Ya resta solo un capítulo para acabar la segunda temporada de The Walking Dead: Daryl Dixon y analizamos lo que nos ha dejado el quinto, cuyo título es Vouloir, c’est pouvoir (Querer es poder). La serie, creada por David Zabel, es spin-off de The Walking Dead y se emite por AMC+.
Hola otra vez, sobrevivientes y caminantes. Bienvenidos a un nuevo análisis de The Walking Dead: Daryl Dixon y mientras nos precipitamos (literal) hacia la conclusión de la segunda temporada, nos encontramos con un quinto capítulo que mejora el anterior (no era muy difícil) a través de diálogos interesantes y una buena escena de zombies como hace rato no veíamos.
No obstante, la temporada sigue fallando en el desarrollo de personajes y especialmente de los villanos, al punto que ya ni siquiera sabemos cuál es el principal, sumado al hecho de que puntualmente tenemos por episodio al menos un detalle fortuito de esos que resultan difíciles de creer.
Pasemos a ver qué nos ha dejado entonces esta penúltima entrega de la temporada, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer en esta web los análisis previos, tanto de esta como de las demás series de la franquicia.
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Culpa y Arrepentimiento
Comenzamos con Daryl y Carol debiendo continuar a pie por descomponerse el auto del que se valían para llegar a París. Fallou, en tanto, ha llegado con Laurent al campamento de quienes siguen siendo leales al niño que, por cierto, ya están al tanto de la muerte de Genet. Tras ellos lo hace un maltrecho Codron, de quien nos enteramos con sorpresa que sigue vivo. Su llegada genera obvia tensión, pero Laurent interviene en su favor diciendo que le salvó la vida.
Más tarde y en privado, el niño le pregunta por qué quería matar a Dixon y Codron responde que estaba cegado por la ira, pero que las cosas han cambiado porque todos a quienes apreciaba han muerto y es culpa suya. Pregunta a Laurent si podrá perdonarlo y el niño responde que ya lo ha hecho, pero falta que se perdone a sí mismo…
Reencuentros
Daryl y Carol llegan al hipódromo en que ella dejó a Ash, pero no hay noticias suyas y sí de unos cuantos saqueadores ensartados en las trampas que él ha puesto, la gran mayoría ya zombificados. El único que sigue vivo pide a Daryl que lo acabe antes de seguir el mismo destino.
A la búsqueda de pistas, se dirigen al Demimonde, aquel local de la boheme parisina que conociéramos en la primera temporada y que, regentado ahora por Anna (Lukerya Ilyashenko), parece más un lugar de bebida, sexo fácil y sadomasoquismo. Anna sabe del avión, pero les recomienda tener cuidado porque hay otros buscándolo.
A Carol le llaman la atención unos bidones de combustible que tienen en el lugar y son informados de que provienen de lo que fuera el cuartel de Pouvoir, lo mismo que la Mona Lisa que mira sonriente desde la pared. Ya tienen una pista…
En el campamento, se produce el feliz reencuentro entre Daryl y Laurent, quien recibe de regreso su cubo de Rubik y se conoce por primera vez con Carol. Pero es una felicidad momentánea porque Daryl debe dar al niño la mala nueva de que Isabelle ha muerto. Lo toma, desde ya, con tristeza, pero se consuela con que ahora está con su mamá y anoticia a Daryl que le confesó que lo amaba…
Visiblemente conmocionado, Daryl le pone al tanto de la existencia del avión con el cual podrían partir hacia América junto con Carol, pero Laurent no quiere ir. En su permamente ambivalencia entre niño corriente y prodigio, pregunta a Daryl si cree que en algún momento las cosas volverán a ser normales y este responde que lo serán si le acompaña.
No lo convence. Laurent dice que todos los que ama terminan muriendo y no desea que ocurra lo mismo con Daryl, por mucho que este intente convencerlo de que no tiene por qué ser así. Carol, mientras tanto, se dedica a recorrer el campamento y lidiar con sus fantasmas del pasado, pues ya no solo los graneros le hacen acordar a Sophia sino que por un momento hasta cree verla en una niña del lugar…
Tres entre la Multitud
Pero la calma se ve alterada cuando, estrenando su flamante alianza, los de Losang caen al lugar junto a ex efectivos de Poudoir. Quieren al niño y le niegan que esté allí, pero descubre el cubo y sabe que están mintiendo. Codron se las arregla, no obstante, para sacarlo y ponerlo a salvo en el único lugar al que puede ir: el Demimonde.
Mientras todo ello ocurre, Daryl y Carol llegan al ex cuartel de Pouvoir y, como si fuera una ronda de reconocimiento de detenidos, ella pasa uno por uno los rostros de los zombies que se hallan detrás de un cristal para dictaminar que ninguno es Ash…
Pero Daryl descubre en el patio un aglutinamiento de caminantes alrededor de un vehículo y ello solo puede significar que hay alguien vivo dentro. Sabemos que se trata de Ash porque un flashback previo nos lo había mostrado escondiéndose allí para escapar a los hambrientos zombies. Y la imagen de los mismos, arracimados en torno al vehículo, nos remite a aquella tan icónica de Rick adentro del tanque o, de modo más prosaico, a la visita del Papa Francisco a Río de Janeiro durante 2013, con el auto aislado de toda seguridad y rodeado por la multitud.
En gran escena doble, Daryl y Carol se abren paso a los tiros mientras lo suyo se alterna con la arenga mesiánica que Losang está dando en el campamento y en la cual proclama al niño como la prueba viviente de que Dios sigue existiendo, aun cuando muchos crean que no es así…
La pareja logra llegar al vehículo, en cuyo interior se halla efectivamente Ash, pero ahora son tres los que quedan en medio de la marea zombie. Por suerte, ya sabemos que esta es la serie de las grandes casualidades y parece que los de Pouvoir se dejaron en el habitáculo una caja de dardos como los que usan o usaban para crear supercaminantes.
Daryl abre el techo del vehículo y dispara dos de los mismos contra sendos caminantes algo alejados y en pocos instantes estos se abren paso por entre el tumulto a puro destrozo y desgarro mientras los cristales del auto se tiñen de rojo como en el más siniestro de los lavaderos automáticos.
Una vez que los dos híbridos dieron cuenta del resto, destrozan los cristales del auto y ahora es Daryl se encarga de ellos, con lo que el trío ya tiene el camino allanado para salir. O más o menos, bah, porque deben andar con cuidado de no pisar miembros ni cabezas…
Ser o no ser
Carol se siente mortificada cuando Ash le pregunta si encontró a Sophia, pues sabe que en algún momento deberá decirle la verdad y el propio Daryl la ha alentado a hacerlo cuando le pusiera al tanto de la mentira que la llevó a Francia.
Enterado de que Codron llevó a Laurent al Demimonde, Daryl se dirige allí para buscarle, pero también caen los de Losang con idéntico objetivo. Junto al niño y a Codron, logran no obstante escapar por las catacumbas parisinas que algún día nos enseñara Fallou, pero Losang se da cuenta y va tras ellos..
Entre cruces, altares y calaveras, se produce un enfrentamiento que acaba en doble duelo: Codron contra Jacinta y Daryl contra Losang, a quien sus técnicas de aikido no salvan de acabar con el cráneo destrozado precisamente por otro cráneo que Daryl toma del piso. Quizás sea solo cosa mía, pero la escena se ve como Shakespeare en versión francesa y postapocalíptica.
La Verdad Incómoda
Mientras tanto y por mucho que le cueste, Carol intenta de una vez por todas sincerarse con Ash, pero se detiene cuando este le dice que el viaje le ayudó a revalorizar la vida y superar la pérdida de su hijo. A la larga, no obstante, le termina contando la verdad y la furia de Ash es plenamente entendible: le echa en cara que no solo le mintió, sino que además utilizó la muerte de su hija y la del suyo propio para conseguir lo que quería que, en definitiva, era ir por Daryl.
Cuando precisamente llega este último, Ash parece calmarse un poco en presencia de Laurent, pero la sensación es que lo hace solo porque es un niño. No obstante, anoticia al grupo de que el avión no puede transportar a cuatro…
Balance del Episodio
Si bien ha habido un leve progreso con respecto al capítulo anterior, la trama sigue presentando problemas y a partir de la tempranera de muerte de Genet le cuesta no solo encontrar un eje sino también un villano, pues los guionistas se empeñan en cargarse uno tras otro apenas comienzan a adquirir algo de desarrollo como tales.
Cuando Genet adquirió matices y se volvió por fin interesante, la mataron. Cuando pareció que la posta sería tomada por Losang, hicieron lo mismo y me pregunto entonces cuál habrá sido el sentido de trocarlo en villano en el episodio anterior para quitarlo de en medio tan pronto. Más aún: me pregunto también quién será el villano del último capítulo. Quizás Jacinta, que hasta donde sabemos quedó inconsciente, pero su personaje casi no ha tenido desarrollo y también corre peligro de que la eliminen rápido.
Lo mejor ha pasado por los diálogos y las confrontaciones, con un gran trabajo de Manish Dayal encarnando a un Ash dolido y furioso (con razón) al saberse engañado, pero también ha habido momentos menos viscerales e igual de intensos entre Laurent y Codron o entre Laurent y Daryl, aun cuando no se entienda por qué el niño queda al final convencido de ir a América.
Es que los giros repentinos y drásticos han sido una constante en la temporada. Lo vimos con los de Pouvoir, que de un instante a otro pasaron a aliarse con Losang al morir Genet, y con Codron, cuyo cambio de bando tuvo una cierta verosimilitud pero ha sido demasiado radical. Y lo vemos con Laurent, aunque a decir verdad el niño ha sido siempre bastante cambiante y ciclotímico, como también es cierto que The Walking Dead es la franquicia donde los personajes más abruptamente cambian de opinión o de bando después de Fast & Furious.
Hemos tenido además en este capítulo un gran momento zombie, lo cual se venía extrañando en la franquicia desde The Walking Dead: Dead City, que hasta ahora viene siendo sin dudas el mejor de los spin-offs a que la misma ha dado luz.
Es que por mucho que hayamos entendido que los caminantes no son el principal problema en el mundo postapocalíptico sino los humanos, sus luchas de poder y su diferente forma de canibalismo, no nos olvidamos que esto se llama The Walking Dead y nos gusta cada tanto sufrir alguna de esas situaciones angustiantes como la del trío dentro del vehículo, aun cuando la resolución haya sido una vez más algo torpe y casual…
Nos queda un solo capítulo y lo que viene es una intriga, pero no porque estemos pendientes de algún enfrentamiento final o de cómo se resuelve tal o cual problema, sino porque directamente no sabemos cuál será el problema principal al que nos vamos a encontrar: pocas veces una serie ha llegado a un final de temporada con tan poca incertidumbre.
Por lo que se avizora, el centro de la trama estará puesto en el viaje transatlántico y, en ese sentido, el cliffhanger final, con Ash diciendo que el avión no puede transportar a cuatro, dice bastante al respecto. Eso sí: no sé ustedes, pero cuando Carol proponía a Daryl llevar el niño con ellos a América, me preguntaba si el avión podría llevar a tantos y no entiendo por qué no se lo preguntó ella. Además, se supone que el consumo de combustible aumenta con el peso.
Temo, como lo vengo diciendo desde hace un par de capítulos, que resuelvan el asunto con alguna muerte heroica o sacrificio por parte de Ash, lo cual sería el recurso más fácil y cobarde, pero a los guionistas les mataría dos pájaros de un tiro al resolver también un triángulo conflictivo (aunque a decir verdad, ya no lo es tanto ahora que Carol se ha sincerado).
En fin: nos queda solo un episodio para finalizar una temporada que, claramente, no ha estado a la altura de la anterior, la cual, a pesar de sus defectos, terminaba aprobando y, sobre todo, proponía algo distinto dentro de la franquicia. Veremos si el capítulo final logra revertir eso al menos en parte o bien siquiera nos deja algún interés o expectativa de frente a una hipotética tercera temporada que doy casi por descontado que tendremos.
Hasta entonces y sean felices…