El 10 de octubre de 2012 se estrenaba, en la cadena The CW, una serie llamada a marcar un pequeño hito en televisión. Hoy somos 10 años más viejos y también lo es Arrow, las aventuras de Oliver Queen en la pequeña pantalla. Rememoramos esos 10 años y esa serie en este retro-análisis especial. Al lío.
Le has fallado a esta ciudad
Arrow contaba el regreso de Oliver Queen a Star City tras naufragar 5 años antes en una isla llamada Lian Yu. Oliver se convertía en Arrow, el justiciero enmascarado que mataba a los integrantes de una misteriosa lista por ladrones, asesinos y corruptos. Al mismo tiempo, la historia nos contaba las andanzas de Oliver en Lian Yu mediante flashbacks intercalados en la trama del episodio, mostrando como un cayetano de los de toda la vida adquiría su destreza con el arco y las flechas a base de pasarlas canutas.
Esa estructura usando flasbacks y cambiando a flashforwards, se mantuvo a lo largo de 8 temporadas en las que Oliver Queen pasaba de vigilante asesino a superhéroe venerado, de despiadado a blandengue, rodeado de un elenco de secundarios que le marcaban el paso a seguir. De esas 8 temporadas, la primera fue brillante, las dos siguientes resultaron buenas, la cuarta fue catastrófica y a partir de ahí un sainete que ya va por gustos.
Curiosamente fue en esa cuarta temporada cuando Arrow pasó a ser Green Arrow, quitándose el complejo que arrastraba desde el principio, el que le impedia reconocer que venía de un personaje de cómics con una larga trayectoria, aunque algo ridículo. Curiosamente también fue en esa cuarta temporada cuando la serie se volvió más blandengue, Oliver Queen menos sanguinario y asesino y las escenas de cama y algo de carne empezaron a brillar por su ausencia.
Reconozcamos que excepto en algunas etapas (en concreto las de Dennis O’Neil y Neal Adams y la de Kevin Smith como guionista, con posteriores aportaciones de Jeff Lemire y Andrea Sorrentino) Green Arrow no daba para mucho. Era un tipo con un arco y unas flechas que era más bien un sucedaneo de marca blanca de Batman.
Conscientes de eso, los creadores de la serie Greg Berlanti, Marc Guggenheim y Andrew Kreisberg plagiaron y adaptaron sin disimulo muchos de los conceptos, situaciones y villanos del hombre murciélago. Tuvimos una Arrow-Cueva, un Alfred llamado John Diggle, una Oráculo, un Ra’s Al Ghul, … un no parar.
Stephen Amell / Oliver Queen
Hablemos de los tres principales personajes de Arrow, porque si nos extendemos más nos dan las uvas. Stephen Amell fue Arrow, Oliver Queen, a lo largo de 8 temporadas. Fue de menos a más, evolucionando de pijo buenorro acartonado a padre y marido comprometido con todo. El personaje acabó por aceptar su complejo de Peter Parker, aquel en el que uno se siente responsable y culpable de absolutamente todo, sacrificándo su vida para salvar el universo.
Porque en este punto hay que decir que Arrow se convirtió, gracias en gran parte al apoyo de una numerosísima base de fans, en la piedra angular de todo un universo televisivo que adquirió el nombre de Arrowverso, con series derivadas que se cruzaban entre ellas, eclosionando en un mega-evento llamado Crisis en Tierras Infinitas en el que tuvimos todo un quién es quién de DC Cómics, desde el Flash televisivo Grant Gustin al Superman de Brandon Routh, e incluso el de Smallville.
David Ramsey / John Diggle
El mayordomo / guardaespaldas de Oliver Queen, el Alfred de la serie, fue John Diggle, encarnado por David Ramsey. Fue el único personaje, junto al propio Oliver Queen, que estuvo desde el principio al final como protagonista. Era el más necesario del elenco porque John fue la brújula moral de Oliver Queen. Excéptico al principio, acabó por apoyar la causa de su patrón, pasándo incluso a tener su propio nombre de superhéroe, Spartan. Al final, John adopta la identidad de John Stewart y se encuentra un anillo verde, con lo que se da a entender que formaría parte de los Green Lanterns en el futuro.
Emily Bett Rickards / Felicity Smoak
También sale en todas las temporadas pero en la primera fue un personaje recurrente y en la última una invitada. Interpretada por Emily Bett Rickards, empezó como informática / hacker / vecinita de enfrente y gracias al apoyo de los fans se convirtió en el amor definitivo de Oliver Queen, en un claro ejemplo de más vale caer en gracia que ser gracioso.
En la cuarta temporada, Ollicity ya era oficial. Felicity hacía de todo, desde freir un huevo a detener un misil. Si John Diggle era la moralidad encarnada, Felicity era la marisabidilla repelente que te susurra al oido de forma inaguantable cuando te vas de parranda con tus amigos. En las últimas temporadas la cosa se suavizó un poco pero tuvimos un par que fue el gran lastre de Arrow.
Otros personajes
Tuvimos más personajes, algunos mejores y otros no tanto, entre los que hay que destacar a Laurel Lance y su padre, Quentin Lance, interpretados por Katie Cassidy y Paul Blackthorne. El caso de Quentin fue curioso, pasando de policia perseguidor de Arrow y enemigo declarado de Oliver (al que culpaba de la muerte de Sarah, su otra hija) a su más firme defensor.
Para justificar todos estos cambios, los guionistas se esforzaban sobremanera por justificar el comportamiento de Arrow en las primeras temporadas, un esfuerzo que los responsables de The Walking Dead asumieron y aplicaron a Negan, otro personaje que sufrió el virus Felicity, ese que te hace ser imprescindible porque los fans así lo quieren aunque te des de tortas con tu propia esencia.
Entre los villanos tuvimos a uno que para mi fue el mejor, aunque también sufrió de ese virus, de ese retorcer la historia para justificar sus actos injustificable. Tuvimos a otros, como el Richard Diaz / Dragon interpretado por Kirk Acevedo o el Prometheus de Josh Segarra que dieron mucha caña a Oliver pero el más carsmático, el más socarrón, el que aguantó mecha casí hasta el final fue Marcolm Merlyn, encarnado por un John Barrowman que le daba a la serie todo el glamour y la sofisticación que hacia falta. Su simple presencia ya justificaba ver el episodio.
Lo que Arrow significó
Que se cumplan 10 años del primer episodio de Arrow nos hace a todos 10 años más viejos. Todo el mundo tendrá sus propios recuerdos. Los mios empienzan viendo Arrow de forma pirata en el ordenador, encantado de la vida porque una adaptación de un personaje que conocía de los cómics lucía bien en la pequeña pantalla. Más que bien. En realidad la primera temporada de Arrow fue para enmarcar y con ella conseguí enganchar a mi mujer a las series del Arrowverso, señal de que mala no era.
Tres años después, en septiembre de 2015, llegué a esta santa web con un artículo sobre Conan. Habían empezado lo que es una seña de identidad de Las cosas que nos hacen felices, los análisis de series. Habían empezado por True Detective y las visitas se habían disparado. Creo que aquello puso a la web en el mapa porque cuando digo que se dispararon me refiero a que empezaron a contarse por miles y miles.
Había intención de hacer lo mismo con las series del Arrowverso (creo que The Flash empezaba o iba por su segunda temporada) y la de Arrow estaba libre. Una leyenda urbana cuenta que una chica iba a encargarse de ella pero mandó por error un video subido de tono al wassap que utilizamos en la web y muerta de vergüenza se fue casi sin despedirse.
Debo decir que no llegué a ver el susodicho vídeo pero ahí estaba Arrow, libre para meterle mano, con tan mala suerte que fue en esa cuarta temporada en la que la serie cayó en picado.
Alguna vez metí la pata, como aquella en la que puse en las primeras líneas que Felicity no había muerto en el episodio anterior, sin pensar que esas líneas eran lo primero que se veía cuando subíamos el post a las redes sociales. Ni que decir que nos pusieron a caldo y nos llamaron de todo. Desde aquí, disculpas por ese y otros errores que pudiese cometer.
Hoy, años después, recuerdo Arrow más con cariño que con pesar. Era una época más sencilla, donde las series de superhéroes no tenían el listón tan alto y donde se podía tratar el tema con más dignidad (¿alguién ha dicho Hulka o Caballero Luna?).
A Arrow y a todo el Arrowverso le pesó (y mucho) la competencia con Marvel, más en concreto con las series de Netflix, con esa aureola de producto adulto que aspira a romper los datos de audiencia. Era muy difícil mantenerse en el candelero con un producto young adult cuando Daredevil brillaba en el streaming.
A pesar de eso, a pesar de su aire de culebrón adolescente (spoiler: el 99% de los cómics de superhéroes lo son), de sus errores reiterados, Arrow merece un lugar destacado en la historia de la televisión y de las adaptaciones de cómics. Paradojas de la vida, a fecha de hoy para ver la serie hay que acudir a Netflix. Os dejo un enlace a nuestros análisis de Arrow, para que veáis que el tiempo no pasa en balde. Un saludo, sed felices.