Bienvenidos un sábado más a la sección de los amantes del cómic. Bienvenidos a El cómic de la semana.
Últimamente se habla mucho de Stephen King tras el estreno de Gerald‘s Game y del tremendo éxito que ha sido It, y no es de extrañar: el autor de Maine lleva una buena racha con las películas basadas en su trabajo, a pesar de algunos tropiezos. Sin embargo, existe otro gran escritor de terror que nunca ha compartido su fama pero que ha conseguido colarse en la cultura popular a través de excelentes adaptaciones como Candyman o Hellraiser. Sí, estoy hablando de nada menos que Clive Barker.
Su pluma, al contrario de lo que pudiera parecer, ha ido más allá de las páginas de un libro o del guión de una película: también ha sembrado el terror en el mundo del cómic, con otras adaptaciones de sus anteriores trabajos u obras originales como esta que nos ocupa, en la que tratará temas espinosos como la religión, la moral y el fanatismo. De nuevo, no es algo que no haya hecho antes, pero aquí demuestra que puede llegar un paso más allá sin preocuparse por ofender a ciertos grupos sociales. Next Testament, por el contrario, es un tebeo entretenido y sin pelos en la lengua.
La historia, para la que cuenta con la ayuda del guionista Mark Miller, comienza cuando un viejo millonario realiza una expedición al desierto por una revelación que tuvo en un sueño y acaba liberando a un extraño individuo de un cautiverio que lleva sufriendo durante dos mil años. El aventurero, que hasta hace poco era un ateo convencido, descubre quién es este hombre misterioso que brilla y muestra una amplia gama de colores: es el mismísimo Dios Padre, encarcelado por las otras dos personas de la Santísima Trinidad debido a su mal comportamiento. Al principio, el profesor Julian Demond decide seguirle en busca de respuestas sobre la creación o por miedo a sus poderes, pero pronto descubrirá que esta deidad no es como la de los mitos. Se trata de un ser inmoral, hedonista y que disfruta profundamente haciendo sufrir a seres humanos o corrompiendo sus almas. Definitivamente, despertarlo ha sido una mala idea.
El hijo del millonario y su novia, tras un tiempo, acuden a una cena en la que este ha convocado a una serie importante de personalidades de la alta sociedad, que no tienen ni idea de lo que les espera. Durante la misma, Dios Padre, que se da a conocer como Wick, declara su divinidad y sus dementes planes para un mundo que debe volver a obedecerlo. Esto, como es de esperar, suscita las burlas de los invitados… y este escepticismo, a su vez, acaba provocando una ira que no se ha visto en dos milenios. Tras asesinar a los asistentes de forma casi despreocupada, se revelará al mundo entero y desatará una serie de desastres contra una humanidad que, según él, se ha vuelto demasiado débil. Mientras tanto, la joven pareja tendrá que enmendar el error de Julian y encontrar una forma de detener a este peligroso dios… si es que se puede.
Aunque no esté a la altura de sus mejores trabajos, Next Testament es una obra entretenida y en ocasiones rompedora, que resulta más que aceptable para cualquier aficionado al género de aventuras. Porque, a pesar de que existan elementos de terror, de esto se trata: de una aventura contrarreloj para derrotar a Dios. Quizás esta habría tenido un mayor impacto emocional con unos protagonistas mejor dibujados y menos arquetípicos, sin duda lo peor del cómic, pero no se puede negar que la huida frenética a lo largo del país se trata de una correcta variación sobre el “cine de desastres”, y muy superior a otros productos cinematográficos.
Existen otros problemas con este tebeo, como la existencia de personajes irrelevantes en una historia de tan solo doce números o el final apresurado, que se habría beneficiado de la inclusión de un par de capítulos más para introducir pistas o para hacer más espectacular la conclusión. Además, aunque se muestra de una forma más o menos realista lo que sucedería con la sociedad tras una revelación como esta, habría sido preferible profundizar algo más en los efectos que esta deidad ha tenido sobre las distintas religiones y las creencias de los seres humanos en general. Por el contrario, esto solo se muestra superficialmente, y nuestros dos protagonistas siguen manteniendo su moral intacta y pura durante todo el trayecto.
Sin embargo, estos defectos no logran empañar la mayor virtud de esta historia: la representación que se hace de Dios, encarnado en un ser ególatra y casi infantil que solo se preocupa por su propio placer, y retratado magistralmente por los dibujos de Haemi Jang. Esta divinidad resulta un personaje fascinante, precisamente por su fascinación por el mundo moderno y su desprecio por algunos de sus valores, que considera un signo de debilidad por parte de los retoños que tanto empeño puso en educar en la depravación. Este es uno de los rasgos distintivos de Wick, lo que no es necesariamente una crítica a la religión tan clara como pueda aparecer en Predicador, sino a una falta de principios más primaria y hasta animal que nuestros distintos sistemas morales nos han hecho superar… o eso pensábamos. Quizás, al fin y al cabo, sí se trate de una historia de terror: Wick no es un monstruo ajeno a nosotros como el Leviatán de Hellraiser, sino que encarna lo peor del género humano.
¿Es una obra perfecta? No, ni muchísimo menos. Y, sin embargo, se sigue tratando de una lectura muy recomendable que no dejará a nadie indiferente.