El Libro de Boba Fett ha llegado a su fin con un capítulo meritorio en el que se cierran todas las tramas y que contiene algunos momentos que harán aplaudir a los fans. Sin embargo, viene arrastrando muchos de los problemas que esta serie tiene desde sus comienzos, como veremos a continuación.
Boba Fett y amigos
En este capítulo veremos cómo Boba Fett reúne a todos los aliados que ha ido formando a lo largo de los seis episodios anteriores para hacer frente a la gran ofensiva organizada por los pykes, que se han aliado con los señores del crimen que prometieron neutralidad al protagonista. Agradecemos que, pese al mal augurio que suponía la llegada del ala X de Luke, no haya habido un jedi ex machina y se hayan usado principalmente elementos introducidos en la trama de Tatooine.
En este sentido, como una culminación de todas las líneas argumentales, la acción ha sido satisfactoria. Hemos visto cómo todos los secundarios (¡incluso el mayordomo del alcalde!) aportan su granito de arena para derrotar a los invasores y contemplado por fin la victoria que ha situado al personaje principal como el salvador y daimio de Tatooine. Ha habido momentos espectaculares como el ataque desde las alturas de Mando y Boba, la aparición del Séptimo de Caballería espacial o la llegada del rancor, con homenaje incluido a King Kong.
Entre los aliados destaca Krrsantan el Negro, cuya brutalidad y mala leche se convierten en un azote para los antagonistas. La aparición del bebé Yoda, aunque era completamente innecesaria, dibuja una sonrisa en nuestro rostro cuando contemplamos su tierno encuentro con el rancor, y el duelo final muestra cómo Boba sigue siendo un tramposo capaz de jugar sucio. Hacían falta más escenas así, y más momentos como la matanza de los traidores, en la que Fennec se convierte en un Michael Myers galáctico.
Asimismo, la aparición de los droides (que recuerdan a los droidekas de la Federación de Comercio) añade un elemento de tensión a la batalla final y aporta cohesión al universo, mostrándonos cómo los robots de combate no dejaron de usarse tras la caída de la República.
El fanservice lleva al lado oscuro
Pero, pese a todo lo bueno que se pueda decir del episodio, hay que admitir que resulta tremendamente decepcionante si lo comparamos con los dos finales de temporada de The Mandalorian, en los que no sucedían tantas cosas pero había un peso emocional mucho mayor. En esta serie, nos preocupábamos por Kuiil, por Cara Dune, por Greef Karga. Aquí… por Krrsantan, quizás, y solo porque lo conozco de los cómics. No hemos pasado el tiempo suficiente con los bandidos de las motocicletas o con el mayordomo como para conocerlos.
Es ahora donde se sufren las consecuencias de dos capítulos dedicados al fanservice. De haber introducido a Cad Bane un episodio antes y de haber dedicado las dos entregas anteriores a continuar con la trama mafiosa, las mismas escenas podrían haber tenido una fuerza mucho mayor, y su desarrollo no parecería tan apresurado. Es triste, por ejemplo, que el mejor cazarrecompensas de la galaxia haya muerto sin haber acabado con ningún personaje importante, aunque su duelo final sea disfrutable. Y es triste también que el epílogo sea tan corto, sin mostrarnos realmente cómo ha cambiado el planeta desierto.
Otra decisión creativa cuestionable es el retorno temprano de Grogu, que no ha pasado tanto tiempo lejos de Din Djarin como para que lo echemos de menos. Ha protagonizado escenas muy divertidas, pero quizás habría sido mejor esperar para traerlo de vuelta… por ejemplo, dentro de su propia serie. Quienes solo vean The Mandalorian estarán muy confundidos cuando empiece su tercera temporada.
Un fantasma de la Fuerza
Antes de marcharnos, queríamos comentar un elemento relevante del cameo de Luke que vimos la semana pasada. Al parecer, según ha dicho Favreau, no hizo falta recurrir a Mark Hamill para grabar las líneas de diálogo del personaje, sino que fueron modificadas por ordenador tras ser pronunciadas por otro intérprete. El hecho de que nadie se haya dado cuenta hasta estas declaraciones nos provoca curiosidad y también un escalofrío.
Está claro que el rejuvenecimiento digital va a traer cambios, y organismos como la Unión Europea han puesto de manifiesto la necesidad de crear tecnología capaz de detectar deepfakes por lo preocupantes que pueden ser en el ámbito político. Estos avances se prestan, desde luego, al uso para chantajes o para propaganda dentro de países dictatoriales, pero sus consecuencias para la industria del entretenimiento no deberían pasar desapercibidas.
No es casualidad que las compañías estén invirtiendo en esta clase de tecnología durante una época especialmente nostálgica en la que solo podemos imaginarnos futuros distópicos, miramos demasiado hacia el pasado y una gran parte del público prefiere ver a un monigote parecido al actor predilecto de su infancia antes que arriesgarse con productos nuevos. Si las empresas abusan de este recurso (y nada nos hace pensar que no lo harán), es posible que se vuelvan más conservadoras aún, rechazando cualquier atisbo de riesgo. ¿Para qué crear nuevos personajes si puedo producir una nueva trilogía protagonizada por un Luke de mentira, incluso cuando Mark Hamill esté ya bajo tierra?
Imaginemos esta filosofía aplicada a los clásicos que todos conocemos. ¿Para qué contratar a un joven Robert De Niro cuando puedo rejuvenecer digitalmente a Marlon Brando? ¿Para qué crear nuevos iconos cuando se pueden reciclar los iconos que funcionan? Preocupantes cuestiones que no se resolverán en este artículo pero en las que merece la pena pensar.
Conclusión
El Libro de Boba Fett ha sido una serie decente y entretenida… pero también cobarde, y con un final tan correcto como decepcionante. El hecho de que la escena final antes de los créditos esté dedicada al mandaloriano debería ser indicativo suficiente de la escasa confianza que los responsables tenían en Temuera Morrison y en el producto en general. Quizás habría sido mejor imaginarse las aventuras que este carismático criminal estaría viviendo por la galaxia, como han hecho los fans durante tantas décadas, en vez de ver cómo se quita el casco y desaparece la magia.
¡Hola! Pues lo has resumido muy bien. Una serie entretenida con varios “peros”. Los dos episodios anteriores han quedado como un pegote añadido de forma rara dentro de la serie y eso que han sido muy buenos, pero dentro de Mandalorian. Los Droidekas con esteroides han resultado curiosos y originales. También la aparición del rancor. Son a estas cosas a las que debían haber dado prioridad y, por supuesto, al personaje de Boba. En unas declaraciones el actor dijo que su personaje hablaba demasiado y no le falta razón. Un toque más serio, con más acción que palabras, un mayor toque de anti-héroe, le habría venido muy bien a Boba.
Respecto a la escena del final de Fennec en plan Punisher, me deja con la duda si es algo que hace por su cuenta o Boba está al tanto. Me decantaría más bien por lo primero. Ah, al final el Marshal sigue vivo, es un personaje al que se le puede sacar partido.
Sobre lo que comentas de personajes digitales, como en muchas otras cosas, creo que la virtud está en el equilibrio. Utilizarlos como un recurso puntual puede sumar, pero tomarlo como costumbre, resta. Sobre su uso en la vida real, es algo que apareció en la clásica serie V, en la que los lagartos modificaban videos para manipular a la población con noticias falsas, pues ahora estamos en un punto en que eso ya es posible.
En fin, ahora habrá que esperar a la siguiente serie en una lejana galaxia, creo que es la de Obi Wan, que en principio me llama bastante. ¡Saludos y que la fuerza os acompañe!
Buenas. Sí, el balance final es que ha sabido a poco, y eso que elementos controvertidos como las motocicletas no me parecían mal. Pero han introducido demasiadas cosas sin profundizar lo suficiente. Sobre lo de si Boba o no lo sabía… ni idea, pero tendrá que haberse dado cuenta de que los jefes mafiosos están muertos. No creo que tenga la menor importancia.
No estoy en contra del rejuvenecimiento digital en sí, y me maravillé como todos con el final de The Mandalorian. Pero creo que, en cuanto esta tecnología se ponga al alcance de todas las productoras, vamos a ver algunas cosas bastante feas que miraremos con vergüenza diez años después. De momento, Luke no impacta tanto si protagoniza la mitad de las escenas del capítulo.
Y Obi-Wan… no sé qué esperar, sinceramente. Ni para bien ni para mal.
Un saludo.