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Crítica de Hearts Beat Loud: La relación de un padre y su hija

Hearts Beat Loud es una película al más puro estilo de las obras de John Carney (Sing Street, Begin Again, Once) donde la música conecta a los personajes principales. Bret Haley dirige esta propuesta protagonizada por caras ya conocidas y nuevos talentos; el resultado es un filme muy disfrutable centrado en la conexión emocional entre un padre y su hija.

Frank (Nick Offerman) trabaja en una tienda de discos situada en Brooklyn, a pesar de que cuenta con el apoyo de la dueña del local, que también es una clienta habitual, los ingresos son limitados, por lo que Frank se plantea cambios en su vida. Sam (Kiersey Clemons) también se siente preparada para avanzar, está decidida a estudiar medicina en la universidad de Los Angeles, por lo que pronto dejará de vivir con su padre. En el que puede ser su último verano juntos antes de que Sam se marche a la universidad, Frank decide empezar una banda con su hija, ella al principio se muestra reticente, pero después sucumbe ante el encanto de la proposición.

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Las interpretaciones son un aspecto a destacar. Offerman y Klemons consiguen esa química tan fundamental para que el espectador crea que esta presenciando una verdadera relación paterno-filial. Es especialmente sorprendente el trabajo de Klemons, con un personaje muy distinto al que interpretó en Dope, el papel que la puso en el mapa, de hecho es bastante difícil reconocerla.

A nivel de guion, la película sabe dividir perfectamente el tiempo, de esta forma otorga la misma importancia a ambos protagonistas. Los dos mantienen una relación muy estrecha, pero no es eso en lo único que se centra Haley. Sam se adentra en una relación amorosa con Rose (Sasha Lane), una chica que conoce en una galería de arte. Frank, por su parte, debe afrontar la marcha de su hija y los problemas que implica ser el dueño de una tienda al borde de la bancarrota.

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A pesar de que pueda parecer un filme un tanto predecible al principio, Hearts Beat Loud no lo es. Se le da una aproximación realista al sueño de una persona, es una historia a pequeña escala, donde el único concierto de relevancia es ante unas 20 personas. Este hecho no desvaloriza al filme, lo hace aún más creíble, sorprendente y fresco.

El enfoque por el que apuesta Brett Haley en cuanto al apartado musical del filme es una mezcla entre lo nuevo y lo antiguo. Sam representa la modernidad musical y Frank el antiguo rock con sonidos derivados de instrumentos como la guitarra o el bajo. La música original permite avanzar el diálogo entre los personajes, con sus letras los protagonistas se sienten capaces de confiar sus emociones más íntimas. En una de mis escenas favoritas Sam empieza a cantar una canción de amor, Frank comprende inmediatamente los sentimientos de su hija y le pregunta si tiene novia. Es un auténtico placer ver una película donde la protagonista se siente atraída por personas de su mismo sexo, pero no se hace de ello algo tabú, ni se convierte en el tema principal de la obra. A pesar del buen uso de la música en ciertos momentos, en otros la repetición de canciones se hace un poco cansina.

Uno de los temas principales del filme es la disonancia que existe entre Frank y Sam en cuanto a su elección de carrera universitaria. Es un recurso muy típico crear conflicto entre padres e hijos por el futuro de estos, aunque he de decir que Hearts Beat Loud innova en este apartado. Frank no es el típico padre que obliga a su hija a estudiar algo con futuro, al contrario este interrumpe a su hija en su tiempo de estudio para que ambos puedan tocar juntos. Sam no es la típica chica que quiere dedicarse a las artes, a pesar de que ama la música, desea estudiar medicina. Se da, por lo tanto, un reverso en los roles paterno-filiales donde Frank es el soñador, un tanto idealista y Sam la responsable.

Hearts Beat Loud es una película muy agradable, de hecho sería sorprendente encontrar a alguien que deteste el filme. Es cierto que es muy sencilla, pero sí que es una película que intenta profundizar en las conexiones emocionales de sus personajes, lo que es de agradecer.

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