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La series de Amazon III: El hombre en el castillo (The Man in the High Castle)

Bienvenidos a una nueva entrega de los post dedicados a los series de Amazon Prime Video. Tras fijarnos en Bosch y en Crisis en seis escenas (ya sabéis, la de Woody Allen) llega el turno a la serie estrella de la plataforma. Serie estrella no porque sea imprescindible (personalmente prefiero la serie de Titus Welliver) sino porque fue la primera serie de su catálogo y en la que pusieron toda la carne en el asador. Salvando las distancias, podemos decir que es su Juego de Tronos. Hablamos de El hombre en el castillo (The Man in the High Castle).

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El hombre en el castillo se basa en la novela homónima de Philip K. Dick, novela de la que ya os habló mi compañero Raúl Sánchez en este excelente post. En dicha novela, Alemania ganó la Segunda Guerra Mundial y conquistó la costa este de Estados Unidos; la costa oeste quedó en manos de los japoneses y entre ambas se situa una zona neutral donde se refugian todos aquellos que son perseguidos por uno u otro régimen. Esta premisa es la que también tenemos en la serie, protagonizada por Alexa Davalos, Rupert Evans, Luke Kleintak, Joel de la Fuente, Cary-Hiroyuki Tagawa y Rufus Sewell. En la producción tenemos a Sir Ridley Scott y como showrunner a Frank Spotnitz, responsable de muchos episodios de Expediente X. Al igual que en la novela, diversos personajes viven su vida como pueden en este nuevo mundo y en su camino se cruza unas misteriosas películas (que sustituyen al libro que aparecía en la novela) que muestran un mundo totalmente diferente, un mundo en el que Alemania y Japón perdieron la guerra. Tras la realización de estas películas está un misterioso personaje conocido como El hombre en el castillo. Qué son estas cintas que muestran un mundo diferente con un realismo imposible de filmar, quién es este hombre y qué pretende es el principal misterio de la serie.

A pesar de la premisa en la que se basa (una distopia en toda regla) y del misterio de las cintas que sobrevuela todos los episodios, estamos ante una serie de personajes donde las relaciones entre unos y otros y sus reacciones a las situaciones a las que se enfrentan pesan más que la acción en sí. La nueva America nazi sirve más de escenario que de elemento que mueve la trama, aunque también aporta su grano de arena. Todo esto lleva a que la serie pueda parecer lenta en alguno de sus episodios, lo que no es sinónimo de aburrida. El que todos los episodios estén disponibles en la plataforma y se pueda ver de un tirón facilita bastante su visionado porque, eso sí, saben acabar cada episodio con un cliffhanger de esos que hacen que pulses en el botón para ver el siguiente.

El Hombre en el castillo protagonistas
Alexa Davalos es Juliana Crain y Luke Kleintank es Joe Blake

Novela vs. Serie

El punto fuerte de la serie es la ambientación. A pesar de que se nota el uso de efectos especiales para recrear la América ocupada hay que decir que ese defecto juega en favor de El hombre en el castillo, dandole un aspecto a medio camino entre lo real y lo irreal que no le sienta mal. Aprovechando que Raúl hizo la mitad de mi trabajo, me instalo en la comodidad y paso a señalar las diferencias entre la novela y la serie, diferencias necesarias para mantener el interés de un show a lo largo de una tanda de episodios, que en este caso son 10 por temporada (dos temporadas disponibles en la plataforma y una tercera anunciada). En su post acerca de la novela, Raúl hablaba de lo anti-epica de la historia y la normalidad que presidía la vida de los protagonistas:

Uno empieza leyendo el libro y se sorprende de lo anti-épica que es la historia. Empiezan hablando del dueño de una tienda de antigüedades americanas, alguien que vende cosas de la cultura estadounidense de antes de la guerra (como relojes de Mickey Mouse) a los japoneses, los cuales se han quedado un trozo de los viejos Estados Unidos. Otra historia es de una mujer que es profesora y tiene una aventura con un camionero. Otro es un burócrata japonés en Estados Unidos. Gente vergonzosamente gris y nada excepcional. No ve uno por ningún lado el habitual grupo de resistentes heroicos, el run-run de la gente que va a alzarse en armas. Nada de nada. Hay normalidad, hay gente que intenta vivir su vida lo mejor que puede.

Esa normalidad también preside la serie pero sólo hasta cierto punto. Al contrario que en la novela, los protagonistas si cruzan sus destinos y si tenemos una facción rebelde que resiste ahora y siempre al invasor, aunque la esperanza de que las cosas cambien no aparece por ningún lado. Es más, sus actos y su moralidad no se diferencian en absoluto de la de los alemanes o los japoneses. Y si bien los japoneses son retratados de forma algo más amable que los nazis, tampoco es que sean unos santos. Incluso consiguen que los nazis nos caigan simpáticos.

Otra diferencia la tenemos en el uso del I Ching y la adopción de las costumbres japonesas por parte de los estadounidenses. Si en el libro es algo extendido, en la serie tan solo un personaje usa el I Ching, el ministro japones de comercio interpretado por Cary-Hiroyuki Tagawa. La mayoría de personajes viven con recelo y sumisión la conquista de su territorio por parte de los japoneses, incluso tenemos un movimiento de resistencia, por lo menos en la costa oeste. De la vida en la costa este, ocupada por los alemanes, se nos muestran menos detalles. Eso si, todo es más limpio, más ordenado, más perfecto; no hay suciedad, no hay rebeldía ni elementos discordantes, ni mental, ni espiritual ni, por supuesto, físicamente. Todos los “defectos genéticos” son incinerados. Las cenizas llueven sobre los supervivientes y nadie mueve una ceja porque es lo mejor para todos, para el Estado. Como bien señala Raúl:

Las masacres, las barbaridades de los estados totalitarios están en el libro, por supuesto, pero como telón de fondo. Se mencionan, pero se como se habla de si llueve o hace sol. Son cosas inevitables.

Nacido para ser villano

O más bien para interpretarlo, por lo menos en el caso de Rufus Sewell, un actor al que solo le recuerdo un personaje positivo en su larga carrera (igual tiene más pero los villanos predominan). Sewell y su personaje, el Obergruppenführer John Smith es de lo mejor de la serie. Presentado como un malvado nazi en el primer episodio, su personaje va evolucionando hasta mostrarnos que es humano, con todas sus luces y sombras. John Smith es alguien que cree en lo que hace, que realmente piensa que el Reich es lo mejor para todos aunque haya tenido que mancharse las manos en el camino. Transmite esa normalidad de la que antes hablábamos y consigue que entendamos perfectamente sus acciones y sus motivaciones aunque no las aprobemos. Realmente uno no sabe si amarlo o odiarlo y eso es algo que consiguen muy pocos.

John Smith
Rufus Sewell es John Smith

Más caricaturesco es el personaje interpretado por otro actor marcado por su rostro villanesco. Se trata de El Mariscal (The Marshall) interpretado por Bur Gorman, un personaje que recorre la zona neutral imponiendo su ley como si se tratase del viejo oeste. El Mariscal es malo, muy malo pero tampoco se entiende que nadie le hay metido una bala en la cabeza porque tampoco es que se un supervillano. La terna de villanos se completa con el personaje del Inspector Kido, interpretado por Joel de La Fuente, la contrapartida japonesa al personaje de John Smith. Ambos buscan desesperadamente al hombre en el castillo pero, curiosamente, el personaje de Kido es retratado como más implacable que el nazi, como alguien menos humano.

Joel de la Fuente
Joel de la Fuente es el Inspector Kido

Ambos ejemplifican la principal diferencia con respecto al tratamiento que Philip K. Dick da en la novela a los japoneses y a los alemanes. Si en el libro los japoneses salen mejor parados que los nazis, en la serie no es necesariamente así. Las atrocidades de unos y otros quedan más o menos a la par. Aunque los primeros son más tolerantes pero igual de racistas y con la misma falta de escrúpulos y de empatía que los segundos. Eso no viene determinado por su nacionalidad sino por ser quienes ocupan el poder, un rasgo que se repite una y otra vez en todos aquellos que imponen sus ideas a los demás con el convencimiento de que las suyas son mejores por eso, por ser suyas.

En resumen, El hombre en el castillo es una buena serie que si se emitiese en otras plataformas seguramente tendría más seguidores, con buenos personajes y el toque justo de ciencia ficción (que es muy poco) como para mantener nuestro interés. Se sacrifican aspectos de la novela y se potencian otros por el bien del show, consiguiendo una buena adaptación siendo conscientes de que el cambio de formato es más que necesario. Una opción más que recomendable para llenar nuestras horas de ocio. Un saludo, sed felices.

Pedro Pérez S.
Pedro Pérez S.
Aficionado también al cine, las series de televisión, la literatura fantástica y de ciencia ficción, a la comida, la cerveza y a todas las pequeñas cosas que nos hacen felices.
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8 COMENTARIOS

  1. Pues pese al escaso éxito de estas recomendaciones. Está, a mi, me ha servido para descubrir la serie, así pues voy a darle una oportunidad, ya que la ambientación y el diseño me han gustado mucho. Ala, a ser felices y Dios bendiga a América!

    • Espero que como mínimo te entretenga. La verdad es que es una buena opción para lo que vale la suscripción. Prueba también con Bosch. Es otro estilo pero esta muy bien. Un saludo.

  2. Sinceramente, es una obra de arte. A mi principalmente, me ha gustado mucho y diré que nada más comenzar mis vacaciones conocí esta serie y me la he visto en 3 días, el primer día 7 capítulos el segundo 10 y hoy después de 19 capítulos el último lo he visto con mi chica, que me miraba mal por hacer la burla con el saludo de los nazis y ahora es ella la que se la a empezado a ver… sinceramente, cuando termina un capítulo quieres ver el siguiente… y al final de la 2” temporada y el perfecto y buenísimo final te hace estar mirando cuando darán la tercera temporada.

    Por mi parte votoria a que es la mejor serie

  3. Una de las mejores series actuales. Trama adictiva (sobre todo a partir del tercer episodio de la temporada uno), buenos dialogos, buena ambientacion, personajes muy bien contruidos (impagables las apariciones de Hitler). Un diez.

  4. Me ha encantado la serie, al principio es cierto que va lenta pero tras darle una oportunidad no he parado hasta el final. Los vestuarios…geniales. La ambientación y los personajes…fantásticos. El último capítulo de la segunda temporada hace que merezca la pena las horas invertidas en esta gran serie que ya está entre una de mis favoritas. Sobresaliente. Ah! Los post una delicia…Gracias.

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