Analizamos lo que nos ha dejado el segundo episodio de El Pingüino (The Penguin), miniserie que, creada por Lauren LeFranc para HBO y emitida por Max, sigue el ascenso del célebre villano de DC como spin-off y a la vez secuela de la película The Batman, corriendo nuevamente la interpretación del personaje a cargo de Colin Farrell.
Hola otra vez, moradores de Gotham. Aquí estamos para analizar una nueva entrega de El Pingüino y hay que decir que este segundo capítulo, cuyo título es Infiltrado, ha superado con creces al primero, además de ahonda en la personalidad de Oz y ofrecer brillantes actuaciones de Colin Farrell y Cristin Milioti.
Sin más trámite, pasemos pues a ver qué nos ha dejado, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni de recordar que pueden leer aquí el análisis del episodio anterior y, si lo desean, también aquí nuestra crítica de la película The Batman, a la cual esta miniserie hace de secuela.
Cambio de Planes
Tal como era de prever, Sofía Falcone no está tan bien como ella dice tras su paso por Arkham. Sufre alucinaciones en plena terapia, carga con traumas del pasado y está obsesionada con la muerte de su hermano Alberto de quien quiere saber quién lo mató y, por cierto, no muestra en Oz la confianza que él pretende.
Razón no le falta, pues Oz sigue jugando hábilmente a dos puntas y, después de la buena impresión que le dejara al entregarle el anillo, contacta una vez más en la cárcel a Salvatore Maroni. Le da información sobre el cargamento de “drop” que recibirán los Falcone y, por intermedio de su esposa Nadia (Shohreh Aghdashloo), Sal mueve los hilos para interceptarlo.
Sin embargo, algo falla en el plan de Oz y es que Luca Falcone (Scott Cohen), quien por poco que le guste a Sofía se está haciendo cargo de los negocios familiares tras la muerte de Alberto, le quiere a bordo del camión, lo cual le dejaría en medio del tiroteo al producirse la emboscada. En efecto, así termina ocurriendo, pero Oz consigue a tiempo y de milagro evitar ser muerto por los matones de los Maroni a la vez que salvarle la vida a Castillo (Berto Colon), hombre de confianza de Sofía. De ese modo, la droga cae en manos de los Maroni, pero él ha logrado congraciarse con ambas familias y, al menos en principio, quedar de pie.
Ahora, los Falcone saben que hay entre ellos hay un informante y, a diferencia de su tío Luca o su ayudante Johnny Viti (Michael Kelly), a Sofía le importa más el daño al honor familiar que la pérdida económica. Por su cuenta, va a ver a Marcus Wise (Craig Walker), corrupto ex detective de policía que en algún momento trabajara al servicio de su padre, pero que ahora navega en la decadencia a puras adicciones.
Tras darle ella dinero para que encuentre al informante, lo que este hace es secuestrar del hospital a Ervad, uno de los matones de Maroni que ha quedado herido tras el tiroteo y que alegremente Marcus muestra a Sofía en el maletero de su auto con sondas, suero y todo…
Bailando con mi Madre
Un par de escenas nos ilustran la vida de Oz en el “mientras tanto” y, sobre todo, la particular relación mentor-aprendiz que va construyendo con Víctor, a quien primero hace participar de una reunión íntima con Eve y algunas de sus amigas: por cierto, ella sabe perfectamente que Oz mató a Alberto Falcone y la usó a ella como coartada.
El segundo momento es la visita a la madre de Oz, a quien el dueño del edificio dice haber encontrado enfrente en plena noche y sin saber por dónde andaba. Dice verla cada vez más perdida y entiende que requiere alguna atención permanente, a lo que Oz replica disgustado que no le paga por ser médico: por el contrario, le da dinero para que la siga cuidando. Está claro que no quiere saber nada con internarla en una institución geriátrica y que su vínculo con ella sigue siendo muy fuerte, al punto que terminan bailando en el medio del apartamento…
Segundo Cambio de Planes
A todo esto, el funeral de Alberto es la oportunidad que Oz necesita para hacer su jugada. La idea es llegar hasta el lugar de cautiverio de Ervad para convencerle de que incrimine a John Viti como el informante mientras Victor se encarga de poner en el auto del mencionado las joyas robadas a los Falcone. Y si necesita más ayuda, tiene en su poder fotografías que evidencian una relación secreta entre Viti y la esposa de Luca…
Una vez más, algo sale mal y Oz debe volver a improvisar un plan B. Victor es sorprendido al intentar colocar las joyas y aunque logra escapar y retenerlas consigo, lo de incriminar a Viti ya no tiene sentido. Oz entierra una navaja a Ervar y, descubierto luego el asesinato por los hombres de Luca, este quiere reunidos a todos quienes hayan participado del convoy atacado por los Marioni.
Oz piensa rápido y juega su segunda carta: acusa a Viti de ser el informante y finge una pelea para, en medio del entuerto, plantarle la navaja a Castillo. Descubierta el arma, este apela desesperadamente a la confianza que Sofía siempre depositó en él, pero no tiene tiempo de mucho pues Luca, sin trámite, le limpia de un tiro en la nuca. Aunque por el camino menos pensado, Oz consiguió lo que quería: los Falcone ya tienen a su informante y él sigue en una pieza…
Le encargan entonces el trabajo sucio de enterrar los cuerpos, pero él a su vez lo delega en Victor y, en terrible escena, hace tender al muchacho en la fosa y junto a los cadáveres para que entienda donde terminan quienes vacilan como él lo ha hecho…
La Alianza Impensada
Sobre el final del episodio, Oz mantiene una charla con Sofía en el mausoleo de los Falcone. Ella está resentida de que su familia le niegue liderazgo y su tío pretenda enviarla a Italia. Él le cuenta su historia personal y cómo la muerte de sus dos hermanos le convirtió en hijo único, lo cual rubricó bailando con su madre en el funeral de ambos. ¿Le está dando a entender que la entiende en su frustración o más bien le está sugiriendo allanarse el camino de parientes molestos? Por lo pronto, se compromete a ayudarla en sus aspiraciones…
Balance del Episodio
Brutal capítulo y descomunal trabajo de Colin Farrell, que nos ha permitido explorar en la personalidad del Pingüino mucho más de lo que se hiciera en The Batman o incluso en la entrega anterior.
Decididamente, Oz está lejos de ser un genio criminal de planes armados y puntillosos que, por lo común, le salen mal. Lo suyo, como este capítulo revela, es más bien la capacidad de adaptación e improvisación para caer siempre parado ante imprevistos o circunstancias cambiantes. Es un genio en el arte de sobrevivir, lo cual es coherente con el proceso que le acabará llevando a ascender en el crimen organizado de Gotham City.
Hemos además echado un vistazo en su historia familiar y en su conflictiva relación con las mujeres, ya sea con Eve o, muy especialmente, con su madre: un vínculo edípico que es coherente con los cómics. Y la mención a los hermanos nos ha hecho helar la sangre porque si la historia es como la conocemos, los mató para monopolizar el amor de su madre. ¿Ocurrió lo mismo aquí? Aún no lo sabemos, pero en la historia que le cuenta a Sofía pareciera estarle aconsejando sacarse de encima a la familia molesta y eso es por demás sugerente.
El otro punto interesante es su relación con Victor. La escena en que lo hace tenderse junto a los cadáveres es verdaderamente fuerte, pero a la vez con un extraño y morboso tinte de amor paternal, pues está claro que lo que quiere es que el muchacho no incurra en las mismas vacilaciones que le llevaron a él en el pasado a convertirse en el ninguneado de la mafia.
También Cristin Milioti ha entregado en este capítulo una actuación formidable, pudiéndose apreciar que definitivamente Sofía no tiene nada resuelto y que hay apenas un velo entre la asesina serial que fue a parar a Arkham y la dama de la mafia que pretende ser, pero su familia le niega. Las visiones durante la terapia son demostrativas de que hay traumas que pugnan por salir y la alianza final con el Pingüino, más allá de ser para este meramente estratégica, preanuncia un interesante doble juego de dupla/antinomia.
Y qué bueno que es siempre volver a ver (y oír) a Shohreh Aghdashloo (The Expanse, Casa de Arena y Niebla), quien siempre aporta su talento interpretativo robando de manera hipnótica cada escena en que interviene, pero además es dueña, al menos en mi opinión, de una de las mejores voces de Hollywood. Ojalá la veamos y oigamos más de lo que hasta aquí ha estado presente.
Gran personaje, por último, el detective Marcus, que parece casi sacado de Fargo pero a la vez, aunque quizás muchos no lo recuerden, hunde sus orígenes también en el cómic, habiendo sido creado por el maestro Chuck Dixon. Su forma de resolver el trabajo que le encomendó Sofía ha sido tan torpe como genial.
Lo que sorprende, entre tanta referencia al mundo del cómic, es que la miniserie lleve dos capítulos sin noticias de Batman, ni tan siquiera como Bruce Wayne. Tampoco de Gordon. ¿En dónde están mientras todo esto ocurre? No deja de ser extraño, porque hay mucha alusión a los hechos de la película The Batman y hasta hemos vuelto a tener alguna mención fugaz del Acertijo. Ya sabíamos que el murciélago no aparecería en esta serie, pero de allí a que todo ocurra como si no existiese hay un buen trecho…
En fin, un gran capítulo que supera al anterior, no solo en narrativa e intensidad, sinoal parecer también en audiencia, pues de acuerdo a las últimas cifras, ha sido visto en Estados Unidos por dos millones de espectadores más que el primero (si bien es cierto que, a diferencia del mismo, se emitió un domingo y no un día de semana). ¿Seguirán entonces con la idea de miniserie o evaluarán la posibilidad de más temporadas?
Por lo pronto, El Pingüino es hoy por hoy el programa más visto de Max y cuesta creer que vayan a matar a la gallina de los huevos de oro, ni siquiera cuando James Gunn (no olvidar que este es un proyecto previo a su llegada a DC/Warner) muestre escaso entusiasmo por un éxito que no se puede atribuir…
A ver qué nos trae el próximo episodio. Hasta entonces y sean felices…
