La historia de Hellboy se extiende desde los años cuarenta, en los que llegó al mundo de los humanos desde su dimensión infernal, hasta la actualidad. Eso hace que la historia de este investigador de lo paranormal sea amplia y rica como pocas en el mundo del cómic: independientemente de lo que suceda en su serie principal, existe un pasado casi interminable que explorar, como ya ha hecho la serie de B.P.R.D. Números autoconclusivos como Hellboy: Krampusnacht, publicado por Norma Editorial, permiten contar nuevos relatos de terror que, a pesar de formar parte del mismo universo, no están sujetos a décadas de continuidad. Solo tienen el compromiso de crear una buena historia.
Hellboy viaja a Austria
Krampusnacht cuenta con el infalible Mike Mignola, creador de Hellboy, como guionista. Él nos cuenta cómo, en 1975, el portador de la Mano Derecha del Destino viaja a un pueblo remoto de Austria durante las fechas navideñas para encontrarse con un excéntrico anciano que afirma ser el legendario Krampus, el equivalente siniestro de Papá Noel en el folklore de este país. Según cuenta la leyenda, esta criatura se cuela en las casas por Navidad con la intención de castigar a los niños traviesos… en ocasiones, de forma desproporcionada.
Ese es el caso en esta versión del Krampus, cuya presencia trae la desgracia allá donde va. Por supuesto, antes de encontrarse con el monstruo, el paladín del infierno se encontrará con la senda de destrucción que ha ido dejando a su paso, y con los espíritus que claman venganza por las atrocidades cometidas por el monstruo. Hellboy se tendrá que enfrentar a él, en una historia violenta y sencilla pero con más de una sorpresa.
Un guión y un dibujo terroríficos
Mike Mignola demuestra que no hace falta enfrentar a su creación a amenazas que busquen la destrucción del mundo para dar forma a una historia interesante: por el contrario, basta con una buena ambientación, y en esto es un experto. En este caso, Austria se convierte en un páramo nevado y solitario donde nadie puede oír tus gritos, y que contiene secretos que dejarán con la boca abierta a más de uno. Aunque el bueno de Hellboy ya está curtido en mil batallas, su enfrentamiento con la legendaria criatura resulta encarnizado, y los responsables del cómic logran provocar un estremecimiento al lector al descubrir los misterios que encierra su guarida.
Pero, sin desmerecer el inimitable talento gráfico del padre del personaje, este número no sería lo que es sin el dibujo de Adam Hughes, un ilustrador más conocido por la realización de pin-ups, pero que consigue adaptarse sin problemas al género de terror. El artista demuestra una envidiable versatilidad, retratando con la misma habilidad la vida cotidiana del peculiar protagonista, las primeras escenas de suspense y las brutales escenas de acción. Este creador debería prodigarse más en cómics de este estilo, visto el potencial que demuestra en este tebeo. Lo que queda claro es que Dark Horse sabe atraer a los mejores artistas para contar las historias de su personaje insignia.
Una nueva versión del mito
La historieta es una muestra de las influencias del Hellboy de Mignola a lo largo de toda su vida editorial. No solo de Lovecraft vive el diablo: aunque el creador de Cthulhu es una de las influencias más visibles en las aventuras de este demonio, también toma inspiración del folklore de distintas regiones, como demuestra en este terrorífico cuento. En este caso, el mérito del autor consiste en aportar una nueva visión sobre un monstruo que se ha puesto de moda durante los últimos años, protagonizando un episodio de Inside No. 9 y su propia película. Sin embargo, por motivos que no desvelaremos aquí, el antagonista de este tebeo logra diferenciarse de todas las demás versiones.
Krampusnacht tiene sus problemas: la brevedad de la historia simplifica demasiado su desarrollo, por lo que no cuenta con los trabajados personajes secundarios ni el ambiente de tensión tan bien conseguido de El hombre retorcido, por citar una de las historias independientes más conocidas del héroe. Este breve relato de terror no forma parte de las mejores aventuras de Hellboy, pero hay que tener en cuenta que la calidad de las mismas suele ser muy elevada. A pesar de su escaso desarrollo, este número autoconclusivo sigue contando con un giro final impactante y una conclusión más que satisfactoria: se trata de un relato de Navidad que hará las delicias de los escépticos hacia esta fiesta o, simplemente, de los aficionados al terror.