no muestres.
Soy estudiante de arte. El arte aun tiene misterios para mi. ¿Cual es su función? ¿Es inmortal? ¿Existe la forma de arte definitiva? Estoy seguro que más adelante encontraré las respuestas a estas preguntas. Lo que sí sé es que los cómics son un arte. Y no porque lo diga la Wikipedia, si no porque así lo siento yo. El cómic fusiona literatura y dibujo, y mantiene una consonancia entre ambas artes. El trabajo del guionista es tan importante como el del dibujante, con que falte uno de ellos el cómic pasará a convertirse en un relato o en un dibujo. Will Eisner dijo una vez que el propósito del cómic era contar más con menos. Esto significa dar uso de la que es posiblemente una de las mejores formas de contar una historia: la narrativa visual.
La narrativa visual es un elemento tan intrínseco en los cómics que tendemos a olvidarnos de ella. Se puede resumir en muestra, no lo cuentes. Esto se puede aplicar a todo, pero centrémonos en los cómics. En ausencia de diálogos el guionista debe detallar al dibujante que gesticulación o expresión facial van a usar los personajes que aparecen en escena, el “plano” que debe utilizar, en que se va a centrar la acción, que suceso importante está ocurriendo… Todo esto para poder narrar a través del dibujo y no de las palabras. Un error común que se suele cometer tanto en los cómics como en el resto de formas de arte contemporáneas es el de presentar personajes por medio de diálogos y no por sus acciones, o lo que es peor aun, narrar al espectador un suceso que puede comprobar por si mismo. Por poneros un ejemplo típico: “La Estrella de la Muerte es el arma más destructiva de la galaxia” Gracias por aclarármelo, aun tenía dudas después de ver como hacía explotar ese planeta. ¿Veis a lo que me refiero?
A Mortífera le ocurre exactamente esto. Es totalmente contrarío a cualquier concepto de narrativa visual pero a la vez totalmente opuesto a la narrativa descomprimida. Empecemos por el argumento: Una orden de templarios, que en realidad se llaman los Mortífera, lucha contras las fuerzas demoníacas de Lucifer. El hecho de que el argumento de “la eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal” esté tan quemado actualmente no es tan importante como la forma que tiene de desarrollarlo. Siempre he dicho que lo importante no es lo que cuentas, si no como lo cuentas. Puedes escribir una historia sobre el suceso más cotidiano posible que si la escribes bien será una historia interesante. Puedes hablar del transcurso de la adolescencia y la madurez como lo hizo Malcolm in the Middle, desde un punto de vista natural y cómico o como lo hizo Fooly Cooly, desde un punto de vista completamente surrealista. Dos historias que vienen a hablar más o menos de lo mismo pero contadas de formas totalmente distintas. El argumento de Mortífera no se desarrolla de una forma especial ni innovadora, es más de lo mismo, literalmente solo vamos a ver caballeros templarios (los Mortífera) matando demonios.
¿Esto por qué ocurre? Después de una segunda lectura me doy cuenta que mayormente es a causa de su ritmo. La trama transcurre demasiado deprisa, te intenta presentar un nuevo universo con nuevos elementos originales en cuestión de ocho paginas. Durante estas primeras ocho páginas la narrativa no nos muestra como se formaron los Mortífera y como más adelante asediarían un castillo tomado por demonios para después casi caer en el olvido. La narrativa prefiere contarnos la historia a través de viñetas independientes unas de otras con sus respectivas carteleras y sus imágenes estáticas sin ninguna relación. Esto provoca que el dibujo sea un adorno y que no tenga ni utilidad ni peso. A partir de ahí el tiempo y las acciones transcurren aun más rápido y de nuevo la narrativa se limita a contar, no a mostrar.
Además de esto los personajes hacen que la lectura se convierta en un esfuerzo. Jar Jar Binks de Star Wars, el Conde Limoncio de Hora de Aventuras o Dolores Umbridge de Harry Potter son posiblemente los personajes ficticios más desagradables que existen, pero estos al menos tienen personalidad y transmiten sensaciones de incomodidad o rabia al espectador. Los personajes de Mortífera no transmiten nada. No tienen carisma, ni profundidad, ni dudas, ni objetivos personales. La protagonista femenina sufre un intento de evolución, se vuelve más fuerte tras la muerte de sus seres queridos, pero aun así su actitud no parece cambiar mucho. Esta forma de hacer evolucionar a un personaje es muy conocida y la respeto. Es muy interesante introducir un suceso critico en la historia para provocar un cambio significativo en los protagonistas, pero en este caso no hay un cambio tan importante. Este “suceso critico” sorprende la primera vez que lo lees pero después te das cuenta de que en realidad es bastante predecible. Se trata de la muerte del protagonista masculino en el segundo número. Matar personajes principales es una practica difícil para el escritor y admirable en mi opinión. A mi personalmente me encanta, quizás esto se lo deba a George R. R. Martin, pero por lo general trabajar intensamente en un personaje para después matarlo definitivamente demuestra valentía. En el caso de Mortífera es totalmente lo contrario. El protagonista masculino es un personaje patético, sin gracia ni peso en la historia, es tan innecesario que llega un punto en el que deseas que muera. No molestarse en crear un personaje principal profundo e interesante porque después va a morir de todas formas, es un actitud mediocre por parte de un escritor. Si vas a matar a alguien, que importe, que duela, que no se convierta en un alivio para el lector.
Por lo demás la historia es bastante vacía. Si no fuese por el “suceso critico” en el segundo número, sería una historia completamente plana. Mortífera intenta crear un universo nuevo introduciendo elemento originales, pero estos elementos pasan desapercibidos ya que la historia se centra exclusivamente en acabar la trama principal. No ahonda en los rituales, en la sangre de los demonios, no hablan del infierno, no hablan del origen de este, no hablan de los Mortífera más allá de la fugaz introducción, no habla de las armas de los mártires… De nuevo, esto se puede contar de otra forma. No quiero abrir un cómic y leer un catalogo que me diga que es cada cosa, quiero leer una historia.
En resumen da la sensación de que Stephan Frost no ha escrito nada antes o no es aficionado al mundo de los cómics. Seguro que en Blizzard hace un gran trabajo, pero como escritor deja mucho que desear.
Espero que os haya gustado. De nuevo doy las gracias a la editorial Hirukoa. Un saludo, gracias por leer y que seáis felices.