La temporada final de Riverdale sigue teniendo a nuestros personajes atrapados en un 1955 alternativo. Analizamos el segundo episodio (o si lo preferís, capítulo 119 del listado total), cuyo título es Salta, brinca y golpea (sí, ojo, saltar y brincar son conceptos diferentes y en inglés más todavía). Creada por Roberto Aguirre-Sacasa, la serie es emitida por The CW y para España por Movistar+.
Hola otra vez, riverdaleros. Si han estado, como yo, tejiendo conjeturas sobre lo que nos traería Riverdale en este segundo episodio de la temporada, estoy seguro que (también como yo), no han acertado. Y era lógico considerando que la historia podía salir para cualquier lado ahora que nadie, ni Jughead, tiene conciencia de espacio y tiempo. Así y todo, las personalidades parecen seguir allí en estado latente y, poco a poco, van emergiendo.
Pasemos ya mismo a analizar este segundo episodio de la séptima temporada, advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordando que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
Plagio y Trabajo
Tal como antes hemos dicho, nuestros personajes siguen en un 1955 alternativo, pero ahora ya ninguno es consciente. No hay señales de Tabitha, del cometa, delgorro o del enigma espacio-temporal que les ha llevado allí: las historias personales, quién sabe hasta cuándo, transcurren ahora en un universo mucho más cercano a los cómics de origen en lo que constituye claro homenaje.
De hecho, la reflexión inicial de Jughead en off versa sobre el impacto cultural de los cómics y la decadencia de los superhéroes, muy acorde a un contexto de época en que estos, después del boom de los cuarenta, estaban tocando fondo: es válido igualmente preguntarse si no habrá allí un metamensaje y se estará también, entre líneas, hablando sobre la actualidad del cine de superhéroes, para muchos en fase de saturación y desgaste.
Jughead descubre que le han robado un cómic, pero no se refiere a ninguno de su colección personal sino a uno de su autoría y que Pep Comics ha publicado de manera prácticamente textual después de habérselo rechazado algún tiempo atrás. Indignado, va a ver al jefe editor Fieldstone, quien desdeña su reclamo argumentando que no hay ya ideas originales o propias, sino que todas pertenecen a todos: casi una profética definición del arte pop que se avecina…
Le muestra, de hecho, la cantidad de ideas que pueblan sus anaqueles en espera de que alguien las lleve al papel. Viendo la oportunidad, Jughead le pone al tanto de que es escritor y la situación se revierte: de llegar quejándose por un plagio, termina saliendo con trabajo bajo el brazo, pues se le encarga, con plazo de un día, convertir una de esas ideas en historia de siete páginas a un dólar cada una…
Entusiasmado, va a contárselo a su amiga Ethel (Shannon Purser), que en esta realidad espacio-temporal está viva y bien. Ella se alegra y comenta lo mucho que le gustaría trabajar dibujando cómics, por lo que al otro día y tras enterarse de que ha sido contratado, Jughead anoticia a Fieldstone de que conoce a alguien ideal para dibujar la historia…
Calcetines y Huevos
Cheryl está promocionando el primer baile descalzo del año, lo que en la tradición de los colegios americanos de la época se conocía como “sock hop” y al que los estudiantes asistían en calcetines (ello se debía a que habitualmente se llevaban a cabo en gimnasios y así no se dañaba el piso). Como principal organizadora, anda ofreciendo entradas a todo el mundo, incluso a las parejas en los autos junto al lago.
Está programado que en la fiesta se presente Kevin junto a un grupo de crooners, pero Toni quiere convencerla de que eso es una antigualla y contrate en cambio a Fangs Fogarty y su banda de rock n´roll. A Cheryl no le gusta la idea: las Serpientes no gozan de buena reputación y no las quiere en el baile, pero pronto descubre que las ventas de entradas bajan y hasta hay gente devolviéndolas. Al indagar, se entera que Toni está amenazando con que las Serpientes irán al estacionamiento para arrojar huevo podrido contra los asistentes al evento…
Lista de Candidatos
El anuncio del baile hace que Archie piense en invitar a Veronica, pero claro: no es el único. Ella le pregunta si sabe bailar y él no tiene idea, por lo que decide tomar clases con Betty. No le va muy bien con el twist, pero la lleva algo mejor con los temas lentos y pareciera reactivarse alguna química, sobre todo de parte de Betty, que viene decepcionada porque Kevin tarda en besarla.
Pero cuando Archie va por Veronica para anoticiarla de que ha aprendido a bailar, ella sale ahora con la exigencia de que quien la acompañe al evento debe también demostrar buen nivel de conocimiento y cultura general. Ramo en flores en mano, él decide llevarle un poema que le ha escrito y que cuenta con el visto bueno de Betty, pero cuando llega en la noche al domicilio de Veronica, se encuentra con que todos sus pretendientes están allí, incluido el odioso Julian Blossom…
Decepcionado, cae inmediatamente en la cuenta de que, en consonancia con la tradición actoral de su familia, Veronica ha montado una especie de audición o casting. Archie no puede competir con el resto, que se trenzan en elevados debates políticos y hasta son capaces de reconocer un Monet mientras que él dice preferir a Norman Rockwell (artista bastante más prosaico y ligado a la cultura pin-up de los cincuenta).
Julian lo ningunea todo el tiempo, pero colma su paciencia cuando hace una broma sobre el saco que lleva puesto y pertenecía a su padre. Parece venirse un combate entre pelirrojos, pero Veronica frena la situación. Archie, de todos modos, ya no tiene interés y se marcha dolido y ofendido mientras, en un cesto de basura y hecho un bollo, arroja el poema que no le llegó a leer a Veronica.
Familia Violenta
Jughead vuelve a la editorial y esta vez con Ethel. Fieldstone está gratamente impresionado por su trabajo y la contrata para dibujar la historia de zombies cuyo guion ha encargado a Jughead. Ella está feliz porque es lo que siempre quiso, pero no todo el mundo valora su arte de igual forma y, tras ser sorprendida dibujando en clase, las autoridades del colegio la llaman al orden y no tanto por el hecho en sí como por lo perturbador de sus dibujos.
El hecho, claro, llega a oídos de sus padres (violento él, alcohólica ella), quienes, al volver Ethel a casa, la reprenden duramente mientras ella no puede hacer otra cosa que llorar…
Volviendo a la “Normalidad”
Cheryl hace una visita a Toni para hablar sobre las amenazas. Algo entre ellas pareciera también reactivarse, pues se cruzan miradas reminiscentes de otro tiempo y lugar. Acaban pactando que la banda de Fangs anime el baile y ello hace que Toni pase a mostrarse entusiasmada por el evento y lo promocione junto a Cheryl vendiendo entradas incluso a los mismos que, presionados por ella, las habían devuelto.
El perdedor, claro, es el pobre Kevin, pero mucho no pareciera importarle quedar fuera de la animación del evento y está más precupado por su relación actual con Betty. Además, y como ocurre con Cheryl y Toni, también a él parecieran estársele despertando inclinaciones sexuales más cercanas a la versión que le conocemos, sintiéndose atraído por un joven llegado hace poco cuyo nombre es Clay Walker (Karl Walcott).
Bailando Descalzos
Veronica se siente mal tras lo ocurrido con Archie, por lo cual decide ir a verle. Es recibida, sin embargo, por Mary y nada bien, pues está al tanto de los hechos y le recrimina duramente el convertir la elección de su compañero de baile en una audición. Veronica nada objeta y, por el contrario, le da la razón, pero su arrepentimiento de poco sirve para esta altura y Mary la amenaza con que no lo pasará bien si hace daño a su hijo.
De regreso en su domicilio, su chofer le entrega algo que ha encontrado en la basura y que, dice, es para ella: se trata, claro, del poema que le escribió Archie…
Decide, finalmente, asistir sola al evento, pero apenas ve a Archie y tras disculparse por lo sucedido, le dice que el poema es hermoso y le invita a danzar. El pelirrojo acepta las disculpas, pero amablemente declina la invitación y, en cambio, saca a bailar a su madre: digamos que perdona, pero no del todo…
Kevin parece reencontrarse con Betty luego de obsequiarle una insignia, tal como le fuera aconsejado por Alice, quien conoce bien a su hija. Cheryl y Toni bailan entre sí, pero claro: estamos en los cincuenta y son duramente regañadas por un escandalizado director Featherhead, que les deja en claro que las jóvenes deben bailar con muchachos “como Dios manda”. Con pesar, Cheryl acata mientras una triste y solitaria Toni mira desde un costado de la pista y, no muy lejos, Clay Walker: no hay lugar en los cincuenta para sexualidades diferentes…
En cuanto a Jughead, se suponía que iría al baile con Ethel, pero no hay noticias de ella hasta que se desata un gran alboroto y, entre el estupor y griterío generales, se hace presente bañada en sangre. Dejándose caer y entre sollozos, dice que ha ocurrido algo terrible…
Balance del Episodio
Hemos visto una correcta entrega realzada por el delicioso clima nostálgico que remite a los cómicos originales: la serie siempre ha demostrado llevarse bien con las recreaciones de época y aquí no ocurre algo distinto. Sin embargo, hay ciertos detalles anacrónicos y me da la impresión que algunos de ellos intencionales, como una aislada mención a He-Man. La idea, tal como lo entiendo, es que algo sigue latente en nuestros personajes y, de manera inconsciente, les aparecen de tanto en tanto pequeños deslices temporales.
Menos deliberada me parece la cuestión de la música, particularmente la elección de las canciones que Fangs y su banda ejecutan durante el baile. Es cierto que las dos son de 1955, pero hay diferencias: Only You de The Platters, ya era éxito para ese entonces, pues había sido publicada a principios de año. Distinto “cantar” el de Tutti Frutti, clásico inmortal de Little Richard que recién vería la luz como sencillo en diciembre…
No sé cuánto tiempo se supone que ha pasado desde los sucesos del episodio anterior, pero estimo que no mucho y la muerte de James Dean (acontecida el último día de septiembre de 1955) nos ubicaba a principios de octubre: de ser así, no dan los tiempos para que Tutti Frutti fuera ya un éxito conocido. ¿Se trata de otro desliz temporal deliberado? No me parece en este caso, pues la diferencia de meses es un detalle muy puntilloso como para que el espectador capte un guiño intencional.
En cambio y siguiendo con el contexto de época, me pareció genial la reflexión de Jughead acerca de la decadencia de los superhéroes, situación que claramente se corresponde con los cincuenta y se me hace imposible no relacionar con ciertas referencias presentes en el superlativo cómic Watchmen de Alan Moore, autor a quien alguna vez Jughead mencionara como gran referente.
Por otra parte, toda la secuencia de Fangs en el escenario, desde que conecta la guitarra y pone el amplificador al máximo, remite bastante a Regreso al Futuro, que no solo se ubicaba igualmente en 1955, sino que además Marty McFly interpretaba también allí un tema fuera de época, aunque con un contexto que le daba sentido.
Los homenajes cinematográficos son moneda corriente en Riverdale y, por supuesto, infaltable también el de Stephen King: Ethel, en pleno baile y bañada en sangre, remite a Carrie.
A propósito de ese terrible cliffhanger, ahora sí tenemos base para conjeturar sobre el siguiente episodio : ¿de quién es la sangre? ¿Alguien quiso matarla o ella mató a sus padres? Personalmente, me inclino más por la segunda opción que, de confirmarse, marcaría que el perfil psicótico que le conociéramos a Ethel está también pidiendo pista…
Es que, poco a poco, las personalidades que les conocemos de la línea principal van, lenta pero claramente, abriéndose paso. A Cheryl, por ejemplo, la vemos ahora más altanera y reconocible que en el episodio anterior y la cuestión con su sexualidad y la relación con Toni parecen siempre imponerse, amén de la época. Hasta en el siglo XIX tenía antecedentes: si eso no es amor eterno, no sé qué lo es…
Algo semejante ocurre con Kevin, que parecía heterosexual en esta versión, pero poco a poco va acercándose al que conocemos. Habrá que ver cómo queda lo suyo con Betty cuando, justamente, parecieran estar reconectando, pero está claro es que el Kevin hetero no tiene demasiado ruedo por delante ni ella mucho futuro con él, pues también en la rubia va abriéndose paso la otra personalidad y ya comienza a evidenciar sentimientos por Archie…
Es como si el universo, en cualquiera de sus versiones y alternativas, reacomodara por sí solo las piezas y a la larga todo volviera a su lugar. Archie es, por ahora, el único que no da señales al respecto y ni siquiera parece enterado de lo que Betty siente por él, pero imagino que solo es cuestión de tiempo y lo bueno es que al ser esta versión suya tan diferente de la otra, permite apreciar mejor la versatilidad actoral de KJ Apa , cuyo personaje habitualmente liso no le permite mostrar demasiado en la línea principal.
Detalle no menor el protagonismo que en esta temporada ha ganado Molly Ringwald. En parte es lógico ya que, sea por lamentable pérdida (como con Luke Perry) o simplemente por haber salido los actores de la serie, ya casi no quedan padres a excepción de Alice. De paso, su presencia ayuda también a realzar el clima nostálgico, ya que nos es imposible verla sin retrotraernos a aquellas comedias juveniles de los ochenta que tan buenos momentos nos hicieron pasar a muchos.
Por otra parte y al igual que en el episodio anterior, sigue presente la cuestión de que por debajo de la perfecta fachada pin-up de los cincuenta, existían otras realidades y esta vez no se trató del racismo, sino del prejuicio contra gays y freakies.
Espero, por el bien de la serie, que la intención de tocar temas “serios” no acabe en autoindulgencia, perdiendo así el tono de humor y disparate que la han caracterizado desde sus inicios. No he visto aún, al menos en estos dos episodios que lleva la temporada, ninguno de esos maravillosos momentos en que la serie se ríe de sí misma y los extraño mucho: ojalá sea solo momentáneo y circunstancial.
Además, si se quieren tocar temas de mayor seriedad, no veo problema en que ambas cosas puedan coexistir a la par: en las épocas más idealizadas existían realidades ocultas y terribles, pero también en las más oscuras y nefastas había también momentos para reírse…
A ver qué nos trae el próximo episodio: les espero aquí para analizarlo. Hasta entonces y sean felices…