Reconozco que procuro vivir ajeno al auge de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas. Entre otras cosas, porque tanto Terminator me ha hecho desconfiar de una IA que quiera dominarnos a todos. No he probado (y, de momento, seguiré sin probarlo) ChatGPT. Pero uno no puede evitar sentir escalofríos ante lo que le ha ocurrido a Stephen Fry.
Para quien no lo conozca, Fry es uno de esos actores británicos secundarios que te suena nada más verlo. Apareció en V de Vendetta, El Hobbit o Sherlock Holmes: Juego de sombras. Más recientemente, en la serie The Sandman.
Pero Fry es también la voz de los audiolibros de Harry Potter.
Lo inquietante ha sido que, utilizando la inteligencia artificial, se ha empleado la voz de Fry para realizar nuevas narraciones que él nunca ha llevado a cabo y, además, sin su consentimiento.
No hace falta imaginar las implicaciones que pueda tener esta noticia pero, por si acaso, os dejo la reflexión del propio Stephen Fry:
“Lo que escuchaste no fue el resultado de una mezcla. Se trata de una voz artificial flexible, donde las palabras se modulan para adaptarse al significado de cada frase. Por lo tanto, podría hacerme leer cualquier cosa, desde un llamado a asaltar el Parlamento hasta pornografía dura, todo sin mi conocimiento y sin mi permiso. Y esto, lo que acabas de oír, se hizo sin mi conocimiento”.
¿Qué opináis? ¿Creéis que debería establecerse algún tipo de control sobre la Inteligencia Artificial?
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!
