Muy buenas, vuelvo a los Retroanálisis con una de mis películas favoritas de este siglo: El fuego de la venganza. Días atrás se estrenó The equalizer 3 y me dispuse a ver varías películas de la filmografía de Denzel Washington para realizar el típico y manido listado de las 10 mejores películas.
EN CF: LAS 10 MEJORES PELÍCULAS DE ACCIÓN DE DENZEL WASHINGTON
El motivo era refrescarme de algunas que tenía olvidadas. No es el caso de El fuego de la venganza, cinta que he disfrutado en varias ocasiones, por lo que se trataba, al volverla a poner, de disfrutar nuevamente de frases lapidarias y sobre todo de ver a dos maravillosos actores y personajes como el citado Denzel y la niña Dakota Fanning.
México, un país sin ley
La película nos cuenta que en un periodo de seis días se han producido 24 secuestros por lo que las familias acaudaladas viven temerosas de sufrir algún secuestro por lo que se recurre a contratar seguridad privada sobre todo para los hijos.
Bueno, ya sabes lo que dicen: Una bala siempre dice la verdad
En este contexto aparece John Creasy (Denzel Washington), un antiguo agente de la CIA quemado con un trabajo en el que tenía licencia para matar y que ha renunciado a su vida anterior.
Aconsejado por su buen amigo Rayburn (Christopher Walken) Creasy se empleará como guardaespaldas de una niña de nueve años de edad, Pita Ramos (Dakota Fanning), hija del empresario Samuel Ramos (Marc Anthony) y de su mujer Lisa (Radha Mitchell).
La primera hora de la película es un relato que nos sirve para empatizar con Lisa y la relación, en un principio complicada, que surge entre la niña Pita y Creasy.
Dakota y Denzel lo bordan y no queremos que pase nada contra ellos. Ella es una niña adorable que vive en un mundo complicado. El viene traumatizado de una vida anterior que le ha provocado heridas emocionales imposibles de curar.
Pero poco a poco Pita consigue abrir sentimientos en ese corazón inerte de Creasy y comienza a surgir un hermoso vínculo. Hasta que finalmente el mal aparece en la vida de Pita.
El perdón es entre Dios y ellos, yo solo les facilito la entrevista
La siguiente hora es un disfrute culpable. Creasy puede contra todos los malos de México y cada muerte y tortura que inflige es disfrutada por el excitado espectador (yo) cada vez más.
A esto ayuda el realizador Tony Scott que dirige aquí su mejor película, eso sí, más pasado que nunca con esos constantes movimientos de cámara y un estilo visual apabullante y excesivo. Pero a la película le viene que ni pintado.
Un hombre puede ser un artista, en lo que sea, cocinando por ejemplo, depende de lo bueno que sea haciéndolo, el arte de Creasy es la muerte y está a punto de pintar su obra maestra
Efectivamente, Creasy es un ángel vengador y si nos sorprendió con el lado tierno de la primera parte de la película, no debería de sorprendernos cuando ejecute la venganza máxima.
El fuego de la venganza nos lleva a un clímax final quizás anticlimático, valga la redundancia, después de la sinfonía de la venganza a la que hemos asistido y es que quizás en manos de por ejemplo Sam Peckinpah, hubiese acabado de otra forma. Sin embargo creo que es el final que Creasy merece, sacrificio y redención.
Consideraciones finales
No he nombrado al azar a Sam Peckinpah anteriormente. Esta película es muy “peckinpahiana”, México, arena y balas. Y como tal su violencia es descarnada, visceral y seca.
Nunca una historia de venganza ha sido tan disfrutada como aquí llevada al paroxismo por la locura visual y narrativa de Tony Scott. Un inmenso placer culpable.
Un saludo y sed felices