Luego de una larga espera entre huelgas y series de la franquicia por medio, la quinta y última temporada de Star Trek: Discovery ya está entre nosotros y lo hace con dos episodios, cuyos títulos son Directiva Roja y Bajo las Lunas Gemelas. De modo impensado, la trama de los mismos se reencuentra con uno de los arcos más olvidados de Star Trek: The Next Generation. Creada por Bryan Fuller y Alex Kurtzman, la serie puede ser vista por Skyshowtime para España y por Paramount+ para América Latina.
Hola nuevamente, trekkies y no tan trekkies. Qué bueno es cada tanto reencontrarnos para analizar alguna de las tantas series que nos ofrece el universo de Star Trek y en este caso se trata de Star Trek: Discovery, justamente la que vino a retomarlo y revitalizarlo allá por 2017, en un momento en que llevábamos doce años sin nuevas series de la franquicia.
El camino no fue fácil: mientras algunos celebraban que el universo trekkie siguiera vivo y se adaptara a los tiempos, otros se quejaban de que se alejaba del espíritu original. Algunas críticas eran razonables y otras exageradas, pero el tiempo fue poniendo las cosas en su lugar y hoy sabemos que si pudimos ver Picard, Strange New Worlds o Lower Decks, (nuestros análisis en los respectivos links), fue porque Discovery trajo de vuelta un mundo que estaba más vivo que nunca. No hace mucho el propio Johathan Frakes decía eso mismo.
Pero además de su carácter revitalizador, la serie fue poco a poco corrigiendo errores, encontrando un lugar y definiendo su perfil, todo lo cual conduce a que hoy, no sin algo de nostalgia anticipada, estemos comenzando a analizar su temporada final. Y los dos episodios iniciales vienen con mucha acción y adrenalina, pero también mucho enigma de estilo trekkie más el aditamento de redescubrir un arco perdido allá lejos y hace tiempo, más exactamente en la sexta temporada de The Next Generation.
Vamos pues a ver qué nos han dejado estos dos capítulos no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de invitarles, si así lo desean, a leer (o releer) aquí nuestros análisis anteriores.
Directiva Roja
Una antigua nave romulana perdida ochocientos años atrás ha aparecido en el cuadrante Beta y ello provoca que Michael (Sonequa Martin-Green) y su tripulación vean interrumpida su velada de gala por una “directiva roja”. Kovich (David Cronenberg), que es quien imparte la misma, se muestra bastante hermético sobre el objeto de la misión que se les asigna y solo les informa que deben ir allí a rescatar un importante objeto que no debe caer en manos equivocadas.
Palabras premonitorias, pues cuando la Discovery llega a la nave en cuestión, hay ya un par de ladrones que se les han adelantado. Sus nombres son Moll y L’ak (Eve Harlow y Elias Toufexis): ella es humana y él un misterio, pero se aprecia que son hábiles y escurridizos, al punto de que logran escapar con el preciado objeto (hasta donde parece, un antiguo puzle romulano).
En osada maniobra, Michael logra, con sus botas magnéticas, adhrerirse a la nave en que escapan, pero alguien más entra en escena y complica las cosas: se trata del capitán Rayner (Callum Keith Rennie) quien al mando de una segunda nave de la Federación, ha capturado a los fugitivos con un rayo tractor.
Peor el remedio que la enfermedad: los ladrones, nada tontos, se preparan para pasar a velocidad warp. Ello será su fin al estar retenidos por el rayo, pero también el de sus perseguidores, cosa de la que se percata Michael que, comunicándose con Rayner, le pide que los libere y este así lo hace.
La noticia de que los ladrones han escapado irrita a Kovich (si es que se puede irritar a un holograma), más aún considerando que hay alrededor de veinte firmas warp en la zona y no saben a cuál seguir. Pero lo que sí sabe Michael es a quien consultar para resolver el enigma y así es como acude a Book (David Ajala), que se halla asistiendo a refugiados como parte de la especie de “probation” que le asignaran después de sus faltas de la temporada anterior.
Book deduce que, tratándose de un objeto antiguo, la pareja querrá venderlo y lo más posible es que se dirijan al árido planeta Q’ Mau en busca de un traficante de antigüedades llamado Fred (J. Adam Brown). En efecto, hacia allí han ido para venderle el objeto, pero la suma que él ofrece les mueve a hilaridad. Advertimos un cierto parecido estético entre Fred y Data: ya sabremos la razón…
Rechazada su oferta, Fred pretende igualmente quedarse con el objeto por la fuerza, pero ya está claro que la pareja de ladrones sabe lo que hace, así que logran sacarse de encima a sus guardias y dejarle a él maltrecho.
Como es regla en este episodio, Michael llega tarde. Junto con Book, intenta salir a la caza de los fugitivos con aerodeslizadores y, una vez más, se les une Rayner, que no se sabe qué diablos hace allí. La persecución, que remite algo a Star Wars y a Dune, se da a través de un mundo desértico de arenas radiactivas. Valiéndose de ello y contra las órdenes de Michael, Rayner dispara para provocar un derrumbe y bloquear el escape a los fugitivos, pero solo sirve para que estos copien la idea y generen una avalancha que va camino de sepultar una ciudad completa…
Una vez más, los perseguidores deben abandonar su persecución o miles morirán y, en maniobra hasta donde recuerdo nunca vista en la franquicia, la Discovery y la nave de Rayner ingresan a la atmósfera de manera conjunta y, uniendo escudos, se lanzan sobre la superficie para desviar la avalancha. Moll y L’ak, eso sí, han escapado una vez más…
La Sombra de los Progenitores
Tilly (Mary Wiseman), quien se ha tomado un descanso como entrenadora de cadetes para ayudar a Michael, ha hackeado el sistema de la Flota y encontrado que el objeto robado tiene que ver con tecnología formadora de vida y específamente la de los Progenitores, aquella antigua raza alienígena que evolucionó demasiado rápido y, antes de desaparecer, desparramó por toda la galaxia formas de vida humanoides a imagen y semejanza.
Se trata de uno de los arcos menos vueltos a tocar en la franquicia y tiene que ver con el doctor Vellek, aquel científico romulano que, trabajando para el imperio, encontrara justamente esa tecnología y confrontara con Jean-Luc Picard (TNG, temporada 6, episodio 20).
Pero Tilly no es la única que ha andado resolviendo pistas. Resulta que el tal Fred, cuyo cuerpo han llevado a la Discovery, es un androide de antiguo modelo correspondiente a los que fabricara Altan Soong, lo que explica la similitud con Data. Hurgando en su memoria, se enteran que lo que estaba encerrado en el objeto y que los ladrones habían querido venderle era en realidad un libro conteniendo una pista que conduce a un planeta con dos lunas gemelas…
Por otra parte, a Saru (Doug Jones) se le ve vacilante entre el puesto diplomático que le han ofrecido y seguir brindando servicio en la Discovery. La propuesta de T’Rina (Tara Rosling) de formalizar la relación pareciera terminar de decidirlo, no obstante lo cual le queda una última misión junto a Michael y es en Lyrek, el mundo de las lunas gemelas.
Malinne
Las acciones de Rayner en Q´Mau no han pasado desapercibidas para la Flota. En un interrogatorio que es casi corte marcial, la presidenta Rillak (Chelah Horsdal)y el almirante Vance (Oded Fehr)le cuestionan lo imprudente de haber disparado y Michael debe, a su pesar, admitir que no estuvo de acuerdo.
Lejos de arrepentirse, se muestra convencido de lo que ha hecho: manifiesta que ha sido por el bien de la Federación y argumenta que en ciertos momentos hay que tomar decisiones en el lugar de los acontecimientos, que no es lo mismo que hacerlo desde atrás de un escritorio. Lo encendido de su discurso hace acordar al de Jack Nicholson en Algunos Hombres Buenos (Rob Reiner, 1992) y las únicas respuestas que recibe son el silencio de los interrogadores y el anuncio de un cuarto intermedio…
El asunto no deja bien a Michael: ha tenido que decir la verdad, pero está claro que empatiza con Rayner y en algún punto comprende su accionar. Una charla con Saru pareciera terminar de convencerla, pues el propio kelpiano, emocionado de saber que tendrá su última misión junto a ella, menciona que ya encontrará para él un sustituto y está claro que ambos piensan en Rayner, más allá de que el actual contexto lo haga difícil…
Tilly ha averiguado que, cada siete años, un doble eclipse apunta en Lyrek hacia una antigua necrópolis promeliana, raza que alguna vez habitó allí pero de la cual ya no quedan señales de vida. Un campo electromagnético, sin embargo, protege la estructura y ello hace que Michael y Saru deban ser dejados lejos para seguir a pie.
Mientras tanto, en la Discovery, Book se vale de algo así como comunicaciones subespaciales oscuras (una especie de deep web galáctica) que le sirven para establecer contacto con Moll y L’ak a los efectos de hacerles un ofrecimiento y advertirles que si persisten en su actitud, tendrán a toda la flota tras ellos.
No pareciera afectarles, aunque sí el rostro de Moll transformarse al saber que está hablando con Cleveland Booker , quien además y recíprocamente parece reconocerla y, en efecto, al pedirle luego a Zora una proyección del rostro de la joven a cuando tenía siete años y tres meses (así de específico) da con uno al que claramente identifica. Consultado luego, dice que el nombre de la muchacha es Malinne y que su mentor fue Cleveland Booker IV, lo cual la convierte en lo más parecido a una familia que a él le queda…
Bajo las Lunas Gemelas
La caminata por el ambiente selvático sirve a Michael y Saru para retomar el tema de la sucesión y él reconoce en Rayner características que lo acercan al carácter contestatario e independiente que ella tuviera al llegar.
La conversación, no obstante, se interrumpe por el hallazgo de huesos que parecen de ladrones de tumbas y pronto el enigma tiene respuesta: de los cuatro ojos de una enorme cabeza de estatua emergen drones que comienzan a dispararles, por lo que deben correr a ocultarse, pero no aguantarán mucho más.
Puestas al tanto en la Discovery, Adira (Blu del Barrio)y Tilly se abocan a descifrar la fuente de energía del arcaico sistema de defensa para desactivarlo, pero no logran dar con batería o similar. Una vez más, Rayner interviene como salvador, esta vez en forma de holograma, al sugerir que rastreen una fuente más acorde a los tiempos en que ese mecanismo fue instalado. Así, caen en la cuenta de que el mismo debe ser alimentado por ondas electromagnéticas, a lo que él responde con un irónico “de nada”.
Enterados Michael y Saru de las novedades, deben hacer estallar sus phaseres dentro de la cabeza de la estatua para dejar sin energía a los drones. Saru realiza una maniobra de distracción y hasta se vale de sus púas para destruir algunos mientras Michael cumple con el objetivo. La explosión deja al sistema inactivo, al menos de momento, y ya no hay campo electromagnético, lo cual significa que la transportación puede hacerse sin problemas.
Mientras tanto, deben hallar alguna pista para dar con la tecnología de los Progenitores, pero Moll y L’ak, una vez más, se les han adelantado, pues hay marcas de phaseres que indican que han borrado o destruido una antigua inscripción en la cual estaría, posiblemente, la respuesta que buscan. Afortunadamente, la presencia de ciertas bacterias lumínicas ayuda a reconstruirla y se trata de un antiguo poema, cuyo quinto verso les lleva a un objeto que logran sacar justo a tiempo de ser transportados…
El mismo, según logra deducir Tilly, es uno de cinco fragmentos de lo que parece un mapa y la pista, al menos en principio, parece conducir a Trill. Hay una emotiva despedida entre Michael y Saru en la cual se agradecen mutuamente por lo que cada uno ha significado para el otro, tras lo cual ella va a ver a un ensimismado Rayner que acaba de ser pasado a retiro por orden de Vance.
Michael, sin embargo, le ofrece ser su número uno a bordo de la Discovery. Sorprendido por el ofrecimiento, él le advierte que no es de los que dicen a todo que sí y ella, con una sonrisa, dice que justamente cuenta con eso…
Balance de los Dos Primeros Episodios
Star Trek: Discovery ha regresado para su temporada final con dos episodios muy intensos y logrados, más allá de alguna inverosimilitud hacia el final del segundo. Vamos hacia una “búsqueda del tesoro”, que no es algo nuevo en la franquicia, pero que se hace interesante en la medida que reconecta con un arco de TNG prácticamente olvidado: el de los Progenitores.
Por cierto, es una apuesta valiente el volver a reencontrar el canon cuando el salto hacia el lejano futuro parecía haber librado a los guionistas de esa necesidad. Y si bien es cierto que la cuarta temporada logró levantar la serie precisamente por apartarse del mismo, también lo es que estamos ante una temporada final y siendo STD la serie que relanzó y revitalizó la franquicia, es lógico y bueno que se conecte con los cabos sueltos que la misma ha dejado…
La idea de que hubiera existido una raza primigenia a partir de la cual surgieron todas las especies humanoides que habitan la galaxia es algo que ya había sido sugerido fugazmente en la segunda temporada de la serie original, pero que fue retomado de manera mucho más clara y decisiva en aquel episodio de TNG. Y en su momento, además, sirvió para explicar por qué tantas especies provenientes de mundos diferentes y alejados se parecían entre sí: humanos, vulcanos, andorianos, romulanos, etc.
Sin embargo, esa idea no volvió a ser revisitada, salvo en algunas novelas como Preservador que, escrita por el propio William Shatner, gustó tanto a los fans de la franquicia que algunos hasta pidieron por su adaptación a la pantalla. No ha ocurrido, pero quizás lo que se viene sea lo más parecido que podamos tener ya que, según parece, resolveremos finalmente el enigma de los Progenitores.
La trama de estos dos primeros episodios ha sido muy ágil y nos ha introducido un personaje al que sería bueno que tuviéramos durante toda esta temporada final porque pinta interesante y más aún cuando está interpretado por un actor solvente y de larga trayectoria como Callum Keith Rennie. Nos referimos, claro, a Rayner, de quien aún no sabemos bien qué busca, pero se le ve honesto y capaz de pasar por encima de los libros por el bien común, algo que en su momento también han hecho Kirk, Picard y hasta la propia Michael.
Lo que no se ve muy verosímil es el ofrecimiento que justamente esta última le hace sobre el final. No porque no lo vayamos a creer viniendo de ella, quien es muy posible que identifique en él algunos rasgos suyos y más aún después de la charla con Saru. Lo que no encaja es que el mando de la flota permita que sea su segundo cuando Vance ya ha dispuesto su retiro. Si lo acepta, sería desautorizarse a sí mismo, así que habrá que ver cómo se resuelve esa subtrama que no es menor en absoluto.
El hallazgo, a tantos siglos en el futuro, de otro androide de Soong es otro detalle que viene a reconectar a la serie con la franquicia, aunque pareciera un detalle que queda rápidamente olvidado una vez que han obtenido de su memoria lo que querían. Confiemos en que no sea así y tengamos más al respecto…
Pero la serie, además, ya cuenta con nostalgia propia y la despedida de Saru, en ese sentido, nos golpea emocionalmente por ser un personaje a quien hemos aprendido a querer desde el principio. Quizás pueda quedar algo grande la comparación, pero su rol es de algún modo equivalente al de Spock en la original o Worf en TNG: el alienígena amigable que forma parte de la tripulación. Como tal, nos cuesta pensar en una temporada que ya no lo tenga entre los personajes principales, aunque quizás se haga presente desde otro ámbito o reaparezca en un rol más activo cuando la serie esté llegando a su final…
Y si hablamos de personajes queridos, es para celebrar que tengamos a Tilly tras tantas idas y venidas. No creo, de todos modos, que su nuevo rol entrenando cadetes sea dejado de lado y lo más posible es que, por el contrario, sirva de puntapié inicial para la serie Starfleet Academy, de próximo estreno. Pero si no lo tendremos a Saru en la nave, que al menos la tengamos a ella y más aún considerando el carisma y oficio que Mary Wiseman aporta al personaje.
Una cosa más y tiene que ver con Michael: ¿soy yo o en lo que va de esta temporada está más histriónica y con tendencia al chiste innecesario?. Esperemos que sea solo un espejismo momentáneo…
En definitiva, hemos visto dos episodios más que aceptables para un regreso que promete y un enigma que reconecta con la franquicia del modo menos esperado. Y si con eso no alcanzara, hemos tenido también una de esas maniobras que tanto disfrutamos al unir ambas naves sus escudos para desviar la avalancha. Y qué bueno volver a ver a Jean Luc, aunque más no sea en pantalla.
A ver qué nos depara el tercero. Hasta entonces y sean felices. Larga vida y prosperidad…
Siempre me gustó está serie y el inicio no puede ser más satisfactorio. Pero yo lo siento pero no puedo con tilly. Ni con el personaje ni con la actriz que ,salvo algún momento puntual, me encantaría que desapareciera de la serie.no me aporta nada y no me creo nada de ella. Por lo demás no tengo queja.
Hola Dani: gracias por comentar!! Me alegro de que te guste la serie y estamos de acuerdo. Pero en lo de Tilly lamentablemente no: a mí me encanta Mary Wiseman. Hay personajes que admito que me han resultado insufribles, pero no ella justamente. En fin, para gustos los colores. Fuera de ello, celebro que al menos coincidamos en cuanto al balance positivo de la serie. Un saludo y gracias nuevamente!