Por sorpresa y sin previo aviso se ha incorporado al catálogo de Netflix Godzilla Minus One, la película conmemorativa del 70 aniversario del personaje que tan buen sabor de boca dejó entre los que pudieron disfrutarla en las salas de cine y que ganó una enorme relevancia al ganar con todo merecimiento el Oscar a los mejores efectos visuales este mismo año.
La cinta, de producción japonesa (toho), está dirigida por Takashi Yamazaki y transcurre justo después de la II Guerra Mundial. Tiene como protagonista a un joven piloto kamikaze (Ryunosuke Kamiki) que no fue capaz de cumplir con su labor de sacrificio ni durante la guerra ni durante el primer ataque de Godzilla en la isla de Odo. Esto hace que cargue con un enorme sentimiento de culpa que llevará consigo cuando poco a poco empiece a rehacer su vida en la postguerra en una situación muy difícil para los japoneses. Conoce entonces a una chica que esta cuidando de un bebé que no es suyo y decide acoger a ambos y formar una extraña familia, pero todo se tuerce cuando el monstruo reaparece destruyendo gran parte de la recién reconstruida Tokio y sembrando el terror. No queda otra que enfrentarse a él y puede que nuestro protagonista haya encontrado la manera de redimirse por fin.
Como suele suceder en muchas películas de monstruos, el protagonismo de la criatura queda un poco en segundo plano para mostrar una historia humana enmarcada dentro de una situación crítica. En las películas norteamericanas esto suele suponer un viaje de descubrimiento de personajes jóvenes buscando empatizar con el supuesto público objetivo de estas historias. Pero en Japón se opta por un enfoque más adulto y la historia que vemos en Godzilla Minus One no puede ser más interesante. Si, nos hubiera gustado ver más al monstruo, pero el contexto de la sociedad de postguerra en Japón y la vida del piloto kamikaze inmerso en un espiral de sufrimiento por su sensación de deshonor hacen que la historia avance a buen ritmo y con interés, sobre todo cuando el protagonista decide que ha llegado la hora de enfrentar sus temores y tomar las riendas en la lucha contra el monstruo.
Otra gran diferencia con las producciones occidentales está en el tratamiento que se hace del propio Godzilla. En las películas norteamericanas el monstruo siempre acaba siendo mirado con respeto y empatía, intentando comprenderlo, saber de donde viene e incluso se acaba convirtiendo en una especie de antihéroe guardián de la tierra. En Godzilla Minus One no hay nada de eso. El monstruo no es más que eso, un monstruo, una fuerza de la naturaleza, como una tormenta, como un tsunami, un avatar de la destrucción que tiene que ser detenido. Esto hace que la trama no pierda tiempo en buscar su origen o motivaciones, lo que interesa es el viaje que lleva al piloto kamikaze de ser un hombre destruido por el deshonor, a una persona familiar, que se preocupa por los suyos y que logra conocer el poder del amor y la amistad a pesar de su ira interior y su anhelo de venganza. Un anhelo que podrá ver satisfecho cuando se enfrente a Godzilla y tome la decisión que cerrará el circulo vicioso en el que se había convertido su existencia.
Es cierto que la trama a veces se hace un poco lenta y que el viaje emocional del protagonista no puede ser más predecible, pero a pesar de ello todo acaba fluyendo con soltura gracias al interés que tiene la historia y a un tercio final en el que el enfrentamiento con Godzilla toma el protagonismo.
En cuanto al apartado técnico sorprende lo que han logrado en toho con un presupuesto tan ajustado, alrededor de los 15 millones de dólares, una minucia si lo compramos con las grandes producciones norteamericanas. Los efectos visuales son soberbios y modernos, aunque para el monstruo se ha reservado un diseño vintage que rememora las cintas antiguas del personaje. Godzilla luce un poco acartonado, lento y pesado, un poco anacrónico con el resto de efectos de la película. Está claro que lograr hacer un monstruo realista y espectacular está más allá de las capacidades de los responsables de la película (sobre todo con ese presupuesto) así que me parece una gran idea no intentar disfrazar esta incapacidad para mostrarnos a un Godzilla clásico que da un sabor especial a la historia.
En resumen, Godzilla Minus One es una gran película que supone un aire fresco para los que estamos acostumbrados a las cintas norteamericanas del personaje. La ambientación en la postguerra de la II Guerra Mundial en Japón y la historia de un personaje tan interesante como el piloto kamikaze (del que nunca llegamos a saber su nombre), unido a la lucha contra una encarnación de Godzilla como gran fuerza destructora de la naturaleza eleva el interés de una cinta que sorprende además por una producción muy lograda con un presupuesto ínfimo.