Enrique V. Vegas es un autor español que saltó a la fama hace muchos años gracias a unos trabajos que parodiaban a los superhéroes o a películas famosas y que se caracterizaban por un estilo de dibujo realmente atractivo, haciendo a los personajes unos pequeños cabezones realmente graciosos. Así podemos encontrar Espiderman (2002), Vlade (2002) o Cabezones de las Galaxias (2005-06), obras que tuvieron bastante éxito y que ayudaron a cimentar la fama de Enrique V. Vegas. Pero el autor siempre ha tenido mayores inquietudes, ideas que van más allá del genero paródico que tan bien le funcionó al principio de su carrera. Y fruto de esas ideas han sido otras obras como Diarios de guerra, Leinad o Kobe, obra esta última cuyo primer número fue publicado en 2009 y que ahora Dolmen publica en un integral de lujo que es de compra obligada para todos los fans del artista.
Entrevista a ENRIQUE VEGAS autor de CABEZONES, LEINAD y muchos más…
Kobe nace del interés del autor por las historias de samuráis y el Japón feudal, un periodo histórico realmente estimulante. La historia nos sitúa en el Japón medieval, en el año 1132, una época donde las intrigas políticas y las luchas de poder entre clanes estaban a la orden del día, donde existen rivalidades ancestrales entre familias y odios fruto de siglos de confrontaciones. Es en este ambiente donde Kobe deberá de jugar sus cartas, viendo cómo tendrá que anteponer su honor a su amor, llevando a cabo una misión que pondrá a prueba su lealtad a su señor.
Se aprecia en el argumento el espíritu samurái que el autor quiere plasmar, deudor de El Lobo Solitario y su cachorro o Los siete samuráis. El bushido (código de honor del samurái) dicta la vida de Kobe, un formidable guerrero que tiene la lealtad y honor grabados a fuego en su alma, dirigiendo su vida y sus acciones por estos preceptos por encima incluso del amor.
La historia esta perfectamente estructurada en tres actos, uno por capítulo. En el primero vamos a conocer al protagonista y su trasfondo con una lucha local de dos clanes y una trágica historia de amor. En el segundo, la acción trasciende el escenario anterior, con los distintos daimios regionales asustados por todo lo que ha pasado. Y en el tercero y último, el escenario crece hasta nivel nacional, con las guerras dirigidas por el Shogun, señor último de Kobe y quien dicta el destino de nuestro protagonista. A lo largo de la trama se puede observar los entresijos de la política, que llevan, por ejemplo, a un clan a perder el favor de Shogun en favor de otro clan, o a como alguien por obediencia a su señor hará lo que sea sin importar las consecuencias para si o los suyos.
Llama la atención en este tomo el contraste que hay entre el estilo de dibujo y la historia que cuenta. El dibujo tiene el estilo cartoon de Enrique Vegas, el que tan conocido le ha hecho y que tan adecuado resulta para obras paródicas. Pero la historia de Kobe es seria y adulta, con unas altas dosis de violencia y muy alejada del humor. Y a pesar de esa aparente contradicción entre el guion y el dibujo, el comic funciona bien, muy bien, demostrando que el autor conoce perfectamente los recursos del mundo del cómic y que es posible usar cualquier estilo de dibujo si se sabe contar bien la historia. Muy en la línea del Usagi Yojimbo de Stan Sakai (obra con la que comparte ambientación) o del Maus de Art Spiegelman.
Esta nueva edición de Dolmen resulta realmente buena ya que además de contener la obra completa, añade una interesante entrevista con el autor en la que nos cuenta el proceso de creación de la historia y las influencias que tuvo al escribirla. Todo en un lujoso volumen de 176 páginas en blanco y negro encuadernado en tapa dura con un tamaño mayor (17×24) que permite disfrutar aun más del arte de Enrique Vega.
En resumen, Kobe nos muestra un Enrique Vegas más intimista, menos irónico, y sobre todo demuestra como su estilo de dibujo, sus pequeños “cabezones”, pueden ser aptos para afrontar una historia más dramática y violenta, manteniendo un nivel de belleza y dinamismo en las escenas de acción que hacen que esta obra se disfrute muchísimo.
