En nuestro repaso a la saga de Indiana Jones con eso de que se estrena una nueva aventura, nos detenemos en Indiana Jones y la última cruzada. La tercera película de Indiana Jones llegó en 1989, cinco años después de Indiana Jones y el templo maldito y supuso un giro radical en el personaje. Vamos al lío.
“Me gusta más ‘La calavera de cristal’ que la de Sean Connery. No me gusta la de Sean Connery. No me gusta esa para nada. Es tan aburrido. ¡Es aburrido! Y no es un personaje interesante. El chiste se cuenta solo. Es como ¡Alto! O Mi madre dispara”.
Quentin Tarantino
No me llames junior
¿Quién soy yo para llevarle la contraria a Tarantino? Eso sí, se ha pasado un pelín. Indiana Jones y la última cruzada no es aburrida pero sí es cierto que el chiste se cuenta solo. La razón de ser de la cinta no es otra que juntar a Indiana Jones / Harrison Ford con su declarado referente, James Bond / Sean Connery y a partir de aquí meter un macguffin que lo justifique.
En esta ocasión el macguffin en cuestión es la búsqueda del Santo Grial, que también buscan los nazis. Frente a lo diferente que fue Indiana Jones y el templo maldito, Lucas y Spielberg recurren a lo ya visto, quizás porque la película anterior no recaudó lo suficiente en taquilla y la crítica le dio algunos palos.
Ese intento de enmendar lo que no tenían por qué (una de las cosas más patéticas del cine es un cineasta pidiendo perdón a la audiencia porque a esta no le ha gustado su película), frente a la oscuridad de la segunda película, aquí se opta por el humor y esta vez si, esta vez se pasan de frenada.
El mayor problema de Indiana Jones y la última cruzada es que no supieron dosificar ese humor, llegando a convertir a los personajes de Denholm Elliot y John Rhys-Davies en una parodia. Sorprendentemente, el personaje más interesante de la cinta y quizás de la saga entera por las múltiples aristas que presenta, por intuirse algo más complejo que las partenaires anteriores del protagonista, es la doctora Elsa Schneider, encarnada por Allison Doody.
Elsa Schneider es una mezcla entre las mujeres anteriores de la saga y Rene Belloq, el antagonista de En busca del arca perdida, un bello reverso oscuro de Indiana Jones. Lamentablemente, se quedan a medias; no profundizan en ella lo suficiente y acaba siendo devorada por los chistes.
También se empeñaron en romper el misterio en torno al personaje. Indiana Jones y la última cruzada es un poco Indiana Jones Begins, explicando el origen de su nombre, su fobia a las serpientes, el sombrero, su afición por el látigo e incluso la cicatriz en la barbilla que ya venía de serie con Harrison Ford. ¿Había alguna necesidad? Indiana Jones funcionaba mejor cuando desconocíamos su pasado, cuando pensábamos que unos padres tuvieron la osadía de llamar Indiana a su churumbel.
Deux es Jones
En Indiana Jones y la última cruzada hay un abuso del deux ex machina que en las anteriores películas no habíamos visto (o por lo menos nos pasó más desapercibido). Se evidencia en escenas como la del castillo, cuando, oh casualidad, encuentran un pasaje secreto en la chimenea que les salva de morir quemados; o cuando Indi está enganchado al tanque y del rebote de una bala se salva de morir aplastado.
Más de uno dirá que me estoy pasando. Hombre, igual sí. Indiana Jones y la última cruzada no es mala ni mucho menos, pero sí la más floja (por el momento) de la saga de Indiana Jones. La más Disney, podríamos decir. Aun así tiene sus momentos. La relación entre Ford – Connery, verlos a los dos en pantalla, es impagable. El sueño húmedo de muchos fans hecho realidad (Lucas y Spielberg los primeros).
También tiene sus buenas escenas de acción pero palidecen un poco en comparación con las de las películas anteriores. Quizás la mejor sea la de prólogo, con el malogrado River Phoenix encarnando a Junior, del que se decía que heredaría el personaje. También la de las catacumbas y la persecución en Venecia, donde Spielberg mantiene el pulso.
Por contra, la escena final, con el cruzado casi inmortal, adolece de falta de ritmo y resulta como esos misterios que pierden la gracia una vez los conoces. Cansa y aburre un poco tras el primer visionado, cosa que no sucede con las escenas de En busca del arca perdida e Indiana Jones y el templo maldito (la de la persecución en la mina y la escena del puente siguen siendo impresionantes).
En resumen, aunque en su momento fue casi un acontecimiento (lo de Ford y Connery juntos, auténticos mitos de Hollywood, aún no lo han superado), con el paso de los años Indiana Jones y la última cruzada va perdiendo puntos en cada visionado. Nos leemos en el próximo post, que si este le habrá escocido a alguno no quiero ni pensar cuando lean el siguiente. Un saludo, sed felices.