Continuamos analizando El Pingüino, la gran miniserie que, creada por Lauren LeFranc y protagonizada por Colin Farrell, emite Max. Nos toca hoy el sexto episodio, cuyo título es Cumbre de Oro.
Hola, moradores de Gotham. Bienvenidos sean a un nuevo análisis de El Pingüino y vaya gran serie que estamos viendo, pues si bien el sexto episodio, que hoy nos ocupa, no alcanza la dimensión de los dos que le precedieron, tampoco desentona en lo más mínimo y está plagado de grandes diálogos que permiten no solo el lucimiento de Colin Farrell y Cristin Milioti, sino también el de quienes hasta ahora no habían tenido tanta oportunidad, como Clancy Brown, Carmen Ejogo o Deirdre O´Connell.
Pasemos pues a ver qué nos ha dejado esta nueva entrega no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Creando Demanda
Comenzamos viendo cómo Oz está construyendo poco su flamante imperio de la droga en los antiguos túneles de Gotham y, mientras sostiene un pacto de silencio con sus trabajadores, se vale de sus contactos para distribuir el bliss por la ciudad, especialmente de un Víctor al que se ve feliz en su rol.
En otro lugar de Gotham y en lo que tiempo atrás hubiera sido reunión impensada, Sofía Falcone cena con Salvatore Maroni mientras evalúan aleccionar a quienes entran en negocios con Oz. El diálogo es intenso y por momentos Sal se muestra algo paternal, además de advertirse lo permeable que es a las emociones en contraposición con Sofía, que no en vano es una Falcone por mucho que ahora diga apellidarse Gigante (aunque de todos modos, la procesión procesión pareciera irle por dentro)…
Tres miembros de la banda de los Sullivan aparecen luego colgados boca abajo y con un dedo cortado, un claro mensaje que lleva a Oz a cambiar de estrategia y, en lugar de vender el bliss, salir a regalarlo a los efectos de crear demanda.
Hacer lo Correcto
Mientras tanto, en el apartamento de Crown Point que fuera otrora de la familia de Víctor, hay problemas con el suministro de electricidad y el generador de Oz ha dejado de funcionar, provocando ello que su madre ya no pueda escuchar música ni tener calefacción, lo cual, según ella, perjudicará la salud de Frank y Rex (sus hijos fallecidos). En una mentira piadosa, Víctor busca alegremente tranquilizarla con que están bien, pero a Oz se molesta con el joven por hablar de sus hermanos.
De todos modos, ese es el menor problema para Víctor, pues en la calle es abordado por el tal Calamar que le anduviera espiando desde el episodio anterior y que, intentando reflotar alguna antigua amistad, le conmina compulsivamente a incluirle en lo que sea que esté haciendo para andar con tan buen calzado.
Víctor intenta entonces abordar a Oz para que le ayude a sacarse el problema de encima, pero este está demasiado absorbido por su madre que, en desgarrador diálogo y en un instante de lucidez, le ha pedido la eutanasia si su mente se marcha del mundo antes que su cuerpo, como pareciera ya estar ocurriendo…
Víctor termina pues resolviendo el asunto por su cuenta. Intenta primero sobornar a Calamar para que se mantenga al margen, pero este lo toma como un insulto y osa hacer referencia a Francis en tono de amenaza. Será lo último que diga, ya que, en giro sorpresivo, Víctor saca un arma y le dispara al cuello. Tras hacerlo, queda turbado y , al regresar al apartamento, ni hace falta que le diga a Oz lo que ha hecho: este claramente lo intuye y, abrazándolo, le consuela con que ha hecho lo correcto.
El Velo de la Traición
Sofía y Sal irrumpen en el que fuera el apartamento de Oz en busca de algo que pueda llegar a comprometerlo emocionalmente. Él encuentra la foto de su madre y hermanos, pero Sofía le dice (erróneamente) que están todos muertos. Sal se enfurece al no hallar con quién consumar entonces una hipotética venganza y, en uno de sus arrebatos, se dedica a destruir el apartamento mientras Sofía, silenciosa y más cauta, encuentra una foto de Eve Karlo con dedicatoria y ya sabe adónde ir.
Pero cuando pregunta por ella en la zona roja, el resto de las chicas la cubren y ninguna dice conocerla a excepción de Roxy, quien le informa dónde encontrarla y luego sabremos que por expreso pedido de la propia Eve.
Sofía va entonces a hablar con ella pero, al no conseguir gran información, decide cambiar de estrategia y hablarle de las muchachas que fueran asesinadas por su padre en connivencia con Oz.
Eve acusa recibo: es un golpe duro para ella. Claramente se siente devastada y traicionada, por lo que termina diciendo a Sofía dónde encontrar a Cobb…
Brindis con Cerveza
Oz mientras tanto, sigue haciendo de las suyas. Aborda a un concejal al que conoce de cuando era chofer para Carmine Falcone y consigue, mediante extorsión, que le haga restaurar el servicio eléctrico en Crown Point.
Por otra parte y sabiendo de la alianza entre Sofía y Sal, decide reunir a los líderes de las distintas bandas menores para forjar la suya propia. Zhao, en representación de las Tríadas, desconfía en principio, pero a través de un discurso que llama a salir del lugar subalterno y “recuperar Gotham”, Oz consigue que tanto él como el resto terminen brindando con cerveza en celebración del pacto establecido. Lo que no sabe es que mientras ello ocurre, Sofía se ha deslizado en el apartamento de Crown Point y mira desde las sombras a Francis bailando con Víctor…
Balance del Episodio
Si bien no tuvo la fuerza e intensidad de los dos anteriores (que por cierto habían dejado la vara muy alta), no ha dejado de ser un gran capítulo y, en todo caso, la intensidad pasó por otro lado, ya que tuvo un carácter más bien transicional que prepara el escenario para lo que viene.
Ojo: tuvo también sus descarnados momentos de impacto, siendo quizás el más fuerte el de Víctor disparando contra Calamar, enteramente diferente para él d aquel que le tocara vivir tres episodios atrás, cuando arremetiera con su auto contra los matones de Maroni para salvar a Oz. Esta vez no había que salvar a nadie, sino más bien alguien a quien sacarse de encima y, en el mejor estilo de su mentor, pasó al plan B cuando le falló el A (el intento de soborno). La diferencia, claro, es que Víctor lo asume con culpa y la decisión que tomó (que precisamente pone orgulloso a Oz) le cambiará seguramente de aquí en más.
Pero lo más fuerte ha pasado sin duda por los diálogos, con tres momentos brillantes. El primero entre Sofía y Sal, interacción tiempo atrás impensada que se manifestó tanto durante la cena como al irrumpir ambos en el departamento de Francis y que permitió, por primera vez en lo que lleva la miniserie, el lucimiento de Clancy Brown que estábamos esperando.
Los estilos diferentes han quedado en evidencia: no en vano decía Carmine que a Sal le jugaba en contra su permeabilidad emocional y aquí ha quedado demostrado, pues Sofía, por mucho que tenga en contra de su padre y hasta reniegue del apellido, es una Falcone y, al igual que Carmine, tiene la sangre fría necesaria cuando la situación así lo amerita.
El segundo gran momento de diálogo también involucró a Sofía, pero en este caso con Eve, ante quien demostró una habilidad manipulatoria que, aunque más refinada, no tiene nada que envidiarle a la de Oz. Hábilmente logró poner las cartas a su favor al sacar a relucir los asesinatos de las chicas y ello permitió también que se luciera Carmen Ejogo, que hasta ahora no había tenido demasiada oportunidad por lo poco que la vimos.
Y el tercero ha sido entre Oz y su madre, con un descomunal trabajo de Deirdre O´Connell encarnando a esa mujer mayor que por momentos es consciente de su propia decadencia y, en desgarradora solicitud, pide a su hijo que le ponga punto final. En cuanto a la historia de los hermanos de Oz, que guarda estrecha relación, se ve cada vez más turbia y nos hace pensar que de un momento a otro tengamos quizás un flashback demoledor.
Por otra parte, además, el episodio ha avanzado en seguirnos mostrando el ascenso de El Pingüino como líder del mundo criminal de Gotham, dejando en claro su habilidad política para la manipulación, con un estilo casi populista que, poco a poco, lo va convirtiendo en el héroe popular que, según dice, siempre quiso ser. No en vano estamos hablando de alguien que algún día será alcalde de Gotham, aunque no creo que lleguemos a verlo en esta miniserie.
En fin, la cosa sigue muy bien y solo nos quedan tres capítulos mientras nos preguntamos qué pasará con Francis ahora que Sofía ha entrado al departamento ya que, muy hábilmente y como tiene que ser (no siempre se cuida ese tipo de detalle en las series), el adelanto del próximo episodio no la muestra con vida. Asimismo, nos genera intriga la “alianza de perdedores” que ha constituido Oz.
A ver pues con qué nos encontramos en el próximo episodio. Hasta entonces y sean felices…
