En 2021 llegó a la plataforma de streaming Netflix una producción surcoreana que arrasó en internet, convirtiéndose en una de las más comentadas por los aficionados y en la serie más vista de la historia de la plataforma.
La primera temporada de El juego del calamar (Creada por Hwang Dong-hyuk ) nos cautivó con su historia original sobre juegos tradicionales infantiles surcoreanos transformados en una auténtica pesadilla para sus participantes. En el relato seguimos a Seong Gi-Hun (Lee Jung-jae), un padre adicto a las apuestas que, debido a su adicción, ha perdido grandes sumas de dinero y se encuentra profundamente endeudado con personas dispuestas a cobrarse esas deudas a cualquier precio.
Desesperado por su situación, recibe una invitación para participar en un juego a cambio de dinero. Obligado por la presión de sus deudas, acepta la oferta y, al entrar en el juego, descubre que no está solo: comparte la experiencia con otros 456 participantes que también buscan saldar sus propias deudas.
Lo que al principio parece un inocente juego infantil pronto se convierte en una pesadilla para todos, ya que implica la muerte de muchos de los participantes en su lucha por conseguir el dinero. Tras superar innumerables desafíos, nuestro protagonista regresa en esta segunda temporada con el objetivo de intentar detener los juegos.
Su funcionamiento como secuela
Considero que esta temporada no es perfecta ni mucho menos y presenta algunos fallos bastante evidentes. Sin embargo, a pesar de ello, sigue siendo una temporada muy buena. La serie toma todo lo que funcionó en su primera entrega y lo potencia en varias áreas en esta secuela. Esta temporada cuenta con más personajes secundarios, y cada uno de ellos está mejor desarrollado que en la anterior. Cada personaje tiene su propia historia y convicciones; ninguno se siente como una copia de alguien de la primera temporada. Todos poseen su propia esencia y aportan un nuevo entendimiento de los juegos para el protagonista.
Además, el elemento del suspense se eleva al máximo. En esta ocasión, se otorga mucha más relevancia a los nuevos personajes, y en cada juego se percibe un peligro constante para todos. Realmente se consigue la sensación de que nadie está a salvo y que cualquiera podría ser el siguiente jugador eliminado.
Quiero destacar especialmente el primer capítulo, donde hay escenas en dos juegos que transmiten una tensión máxima, acompañadas por una actuación magnífica de los actores implicados. Estas escenas mantienen al espectador al borde del asiento, sumido en la incertidumbre de cómo se resolverán los juegos.
El corazón de la serie
El juego del calamar no se caracteriza por ser una serie con los mejores personajes ni con una dirección ejemplar. Creo que su punto más fuerte reside en el uso de sus decorados, y en esta ocasión no se queda atrás. Exceptuando el juego de “Luz verde, luz roja”, que es el único que se repite de la primera parte, los nuevos juegos destacan por su gran originalidad y continúan siendo el alma de la serie. Es fascinante ver como, aunque inicialmente presentados de forma inocente, los juegos se transforman rápidamente en un infierno.
Los juegos son la parte más entretenida de la serie y aunque el inicio puede resultar algo lento hasta que se llega a ellos, una vez alcanzado ese punto no hay vuelta atrás. La serie sigue creciendo a partir de sus juegos y de las dinámicas que generan entre los personajes.
Los fallos de la temporada
Aunque la serie es entretenida y una gran segunda parte, también cuenta con numerosos fallos. El primero de ellos es una de las subtramas, que se siente fuera de lugar y poco interesante. Aunque parece estar planteada más que nada para la siguiente temporada, esta subtrama no aporta nada significativo a la serie, y su eliminación no cambiaría el resultado final.
Otro de sus fallos son las incongruencias en el guion. Si bien se trata de un producto más comercial que no busca la perfección en este aspecto, hay ciertas incoherencias en las decisiones de los personajes que resultan fuera de lugar. Esto le resta mucho a la serie, ya que se trata de decisiones muy marcadas que parecen diseñadas únicamente para hacer avanzar la trama.
¿Un mal final?
Aunque no me gustaría entrar en detalles sobre el final, en las redes sociales se está debatiendo si se trata de un final malo o anticlimático. A mi parecer, el capítulo final no fue de mis favoritos y puede llegar a sentirse fuera de lugar. Sin embargo, el final de temporada supone el cierre de la evolución de los personajes a lo largo de esta entrega. Tras ese desenlace, ninguno de los personajes será el mismo en la siguiente temporada. Por ello, no considero que sea un mal final, sino más bien uno poco satisfactorio.
En conclusión, El juego del calamar sigue siendo una gran producción de Netflix que, pese a sus altibajos, mantiene un alto nivel y potencia sus virtudes al máximo. La segunda temporada de El juego del calamar demuestra cómo se debe hacer una continuación y cómo, incluso en superproducciones, se puede respetar una buena visión creativa, entregando un resultado final sólido.
Pueden encontrar nuestra opinión de la primera temporada en El juego del calamar. La serie más vista de Netflix.
¡Un saludo y sed felices!
