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Crítica de Oddity (2024), simpática película para pasar un divertido y mal rato.

2024 ha sido un año extraño de cine. No porque se hayan estrenado malas películas. Al contrario. Más bien se debe al vacío de poder que ha dejado la falta de estrenos superheroicos, destinados a ser los mayores éxitos de taquilla del año. En su lugar, el género de terror es el que más se ha prodigado en la cartelera, con unos cuantos buenos ejemplos. De todos ellos, uno de los que mejor boca a boca ha generado es Oddity, película independiente irlandesa.

Crítica de La primera profecía, otra de las grandes películas de terror de este año

Oddity se sitúa en una casa de campo que está siendo reformada por un médico y su pareja. Una noche en la que el hombre está de guardia, un misterioso personaje llama a la puerta de la mujer insistiendo en entrar para protegerla de un intruso que está con ella en la casa…

Dirige Damian McCarthy, cuya carrera siempre se ha situado en el terror de serie B que solo los muy cafeteros conocerán. No es mi caso, pero sí que se puede apreciar que Oddity es una película de terror sólida y sin pretensiones que tal vez suponga un salto en su carrera.

La mayor parte de la película transcurre en una gran casa de campo irlandesa totalmente alejado de los cánones góticos de las casas encantadas a los que estamos acostumbrados los aficionados al cine de terror. De hecho, Oddity se sitúa casi con totalidad en el salón, hasta el punto de que su planta superior está algo desdibujada, con esa pasarela de madera y sus habitaciones reformadas en una casa de campo anticuada. 

La película juega con los clichés del cine de terror de toda la vida. Casas encantadas, figuras grotescas (ese maniquí de madera), contacto con lo paranormal a través de una médium ciega, decisiones injustificadas que conducen a que una persona se quede sola en una casa en la que ha ocurrido un asesinato… todo lo que sea necesario para generar tensión y que lo pasemos realmente mal por ese susto que parece no llegar. Hasta que llega.

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De hecho, lo mejor de Oddity es el manejo de la atmósfera y los sustos, porque el desarrollo, partiendo de una situación tensa y original, es algo previsible, incluso en su giro argumental.

El reparto cumple a la perfección con lo que le pide su director. Destaca Carolyn Bracken en su doble papel como hermanas gemelas. Una de ellas ciega, aunque es algo que no termina de impactar en el desarrollo de la película. La actriz está bien acompañada por Gwilym Lee, más conocido por interpretar al Brian May de Bohemian Rhapsody.

En definitiva, Oddity es una notable y simpática película de terror con todos los clichés que se le pide al género. La trama no es nada del otro mundo pero está al servicio de continuas situaciones que nos llevan a pasar un divertido y mal rato. Al final, lo único que quiere McCarthy es que se cumpla esa extraña paradoja del cine de terror: el divertirse pasándolo mal. Oddity lo consigue.

¡Un saludo y sed felices!

¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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