Bienvenidos al oeste. En 1994 (¡hace 31 años!), Richard Donner y Mel Gibson propusieron un remake en la gran pantalla de Maverick, serie del oeste protagonizada por James Garner allá por 1957 (y que duró hasta 1962). El resultado fue un divertimento donde todos se lo pasaron en grande, plagado de cameos, homenajes y auto-referencias, una gran película que ha soportado más que bien el paso del tiempo.
Al este del oeste
Bret Maverick (Mel Gibson) es un jugador de poker que necesita 25.000 dólares para la cuota de ingreso en una gran partida en la que puede llegar a ganar medio millón. Le faltan tan sólo 4.000 y a lo largo de la película intentará conseguirlos de antiguos conocidos que le deben algún dinerillo.
Por el camino conocerá a Annabelle Bransford (Jodie Foster), otra jugadora que se hace la torpe en más de una ocasión, y al Marshal Cooper (James Garner, el Bret Maverick original), quien está encargado de la seguridad de la gran partida organizada por el comodoro Duvall (James Coburn). Al mismo tiempo, hay otro personaje, medio jugador, medio bandido, interpretado por Alfred Molina, que intentará que Maverick no llegue vivo a la partida.
Maverick está construida sobre una serie de segmentos en los que el personaje de Mel Gibson intenta, en cada uno de ellos, alcanzar su objetivo de recaudar los 4.000 dólares que necesita, hasta llegar a la partida final en la que el juego es lo de menos. Es decir, no es una película de partidas de poker en el oeste. Esa es tan solo la excusa. De hecho, Maverick gana por pura suerte.
Hay acción, si, pero lo que prima es el humor, las secuencias cómicas que se sustentan en gran parte en el buen hacer de todos los protagonistas y en el enorme, enorme carisma que siempre ha tenido Mel Gibson. Quizás sea el actor que más lo ha malgastado a lo largo de la historia, pero en 1994 se encontraba en lo más alto y podía permitirse hacer lo que le diese la gana.
Y vaya si lo hizo porque lo que queda claro tras ver Maverick es que todos se lo pasaron en grande. Richard Donner, que a esas alturas ya no tenía que demostrar nada como director, repetía con su actor fetiche y lograba condensar la acción y el humor de Arma Letal sin tanta solemnidad ni trascendencia y lo más importante, sin Joe Pesci, quien se cargó toda la franquicia él solito.
Aquí cuenta también con la complicidad de Jodie Foster (más guapa que nunca y también más simpática), así como de James Garner, quien retoma su papel (más o menos) de la serie y aporta su dosis de auto-cachondeo riéndose de si mismo en más de una ocasión.
Una de amiguetes
Maverick está repleta de cameos y colaboraciones, desde un habitual de las películas de Clint Eastwood como fue Geoffrey Lewis, interpretando al director del banco que le debe dinero a Maverick, o Graham Greene, famoso por su papel en Bailando con lobos, pasando por famosos cantantes de country, como Carlene Carter, Hal Ketchum, Vince Gill, Clint Black, Waylon Jennings y Kathy Mattea.
Sin embargo hay dos que son más que sonadas. La primera es la de una casi irreconocible y afeada Margot Kidder, inolvidable Lois Lane en Superman (1978), en el papel de una pionera que busca marido desesperadamente, poniendo sus ojos en el pobre Marshall Cooper.
La otra es la memorable aparición de Danny Glover como atracador de banco, al ritmo de la banda sonora de Arma Letal y afirmando que es demasiado viejo para esta mierda, acompañado del goonie Corey Feldman como uno de sus secuaces.
En resumen, Maverick es una muy buena película. Recuerdo que en su momento me chocó esa combinación de acción y humor en el oeste pero hace unos días, cansado de ver ese churro que es Aquaman y el reino perdido (lo de Nicole Kidman montando en esa especie de caballito de mar mecánico no hay por donde cogerlo) pasé de HBO a otro canal y vi Maverick desde el principio. Me lo pasé muy bien y creo que la aprecié mucho mejor que en su momento. Como dice James Garner en el tráiler, hay que relajarse y disfrutar del viaje, acompañados por la banda sonora de otro grande, Randy Newman. Un saludo, sed felices.
