Análisis de Legión. Temporada 1. Capítulo 3

Y nos plantamos ya con la tercera sesión de esta serie de súperheroes tan especial. Tercer capítulo de la nueva serie de Marvel  y ha superado al anterior, al menos en cuanto a argumento, manteniendo el tipo sin problema. La historia del mutante David Haller -interpretado por un entregado Dan Stevens- avanza con paso firme y poco a poco se van desgranando datos de su pasado, enlazados con la acción del presente, que ayudan a hacerse a la idea de ante qué clase de mutante nos encontramos, porque no hay que olvidar, que esta serie va de mutantes, y podría ser la hermana pequeña de la saga X-Men. Por cierto, esta misma semana tendremos el viernes 3 de marzo en nuestras pantallas el último estreno de esta franquicia, Logan. Pero vamos a lo que nos toca en Las cosas que nos hacen felices, review de este nuevo capítulo. Recuerdo que a partir de este punto, habrá spoilers.

Legión nos sigue presentando a los personajes justo donde los dejamos, y fiel a su estilo narrativo, tiene un arranque un tanto confuso, en el que se mezclan momentos de David y Sid en Summerland (ese hogar para jóvenes talentos a lo Charles Xavier), con algunas imágenes de Amy -la hermana de David- que al final del anterior episodio había sido capturada y estaba siendo interrogada por la División Tres, esa extraña organización que caza mutantes para usarlos o bien, eliminarlos. De hecho, la anciana Melanie -directora del centro- cuenta en este capítulo algo sobre los orígenes de esta División, cuyo fin parece ser el de “lastimar a las personas”. Por este motivo, y sincerándose abiertamente, pretenden que David entienda sus poderes y los acepte, para luego poder usarlo contra esta gente, porque están perdiendo la guerra contra la División.

Gracias a esto, asistimos a un par de viajes más a la mente de David de la mano de Ptonomy y sus poderes para viajar por los recuerdos, acompañado por Melanie y el propio David en el interior de su mente. El demonio de ojos amarillos que se aparece continuamente en los sueños de David, vuelve a hacer acto de presencia, más que nada para asustar, junto a algún que otro trauma como el del cuento de el niño más enfadado del mundo. Queda claro que la mente de nuestro David es una casa de los horrores. 

Se indaga un poco más en la ya mítica escena de la serie en la que en un ataque de ira, el protagonista destroza la cocina en la que se encuentra, haciendo saltar todo por los aires. En este caso, sabemos lo que ocasiona esa escena y conocemos un poco más de su amiga Lenny, la que murió en el primer capítulo incrustada en la pared, así como de su ex-pareja.

Por otro lado, asistimos a un nuevo avance de los poderes de David, ya que esta vez es capaz de teletransportar durante otro de los experimentos a los que es sometido, a Sid y a él mismo al lugar donde Amy está siendo interrogada por esos extraños individuos. Presencia la escena y parece ser que los “malos” sienten su presencia, sobre todo aquel conocido como “el Ojo”. A partir de aquí, se inicia una carrera contra-reloj para que David aprenda a controlar sus poderes y vuelven a viajar a la mente de él Ptonomy, Melanie y el propio David, acompañados por Sid. La peculiaridad de este viaje mental, es que deben sedarle ya que hasta ahora él mismo bloqueaba algunos recuerdos incluso de manera inconsciente. De esta manera, con David sedado, la idea es acceder directamente a sus momentos más traumáticos para que él mismo se dé cuenta que lo que le afectó de pequeño, no eran más que sus poderes manifestándose.

Sin embargo, las cosas no salen tal y como esperaban y los demonios del interior de David, hacen acto de presencia intentando atacar a Sid y Melanie en sus proyecciones mentales, haciéndolo tan real que son despertadas de golpe. En este viaje mental, Sid asiste a una curiosa escena  en la que David está haciendo el amor con, suponemos, su ex-pareja. Este momento me sirve de excusa para comentar la relación entre ambos. Parece que a pesar de que no son capaces de tocarse, por los problemas que tiene Sid, la relación se afianza con confianza y amor, a relativa distancia. Asistimos a una divertida conversación en la que recuerdan como fue el hecho de intercambiarse el cuerpo y saber que ahora disponían de las partes sexuales del sexo opuesto.

Legión sigue viento en popa con sus historias, sus personajes y las consecuencias del primer capítulo. Y por supuesto, sigue manteniendo ese tono tan característico, que de momento parece marca de la casa. Ya es suficiente valentía atreverse a lanzar un producto para el gran público, de esa manera, y que lo mantenga tras tres capítulos. La cosa en general, no avanza demasiado rápido y se toma su tiempo para presentar las situaciones, eso es cierto, pero me temo que los últimos capítulos de esta primera temporada van a ser una bomba. Por lo menos, parece que tienen bien pensadas las cosas para irlas desarrollando poco a poco y con sentido, lo cuál y entre tanta serie y producto prefabricado, siempre es bueno.