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Crítica de La librería, ganadora del Goya a la mejor película

Introducción

Isabel Coixet es una directora algo polémica, a la que muchas veces se ha acusado de querer tomar el pelo, y que no suele contar con el favor del gran público. Esto, y el hecho de haber contado con una financiación parcialmente inglesa y una historia ambientada en Inglaterra, con un reparto de este país, hacía pronosticar que este filme podía pasar desapercibido entre tanto producto patrio y el estreno de superproducciones como La Peste. Sin embargo, tras su triunfo en los premios Goya dentro de las categorías de mejor película, mejor dirección y mejor guión adaptado, esta cinta vuelve a estar de plena actualidad, y sin duda atraerá a un mayor público.

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Basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald, la película nos cuenta la historia de Florence Green, una viuda que decide inaugurar un negocio sin muchas posibilidades de éxito en el pueblecito en el que vive: una librería, dentro de un viejo edificio que adquiere, para transmitir el profundo amor que ella y su difunto marido profesaban hacia la lectura. Esta aventura emprendedora se convertirá en una odisea cuando la mujer más rica del pueblo, Violet Gamart, decida que quiere apropiarse del local en el que tiene su librería. A pesar de contar con la ayuda de algunos amables secundarios como la joven Christine o el solitario anciano Edmund Brundish, la gestión de su negocio se le irá haciendo cuesta arriba conforme vayan pasando las semanas.

Antes de entrar a valorar la película en detalle, cabe destacar que se trata de un producto más que destacable, con una ambientación muy lograda y una historia cotidiana y entrañable que resulta un respiro entre tanto filme espectacular. ¿Merece la pena verla? Desde luego. Expliquemos ahora por qué.

¿Por qué es recomendable?

En primer lugar, por la calidad de esta sencilla trama, que nos traslada a un pequeño pueblecito inglés en principio idílico pero no carente de las pequeñas rencillas que caracterizan a estos pueblos. Aun así, se nos lleva de la mano a un espacio tranquilo, que invita a la introspección. La cinta recoge, además, una época de transición en la que estos establecimientos comenzaron a tener como clientes a un mercado mucho más popular, antes analfabeto, que comienza a introducirse en el fascinante mundo de la lectura y que obliga a esta a transformarse. A partir de ahora, tendrán que ofrecer postales eróticas, libros de ciencia ficción desdeñados antes por ignorancia o esnobismo… No habría estado de más que el guión hubiera hecho un mayor hincapié en estos aspectos, pero estas pinceladas resultan suficientes para contar una historia íntima que tampoco pretende ser un ensayo.

Pero, sin duda, lo mejor de la película son sus protagonistas que, a base de un encantador acento inglés y de diálogos muy cuidados, logran provocar en el espectador una serie de sensaciones que complementan a la perfección los distintos acontecimientos de la trama. Gracias al talento de actores como el veterano Bill Nighy o la infravalorada Emily Mortimer, acaban conformándose personajes excéntricos pero realistas hasta cierto punto, con sus manías y sus defectos pero con un envidiable sentido de la moral que les lleva a tomar decisiones difíciles que luego lamentarán. Cabe destacar también la grata sorpresa que supone Honor Kneafsey, la joven actriz que ayudará a la sufrida Florence, y que da vida a un personaje muy inteligente pero que retiene su carácter infantil. Asimismo, los repelentes antagonistas hacen un papel estupendo que suscitará el odio de toda la audiencia sin excepción, y que resulta un necesario contrapeso frente a la bondad de los protagonistas.

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Por último, se agradece que la historia fluya con naturalidad y de manera lógica, con puntos de inflexión pero sin demasiados golpes de efecto, o al menos no demasiado inverosímiles. Sobre todo, resulta refrescante el hecho de que no se introduzca una historia de amor con calzador como tantas otras veces se ha hecho. Esta cinta se aleja de la espectacularidad que muchas veces buscamos a la hora de ir al cine, y nos recuerda a fábulas más cercanas a nuestro entorno habitual como Qué bello es vivir o cualquier otra película de Frank Capra, con un contenido plenamente humano sin grandes alardes de estilo que habrían distraído del mensaje y de la acción.

Conclusión

Seguramente esta película no te cambie la vida, pero resulta una sorpresa más que agradable. Te guste la lectura o no, seguro que te gustará este filme. Con sus perfectos paisajes, sus cercanos personajes y una historia tranquila que todos podemos comprender, es una pena que no sea más conocida. Esperemos que su triunfo en los Goya resucite a este humilde producto pero, en cualquier caso, siempre podremos deleitarnos con una cinta que no pretende cambiar el mundo pero a la que tampoco le hace falta.

Máximo Simancas
Máximo Simancashttps://laautopistadepalabras.wordpress.com/
Periodista. Redactor en esta página y, antes, en el portal digital madridesnoticia. Creador de contenido para redes sociales.
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2 COMENTARIOS

  1. Coincido totalmente con la opinión. La Coixet no es santo de mi devoción y la verdad fui a ver la peli arrastrado un poco a regañadientes por una amiga. Y bien que hice caso, la película me pareció preciosa, tanto en la ambientación, como en la sencillez de la historia y las grandes interpretaciones. Se agradecen estas películas, porque uno acaba harto de tanto efectismo vacío y al final estas películas sin estridencias acaban siendo las que más se disfrutan. Me pasó lo mismo con una película del año anterior, la de Paterson de Jim Jarmusch, que me resultó deliciosa también

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