Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección que no quiere morir escrita por Raúl Sánchez.
Preludios nocturnos
“Raúl, dijo Mario, “no seas vago y escribe algo”
“Estoy hasta arriba, Mario. De verdad. Esta vez no es por leer día y noche el recopilatorio de Alpha Flight de Byrne. Tampoco por tragarme todo el Daredevil que recomendó Adrián. No es por seguir rezando a Odín desde que Pedro recomendó Ragnarok: el último dios en pie. No me he tirado otra noche llorando por leer Padre e hijo, como nos recomendó Valquirieta. Tampoco me he tirado toda la noche jugando a un juego de Batman recomendado por Ismael”, respondí.
“¿Qué ha pasado?” dijo Mario.
“Que estoy trabajando, estudiando, con hija y con mil cosas más, jefe. Pero si me das una excusa escribo algo.” dije creyendo que serían mis últimas palabras antes de morir del cansancio.
“Anda, léete esto y nos cuentas”, dijo Mario antes de irse a reclutar gente para intentar, otra vez, secuestrar a los que hicieron el Episodio VII de Star Wars. Sueña con hacerles pedir perdón en público. La película no me disgustó, pero es el jefe de todo esto y todos le apoyamos incondicionalmente.
La llegada del tesoro
Lo que me había mandado Mario lo escondí como un tesoro. Sí, tengo la casa llena de mis mierdas: libros, más libros, cómics, más cómics. Mi hija juega con los cómics y libros, pero no por nada instintivo: es que la casa está hasta arriba de ellos. Yo qué sé qué pasó. Aquel cómic era un recordatorio. “Raúl, hace tiempo escribías, te reías escribiendo. Acababas de escribir y casi te daba igual si lo iba a leer mucha gente o poca. Te lo habías pasado pipa”. Al final uno se encariña con las cosas bobas y tontorronas que le hacen sentir feliz sin más complicaciones.
En el autobús, en el baño, si comía sólo: ahí me lo leí, ahí. Era Parasyte, un manga que ha sacado en España la editorial Planeta. Un primer tomito. Lo primero que uno se encontraba era que el dibujo o la narración eran muy clásicas. Pensaba al leerlo: “qué ochentero o setentero es esto”. Y efectivamente: luego buscando por Internet descubrí que empezó a publicarse a finales de los 80.
They live!
El planteamiento comienza de modo sencillo: una especie de gusanos caen de cielo y buscan meterse por el oído de la gente para devorar su cerebro. Una vez allí, toman posesión del cuerpo humano. Siguen siendo aparentemente humanos, pero de vez en cuando se transforman en monstruos espantosos y se comen a gente. El protagonista es un caso especial: el gusano parasitario no consiguió comerse su cerebro y sólo consiguió comerse un brazo, pasando a sustituirlo.
Evidentemente, esto huele a peleas, luchas, enemigos progresivamente más fuertes, etc. Pero la base no es esa. El propio parásito que está en su brazo no sabe ni hablar, va aprendiendo cosas de los humanos poco a poco, empieza a leer para aprender de evolucionismo…pero no sabe nada de la razón de su existencia. Puede hacer que el protagonista tenga superfuerza en la mano, o moverse con rapidez o habilidad inhumana, así como transformarse en materiales cortantes (a lo Terminator). Aunque hay de esto bastante en un solo tomo, se equilibra muy bien con la otra parte: el misterio de los parásitos. Su moral no humana. Sí, está realmente conseguido cómo los parásitos son deliciosamente amorales, cómo en función de a qué sujeto han parasitado evolucionan de un modo distinto. Distintos pero con muchas cosas en común. Muchas que desconocen. Unos instintos compartidos y unas habilidades sobrehumanas similares, pero una auténtica falta de empatía por nada más allá de ellos mismos.
Al fin y al cabo, han empezado a vivir. El parásito del protagonista en sus conversaciones se plantea la razón por la que debe preocuparse por el resto de sus congéneres. ¿Qué razón hay? Él se preocupa sólo de su propia vida, que está totalmente unida a la vida del protagonista. Al principio no hay más que uno mismo, un gigantesco yo frente al cual no hay nada más. El resto de parásitos del primer tomo, desde los más bestiales a los más humanizados, no dejan de tener un pensamiento y conducta muy básicas evolutivamente, con todo el horror que lleva escucharles razonar.
Aftermath
Me has dejado con ganas de más, Parasyte. Me has dejado con ganas de más, Mario. He tenido pesadillas con una mano con ojos y boca que me dice que no entiende el apareamiento humano y que no entiende que me preocupe por alguien que no sea yo. Tengo gusanillo de esa brusquedad y rapidez en las escenas violentas, sin tiempo a discursos ni a poses épicas. También de esos momentos de humor tremendamente macabro o bestia, que tanto llama la atención en una historia que intenta ser de intriga, ciencia-ficción y horror.
Intentaremos leer el segundo tomo de nuevo en los autobuses, en el baño o Galactus sabe dónde y cuándo. Pero lo leeremos.
Sed felices.
Hace uno o dos años que salió el anime de Parasyte…
Hola! Debo decir que leyendo cosas de Naruto en esta web, acabé leyendo este artículo y me picó la curiosidad de ver el Anime al leer el comentario anterior. Buscando vi que ya hay películas, y están muy bien hechas y gusta mucho la trama… Yo creo que si sigues con el manga te gustará. Animo Raúl, ya sea cagando o comprando, sigue con él y nos cuentas tu opinión.