¡Hola a todo el mundo! Toca volver a esta serie de artículos que vengo haciendo, en los que intercalo mi análisis sobre series de dibujos o personajes reales que me hacían feliz, y espero que también os hicieran felices. Si hace unas semanas os hablaba de Dragones y mazmorras, hoy toca volver a los personajes reales. Y para ello voy a adentrarme en el análisis de una de mis series favoritas sobre el salvaje oeste…¡Deadwood!
Os dejo el enlace con la sección de las series que nos hacen felices, en las que podéis ver series clásicas de todos los géneros:
Como considero que hace más enriquecedor el análisis, aquí podéis ver el opening de la serie:
Vaya por delante que la serie duró tres temporadas y tan sólo dejó 36 capítulos, pero al quedar muchas tramas abiertas siempre se rumoreaba con una continuación, bien en el mismo formato, o como se comenta en los últimos años, por vía de una película, cosa que se materializó ofreciendo un digno final a la serie con la película, de la cual os hablo aquí. Francamente, es lo menos que tenían que hacer, tal como pasó con Firefly (cuya reseña también hice y podéis leer aquí), ya que son series de mucha calidad y que por unas razones u otras, no se cerraron dignamente en formato serie pero sí se ha podido hacer con una película.
Habrá gente que esté leyendo esto y conozca la serie, pero también quien no tenga ni idea de lo que estoy hablando, así que para ello vamos con una pequeña sinopsis:
Estados Unidos, 1876. Tras las últimas acciones del general Custer, en la zona conocida como Black Hills surge “Deadwood”, una ciudad fronteriza donde confluirán las vidas de muchas personas ansiosas de poder o cegadas por la fiebre del oro y la codicia. No obstante, en esta ciudad tendrán cabida personas de la naturaleza más heterogénea, desde personajes famosos como Wild Bill Hickok, Calamity Jane, Seth Bullock o Wyatt Earp, a buscadores de oro, hombres de leyes, periodistas, pistoleros, dueños de salón, actores de teatro, y otro tipo de gente cuyas vidas dependerán de su capacidad para adaptarse y sobrevivir en un lugar tan salvaje como Deadwood.
Queda claro que Deadwood no era una ciudad para personas pusilánimes, y ese espíritu es el que se desprende en cada capítulo de esta maravillosa serie, cuyo punto fuerte no solamente es el modo en que retrata la vida en el salvaje oeste, sino que además cuenta con un magnífico elenco de actores y actrices para lograr un producto de alta calidad.
Puede haber quien piense que estamos ante un producto más de western. Pero no es así. Esta serie iba mucho más allá de eso. Había tiroteos y muertes, desde luego, e incluso enfrentamientos con indios, pero también más factores que engrandecían esta historia.
En primer lugar, el personaje de Al Swearengen, interpretado por el gran Ian McShane. ¿Qué decir de él? Se me quedan cortas las palabras para ensalzar lo maravilloso que es este personaje a nivel narrativo (a nivel personal es un h.d.p de los grandes je je). Al es el propietario de uno de los salones de Deadwood, donde se puede estar con mujeres, jugar a las cartas o emborracharse. Pero también es mucho más que el dueño, ya que es la persona que realmente dirige Deadwood. Hay un alcalde sí, pero es la marioneta de Al, que actúa como si Vito Corleone y él tuviesen lazos genéticos en común. Al es el auténtico “don” de la ciudad, y aunque a medida que avanza la serie va moderándose en ocasiones, es el tipo que más gente ordena matar. Y ojo al dato, que Al manda que los cadáveres que deja a su paso los lleven a los cerdos de un tendero chino. Ya podéis imaginar la de banquetes que se dan estos animales.
Por otra parte, otro personaje importante es el de Seth Bullock, interpretado por Timothy Oliphant, que una vez instalado en Deadwood, y a pesar de no querer dedicarse a ello en un principio, termina siendo la máxima autoridad en cuanto al mantenimiento de la ley. Esto le acarreará numerosos enfrentamientos con Al y otras personas violentas o manipulativas, pero Seth sabrá salir de los distintos marrones que le caerán encima (y de los que crea él mismo).
Y también quiero destacar el protagonismo de distintos personajes femeninos, que aportan un buen contrapunto a los masculinos. En este sentido destacaría el papel de Alma Garret (interpretada por Molly Parker), o el de Trixie (encarnado por Paula Malcomson), dos mujeres que, representando diferentes roles, van evolucionando en el transcurso de la serie y mostrando su fortaleza y capacidad de supervivencia ante distintas adversidades.
Por último pero no menos importante, queda el hecho de que a pesar de las notorias diferencias entre muchos de los personajes, éstos se aliaban cuando había que hacer frente a amenazas que afectaban al pueblo. Así que si bien el odio y la venganza eran sentimientos comunes para muchas personas, quedaban temporalmente eclipsadas cuando acontecimientos más importantes acontecían sobre Deadwood.
Hasta aquí mi análisis de esta gran serie. Para quienes la han visto les animo a volver a verla y les lanzo una pregunta…¿qué es lo que más os gustaba de la serie? Y para quienes no la hayan visionado nunca, les animo encarecidamente a darle una oportunidad. Puede que a partir de entonces comprobéis hasta qué punto era cierto lo del salvaje oeste. ¡Hasta la próxima!
Junto con Carnivale los dos mayores agravios de la televisión. Dejar estas dos joyas sin un final “Digno”, ha proporcionado a mi cerebro, dos cicatrices que peduraran por siempre. Herejes! Ardereis en fuego Valyrio!
¡Saludos Hyuga! ¿Sabes qué es lo peor con Deadwood? Que cada dos por tres se rumorea que harán una película para darle el final que merecía, y luego eso no termina cuajando, juegan con nuestro interés jeje. Ojalá lo último que se viene rumoreando sea definitivo y al fin se empiece a trabajar en una película, aunque también queda por ver qué pasará. Pero sí, cortar las series de esta forma (como me hicieron en su día con Me llamo Earl), es una jugarreta que merece un poquito de fuego Valyrio jaja. ¡Un saludo!