Un mundo desolado
Esta vez, el autor se aleja de la Edad Media para adentrarse millones de años en el futuro, pero no presenta a una civilización avanzada ni envidiable: por el contrario, Miura crea un mundo posapocalíptico en el que un imperio colonizador e implacable gobierna sobre las ruinas. Mientras los planes de expansión de estos conquistadores siguen en marcha, dos figuras enigmáticas y opuestas tratarán de desbaratar sus planes y salvar a las pocas zonas libres que existen. Estos dos héroes son Delos, un enorme guerrero de buen corazón, y la fría y misteriosa Prome, el cerebro de este extraño grupo.
En sus aventuras, se cruzarán con los habitantes de un peculiar reino en el que los humanos conviven con escarabajos de gran tamaño. A pesar de la animadversión de este pueblo a los extranjeros y de los conflictos que ocasiona su desconfianza inicial, harán un esfuerzo por salvar a estos potenciales aliados de una amenaza que se cierne sobre ellos. Se trata del pavoroso ejército del imperio, constituido por una gran cantidad de soldados y unos monstruos gigantes que destrozan a todos los enemigos a su paso.
Grandes ilustraciones para una pequeña historia
La primera virtud de esta obra reside en un elemento que cualquiera que esté leyendo este artículo habrá podido apreciar en las imágenes que lo ilustran: el detallismo de este artista, que comenzó a acentuarse en los últimos años de Berserk pero que siempre había formado parte de su estilo. En este caso, el dibujo de Miura es perfecto para retratar un mundo impresionante que dejará boquiabierto al lector a cada página que pase. Su trazo sabe adaptarse tanto a las descomunales criaturas que pueblan este manga como a unas peleas cuerpo a cuerpo que transmiten el dolor y el cansancio de una manera brutal. Sus escenas de acción y los diseños de los monstruos son bastante memorables, a pesar de la obvia influencia de obras como Ataque a los titanes. La apabullante arquitectura y el paisaje desolado, sin embargo, son completamente suyos, con un sello personal que los distingue de otros mundos fantásticos. En cuanto a las expresiones de sus personajes, aunque no son tan detalladas, establecen de manera concisa un lenguaje visual que los convierte en únicos.
Estos personajes son precisamente el punto fuerte del guión: pertenecen a arquetipos más o menos extendidos como el héroe bonachón y algo inocente que representa Delos. Sin embargo, la interacción entre los dos protagonistas les aporta una humanidad que muchas veces se echa de menos en las fatalistas historias ambientadas después del fin del mundo. En esto se diferencia del Berserk inicial y se aproxima más al de los últimos años: aunque el mundo esté dominado por bestias sanguinarias y la vida valga muy poco, hay lugar para la esperanza. No nos encontramos ante una copia de su obra clave, ya que los personajes principales son bien distintos, al igual que su actitud hacia la vida. De hecho, esta pequeña y encantadora historia bien podría ser un shonen enfocado al público adolescente de no ser por alguna viñeta que otra. Su argumento no es el más original del mundo, pero introduce conceptos interesantes como la bella ciudad de los escarabajos.
Conclusión
Gigantomaquia es un cuento no demasiado brillante pero muy entretenido, y narrado con unas imágenes que merecen ser admiradas durante el tiempo necesario. No deja de ser frustrante que este parezca el primer acto de un viaje más largo que nunca se realizará del todo, y que muchos elementos introducidos queden sin un desarrollo más extenso. Sin embargo, hay que aceptar este tebeo como lo que es: al igual que Jaco el patrullero galáctico, se trata de un inciso más optimista y desenfadado en la trayectoria de un autor encasillado por una sola obra.