Saludos gente lectora. Aquí nos encontramos nuevamente, para compartiros mis impresiones tras la lectura del primer integral de “El arte del crimen”, publicado originariamente por Ediciones Glénat, y por Ponent Mon aquí en España. Este título ya me daba buenas sensaciones desde que supe de su existencia a través del boletín de novedades de la editorial, y me alegra haber acertado de pleno con la elección del mismo para su reseña.
Hay que comenzar diciendo que el principal equipo creativo de esta obra es el conformado por el guionista Olivier Berlion, junto al también co-guionista y dibujante Marc Omeyer (que en este integral dibuja la primera historia). Junto a ellos, nos encontramos a los dibujantes Eric Stalner, Pedro Mauro, Eric Liberge y Karl T., quienes dibujan las otras 4 historias del integral. Y como traductor de la obra tenemos a uno de los habituales de Ponent Mon, Fabián Rodríguez Piastri.
Pues bien, la premisa de la que parte “El arte del crimen” me pareció sumamente interesante, y he aquí que os comparto la sinopsis de la obra:
Rudi Boyd Fletcher es un asesino serial condenado a cadena perpetua, que es presa de una obsesión sobre un cómic inconcluso que lo perseguirá toda su vida.
Mediante 9 álbumes, explora la fiebre creativa cuando esta se convierte en el vértigo que engendra una locura asesina. El hilo conductor es el narrador, ese asesino cuya identidad importa menos que sus motivaciones vinculadas al arte.
Cada parte de las 9 historias describe una trama criminal de las 9 artes: pintura, literatura, escultura, cine, música, arquitectura, teatro, audiovisual y, por supuesto, cómics.
Pues bien, “El arte del crimen” arranca precisamente con la historia dedicada a los cómics, en la cual conoceremos a Rudi, el asesino que posteriormente escribirá las diferentes historias sobre el crimen en variadas disciplinas artísticas.
Y sí, ya desde el inicio sabremos que Rudi quedó marcado desde su infancia por culpa del cómic “El camino a Mesa Verde”, creado por Curtis Lowell, y que se publicaba en las páginas de un periódico. El hecho de que Lowell muriese poco antes de que el cómic concluyera en el periódico, será lo que desencadenará ese trastorno en Rudi, quien intentará por todos los medios descubrir si existen las últimas páginas que dibujó Lowell, para saber cómo acaba todo.
Eso es lo que nos encontraremos en cuanto a la primera de las historias de “El arte del crimen”. Narrada con agilidad y creando una atmósfera absorbente, esta historia es un gran aperitivo para lo que nos vamos a ir encontrando después, porque, con mayor o menor calidad (aquí ya entran en juego la valoración sobre los estilos de dibujo con el cambio de dibujantes), el resto de historias del integral enganchan de principio a final. Así, tras el inicio con el arte del cómic, conoceremos a diferentes mentes criminales cuya existencia Rudi nos describe en variadas épocas de la historia humana.
Asistiremos al nacimiento de un genio de la pintura en Francia, cuya inspiración viene motivada por la muerte y la desdicha, veremos a unos piratas perseguir sus sueños de libertad mientras les persigue un sanguinario capitán, sin olvidarnos del arco argumental dedicado a la escultora Electra, en plena época del Imperio Romano.
Y la guinda del pastel, en lo que es el quinto capítulo del tomo, será la historia sobre cómo, gracias a un rodaje de una película del oeste, el dibujante Curtis Lowell comenzó a rumiar la que sería su gran creación, “El camino a Mesa Verde”, que a la postre sería la obsesión de Rudi. Es por ello que, de forma directa o indirecta, cada uno de los cinco capítulos de este primer integral tiene como nexo común a Rudi el asesino.
El trabajo de Berlion y Omeyer con los guiones me ha parecido muy interesante durante todo el tomo. Es cierto que, salvo en la historia de piratas, en el resto de capítulos queda muy bien definido el arte del crimen que da título a la obra de forma global.
Y ojo, para nada me ha parecido una mala historia la referente a los piratas, donde el crimen se aborda desde la perspectiva de la arquitectura, pero quizás desentona un poco en el recopilatorio por la manera de enfocar el tema del asesinato. Volviendo a lo narrativo, el trabajo de los dos guionistas es bastante coherente, logrando historias que se leen del tirón y se disfrutan bastante por lo que nos cuentan y el cómo nos lo narran.
En cuanto al apartado visual, “El arte del crimen” es una obra que, al estar compuesta por cinco episodios dibujados por distintos dibujantes, nos deja con variadas maneras de abordar una historia tanto a nivel de composición de páginas como en los trazos. Como al final la valoración de cada episodio por separado es un tanto injusta porque no deja de ser una opinión personal, diré que, de forma global, tenemos una obra más que notable también en cuanto al dibujo. Los colores de cada historia no desentonan y cumplen esa deseada finalidad de armonía con el resto de elementos, así que también es un acierto.
¿Merece la pena este primer integral de “El arte del crimen”? Sin lugar a dudas SÍ. Aunque queda por publicar un segundo y último integral por Ponent Mon (ya que la obra está publicada íntegra en Glénat) que nos permita terminar de paladear la historia, estamos ante un tomo genial, que nos ofrece historias interesantes sobre el crimen en distintas disciplinas artísticas, y están bien narradas y notablemente dibujadas. Y aunque hay un fuerte nexo de unión entre todos los capítulos, que es la presencia de Rudi, son historias conclusivas por sí mismas que podéis disfrutar sin problemas para seguirlas. Es una obra que os recomiendo, merece una oportunidad.
En cuanto a la edición, como es habitual en Ponent Mon, estamos ante un excelente tomo de tapa dura que contiene 5 de los 9 capítulos de la obra. Y por ir terminando, si queréis leer algunas de nuestras últimas reseñas de Ponent Mon, podéis conocer nuestra opinión de las obras “Mascotas” o “Garoden”, ambas de Jiro Taniguchi, o “Horologiom 1“. Esto es todo por mi parte. ¡Un saludo amantes del crimen en las viñetas!