Nos acercamos al final de Pam & Tommy y analizamos hoy el penúltimo episodio. Creada por Evan Godberg y Seth Rogen, la miniserie basada en el escándalo sexual de Pamela Anderson y Tommy Lee puede ser vista por Star+, la plataforma adulta de Disney+.
Hola otra vez y bienvenidos a nuestro encuentro semanal. Nos toca analizar hoy el séptimo episodio y penúltimo de Pam & Tommy, que ya se acerca a su desenlace. Una entrega en la cual los protagonismos se han distribuido de manera muy pareja y que nos ha entregado grandes momentos actorales junto a excelentes diálogos.
Pasemos ya mismo a analizar no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordarles que pueden aquí leer nuestros análisis anteriores.
El Destructor de Mundos
Después de dos episodios de completa ausencia, volvemos a tener noticias de Rand, a quien habíamos dejado instalado en el departamento de Erica: duerme en un sillón, pues su ex pareja comparte cama con una amiga. Por cierto, ella estalla en furia cuando en el resumen telefónico le aparecen diecisiete llamadas a Holanda, por lo que le dice que se vaya buscando otro lugar.
Las mismas, claro, tienen por objeto ubicar a Milton Ingley, quien ha migrado y lo pasa entre drogas y prostitutas tras haberle dejado todo el lío. Ni siquiera le contesta el teléfono y siempre manda decir que no está.
Necesitado de dinero, Brand se dirige a Tower Records, a cuya entrada se halla siempre el vendedor de los VHS con la ya famosa filmación. Ingresa al local para ofrecer la cinta original, pero no tiene respuesta cuando se le pregunta qué es lo que la convierte en original; en conclusión, no logra vender nada.
Eso no es lo peor: en el estacionamiento es abordado por dos matones enviados por “Butchie” Peraino, productor de cine adulto vinculado a Garganta Profunda, cinta de mayor taquilla en el género (también, aunque en la serie no se dice, a La Masacre de Texas).
Peraino le ha adelantado dinero y exige el pago de la deuda pero, claro, el vídeo no le ha dejado a Rand ganancias como para realizarlo. Acuciado y amenazado, este busca extorsionar a Tommy ofreciéndole la grabación a cambio de 26.938 dólares, monto que se corresponde exactamente con lo que no le pagó por los trabajos de carpintería en su mansión.
El encuentro queda concertado en el estacionamiento del estadio de los Dodgers. Tommy llega al lugar con la intención de molerlo a golpes, pero al llegar se encuentra con que un vallado los separa. La presión que Rand puede ejercer es mínima, puesto que el vídeo ha tomado ya largamente estado público. Tommy ha llevado el dinero pero lo que hace es quemar uno a uno los billetes ante sus propios ojos, por lo que, desesperado, Rand ve fracasar un nuevo intento por conseguir el dinero que adeuda.
Butchie le da una nueva chance, pero nada fácil. Lo envía a cobrarle 3200 dólares a un sujeto que le debe dinero a otro que, a su vez, le debe a él. Junto con el encargo, le entrega un bate de béisbol, con lo cual le está diciendo claramente que cobre la deuda como sea.
Asustado y superado por la situación, Rand intercepta al hombre en una parada de autobús, pero el de matón está lejos de ser su oficio: su torpeza hace que se le caiga el bate y antes de poder propinarle un un solo golpe a la víctima, ya el bus está allí para salvarla.
Lo aborda después en el domicilio, a puro golpe y presentándose, al mejor estilo Thanos, como el “destructor de mundos” (tal el título del episodio). Si logró o no cobrar algún dinero, lo sabremos en la siguiente entrega.
El Peor Fracaso
Entretanto, se acerca para Pam el estreno de su película Barb Wire y lo pasa de entrevista en entrevista. Las preguntas, claro, siempre acaban derivando hacia lo sexual o al escándalo del vídeo. Poniendo la mejor cara que puede, a pesar de la incomodidad, logra, no obstante, capear el temporal y a duras penas consigue que Tommy no ingrese intempestivamente a un estudio de televisión para romperle la cara a un entrevistador.
Para colmo de males, la demanda termina mal y el abogado de la pareja les comunica que, invocando la Primera Enmienda, el juez ha fallado en favor de Penthouse: afirma que no se puede ir en contra de la libertad de expresión y dictamina que no hay delito alguno en difundir algo que ya ha tomado suficiente estado público. Triste y abatida, Pam expone que tal dictamen solo está diciendo que ella es una prostituta y lo que le ha ocurrido entra dentro de lo lógico.
Intenta, de todos modos, mantenerse concentrada en el estreno de su película, a cuya función de gala la pareja asiste entre una marea de fans y flashes.
El filme parece tener recepción aceptable en la sala más allá de alguna que otra sonrisa pero, claro, eso suele ocurrir en un evento con invitados.
Tommy saca a Pam de allí y la lleva a una sala más periférica, en la cual los escasos asistentes ríen a carcajadas ante los diálogos e intervenciones de ella. La pareja se marcha muy deprimida: Tommy quiere levantarle el ánimo a Pam y le propone ir a tomar algo, pero ella solo quiere ir a casa. La película, única esperanza de reencauzar su carrera tras el escándalo, pinta para completo fracaso (de hecho, así fue).
Balance del Episodio
La serie sigue manteniendo un nivel parejo y en este episodio, a diferencia de los anteriores, han tenido peso los tres protagonistas principales. O cuatro, ya que también hemos vuelto a saber del “tío Miltie”, de quien Rand, llamando bajo falsa identidad, descubre lo que sospechaba: que no contesta sus llamados deliberadamente.
Hay algo que une a Rand y Pam en esta entrega: a ninguno de ambos le sale nada bien. Los intentos del primero por conseguir tardías ganancias del vídeo robado fracasan uno tras otro mientras choca contra una sociedad en la cual la vida privada ha pasado a tener carácter público y nadie es dueño de nada: ni siquiera él de “su” filmación.
Hasta denota pesar y remordimiento cuando Tommy le pregunta si Pamela merecía lo que le ha hecho, pues está claro que, contrariamente a lo que Rand pretendía, la principal víctima ha terminado siendo siendo ella y no él.
Por cierto, ha sido una entrega llena de buenos diálogos, algunos de ellos impensados, como cuando Erica afirma que, al filmar el acto sexual, Pam maneja la cámara con romanticismo por mostrar el rostro de Tommy en lugar de su miembro: está, claro, haciendo una clara contraposición con la industria pornográfica de la cual ella misma forma parte; como si sintiera admiración o envidia por alguien capaz de filmar de esa manera…
La ambigua relación víctima-victimario sobrevuela todo el episodio y Pam nos da cada vez más pena: seguramente muchos de los seguidores de la serie tenían la esperanza de que a su película le fuera bien, mientras que, peor aún, quienes estábamos al tanto de que ello no ocurrió, la veíamos con fatal impotencia marchar hacia el cadalso.
Y lo peor es que cada vez aparece más resignada a su suerte y a la condena social: sus sueños de triunfo han terminado en pesadilla y, una vez más, la actuación de Lily James es sobresaliente al transmitirnos todo eso.
Pero no hay que dejar de destacar, por supuesto, el gran trabajo de Seth Rogen, quien no sabe cómo plantarse ante un mundo que claramente lo ha superado ni cómo lidiar con sus flaquezas e inseguridades. Lo mismo para Sebastian Stan, representando a un Tommy que busca infructuosamente levantar el ánimo de Pamela y que ahora se ve más afectado por lo que le pasa a ella que a él.
Dudo que la escena en la cual la lleva a otra sala cinematográfica tenga alguna base rea; parece más bien una licencia para representar en una misma noche las contradictorias sensaciones del éxito y del fracaso: y hay que decir que lo hace con efectividad.
Un dato interesante es la permanente referencia a Seattle en el episodio y en la serie. No solo como capital de la nueva movida musical en la escena norteamericana de los noventa, sino también como sede de la industria pornográfica por internet e, inclusive, Pamela llora mientras mira Algo para recordar en la TV (Sleepless in Seattle en inglés original).
Nos queda un solo episodio: veremos qué nos trae el mismo o hasta dónde llegarán con el desarrollo temporal de la historia que, por cierto, difícilmente termine bien para alguno de los personajes principales.
Hasta el próximo análisis y sean felices…