Por fin llegó a mis manos Salitre, del tándem formado por un gaditano de nacimiento, José Luis Vidal, escritor de la obra y un gaditano de adopción, el argentino Jorge González al arte. Una novela gráfica que llegó a las librerías especializadas el pasado mes de junio tras una campaña de mecenazgo en Spaceman Project que se inició en plena pandemia.
José Luis Vidal y Jorge González
De ambos autores os he traído ya algunas reseñas. En el caso del guionista José Luis Vidal es la cara visible de Leviathan Labs en España. Ha escrito varios relatos cortos en las revistas Giallo y es la cabeza pensante de Buddies que firmó junto a Francisco Asencio.
Respecto a Jorge González, lo descubrí como autor completo en Llamarada, en la que el autor argentino nos hablaba de la familia, de su herencia y legado familiar a través de varias generaciones de los González. En este sentido Llamarada guarda varias similitudes con la obra que hoy os traigo.
Salitre, sobre la memoria de lo vivido y perdido
A las 216 páginas que compone el tomo de Salitre las impregna un aura de melancolía que marca la historia. Salitre arranca en 1914 y va dando saltos temporales en los que se va contextualizando históricamente. Pero lo que verdaderamente es el núcleo de la historia es la explosíón que vivió la ciudad el 18 de agosto de 1947. Esa noche un almacén de armas y explosivos de la Armada explotaba accidentalmente, causando 152 muertos, más de 5000 heridos y unos 2.000 edificios dañados. Este acontecimiento verídico que ocurrió en la ciudad gaditana marcará a los protagonistas familiares de la obra. Y es que estamos ante un drama familiar. Y como todo drama, hay amores y celos, reencuentros y enemistades. A través del matrimonio formado por Chano y Mariló veremos como se vive con el dolor de la perdida, el miedo, el desempleo, a través de las siguientes generaciones. Porque antes de Mariló conoceremos la historia del abuelo. Luego la de la propia Mariló y su marido Chano con sus hijos. También viviremos la fractura de dos hermanos provocada por el estatus social y un orgullo desmedido.
En este sentido la forma en la que está contado el relato recuerda como dije al principio al de Llamarada por el tema de las relaciones familiares y el paso de las generaciones.
Cádiz, salada claridad
Salitre aunque es un cómic evidentemente para todo los públicos, es en particular una lectura para el gaditano, que verá a lo largo de las más de doscientas páginas retazos de una vida ya pasada, unos barrios que aunque siguen han cambiado, como el barrio de la Viña, que con la turistificación ha visto como plazas y bares se han transformado para el turista. La misma explosión que cuenta el libro trajo posteriormente la transformación de toda aquella zona en los siguientes años.
Salitre es la historia de Cádiz y su gente, es la historia de una ciudad con más de tres mil años de historia donde a base de recuerdos los autores nos muestran el entresijo del gaditano, sus pasiones, sean el carnaval, la semana santa o el Cádiz.
Consideraciones finales
Cádiz luce a las mil maravillas en Salitre con los pinceles de Jorge González. El evocador título es otra referencia a la ciudad y que está constantemente reflejado en la obra. La salitre es ese surco blanco que se te queda en el bañador al salir del agua del mar, producto del agua salada. Y este cómic escuece emocionalmente, las heridas familiares que no sanan con el paso del tiempo y que al echarle sal provoca que las heridas no cicatricen.
Vidal y González nos traen una historia desgarradora, pasional y cien por cien gaditana. Lean y disfruten de las vistas.
Sinopsis:
En la ciudad de Cádiz, su Casco Antiguo, conoceremos el barrio de la Viña, un espacio muy particular, microcosmos con personalidad propia dentro de la urbe. Y en él, a la familia formada por Mariló y Chano, junto a sus hijos Raúl, Carli y Kiko. Vamos a conocer en sus historias, problemas, hechos del pasado que aún duelen en el alma y un suceso que, hace años, puso en jaque a toda la ciudad, originando el caos en sus calles. Salitre es carnaval, piedra ostionera, la playa de La Caleta, viento de levante y un recuerdo que trae a la memoria un cielo que se tiñó de rojo…
