Se ha estrenado en Netflix Hacia el Lago, serie rusa de tono postapocalíptico creada por Pável Kostomárov en 2019, que ha sido adquirida por la plataforma y que apuesta eficazmente a la mezcla de géneros.
Primero y principal: si está harto de oír hablar de pandemia, Hacia el Lago no es su serie. Segundo: si busca zombies, tampoco lo es y hago la aclaración porque así es como la andan presentando por allí.
Hacia el Lago es una serie rusa, lo cual, una vez más, viene a demostrar la intención de Netflix por ampliar su base internacional que, ya para esta altura, tiene en su haber una importante cantidad de títulos de los más variados orígenes, ya sea de producción propia o, como en este caso, adquiridos. Los más críticos e inconformistas verán en ello otro síntoma de una globalización de la cultura tendiente a uniformar productos bajo un único patrón estético que, supongo, debe ser el americano.
Sin embargo, en Hacia el Lago, ni el ritmo ni la estética son americanos y ello no la hace ni mejor ni peor, sino distinta y, por ende, quizás capaz también de decepcionar al espectador desprevenido que busque otra cosa (no es The Walking Dead, por ejemplo). La serie viene con buenos antecedentes en su país habiéndose alzado allí con varios premios y también compitiendo con nominaciones en los festivales de Moscú e, incluso, de Cannes. Netflix, de hecho, ha adquirido los derechos por un millón y medio de dólares, cifra que es récord para una propuesta de ese origen.
Almas en Conflicto
La historia comienza en Moscú con una epidemia (o pandemia, ya que nunca llegamos a saber su verdadero alcance) que se expande a pasos agigantados y se manifiesta con decoloración del iris, insuficiencia pulmonar, tos con sangre e, irremisiblemente, la muerte en no más de cuatro días. Puede sonar a oportunista, pero es bueno insistir en que la serie es de 2019 y que ya había sido estrenada antes de ser adquirida por Netflix (lo cual sí puede ser oportunista): por lo tanto, es bastante profética, palabra muy de moda por estos días.
La historia gira en torno al viaje de pesadilla de un par de familias ensambladas o desestructuradas. Sergey (Kirill Käro), a quien a veces llaman Seryozha, está separado y vive en las afueras de Moscú con su nueva pareja Anya (Viktoriya Isakova), quien antes fuera nada menos que su psicóloga y que tiene, de un matrimonio anterior, un hijo adolescente llamado Misha (Eldar Kalimunin), que padece síndrome de Asperger, forma de autismo que le impide reconocer afecto, humor, ironía u otro tipo de sensaciones que no entran en su mundo. Sus reacciones ante el entorno son prácticamente mecánicas y carentes de emociones.
En la ciudad de Moscú propiamente dicha vive Irina (Mariana Spivak), a quien suelen llamar Ira (nunca mejor el apodo), ex esposa de Sergey a cuyo cuidado tiene a Anton (Saveliy Kudriashov), niño que es hijo de ambos y a quien permanentemente arenga, sin demasiado éxito, acerca de lo mal padre que es Sergey. La relación entre los ex esposos, como ya puede advertirse, es bastante tormentosa: ella, siempre con gesto de pocos amigos, le reclama por cosas del pasado aunque, como iremos viendo más tarde, también esconde lo suyo.
Por otra parte, frente a la casa de Sergey vive Lyonya (Aleksandr Robak), caracterizado por su ordinariez y su humor poco sutil y subido de tono, cosa que molesta a Anya, quien así lo manifiesta cada vez que Sergey aparece con una invitación para cruzarse a cenar en casa de él. Lyonya ha enviudado y tiene a su cargo una hija adolescente llamada Polina (Viktoriya Agalakova), cuyo desparpajo y comportamiento rebelde no paran de crearle problemas en todo reformatorio o instituto de rehabilitación por el que pasa.
Lyonya, además, ha formado nueva pareja con Marina (Natalya Zemtsova), muchacha salida de un club nocturno que, además, está embarazada: otra historia que guarda secretos a develar y que introduce, desde ya, un tema de conflicto más entre padre e hija. Y a propósito de Polina, entre ella y Misha existe atracción mutua, más manifiesta en ella que en él, pero por muchos y obvios que sean sus esfuerzos por demostrárselo y aun estando obsesionada con desvirgarlo, se le hace imposible generar alguna respuesta en el joven por el problema de autismo antes mencionado y porque para él no existen otra cosa más que reacciones químicas.
Almas en Fuga
Todo se complica súbitamente cuando se enteran que Moscú está aislada por el brote epidémico antes mencionado, lo cual lleva a un desesperado Sergey a ir hacia la ciudad en procura de rescatar a su hijo y a su ex, pero los accesos están cortados por los militares, razón por la cual terminará haciéndolo en un camión de alimentos.
A su vez, el colegio al que asiste Anton ha sido aislado por un caso de infección (muy impactante la escena de la niña contagiada), pero Irina logra comunicarse al móvil de su hijo, quien permanece oculto en el interior del edificio y al que, finalmente, consigue sacar de allí burlando el cordón de sanidad.
Sergey termina reencontrándose con ambos, llevándolos a su casa en las afueras, lo cual, obviamente, significará también el encuentro entre Irina y Anya, lleno de resentimientos y deudas pendientes, más por parte (obviamente) de la primera que de la segunda.
Pronto comprueban que el caos reinante está siendo aprovechado por grupos armados que se hacen pasar por militares y que están asaltando casas e inclusive abusando de mujeres: algo de ello sufren en carne propia Lyonya y Marina
.
A todo esto ha llegado al lugar Boris (Yuriy Kuznetsov), padre de Sergey que, además de matemático, es experto tirador. Su idea es que tienen que marcharse de allí lo antes posible, proponiendo como destino el lago Vongozero, en Karelia, donde hay una isla con un antiguo barco encallado al cual él ha reacondicionado como vivienda y, según dice, tiene lugar suficiente para que puedan allí vivir todos juntos y alejados de la peste.
Así es como el ensamblado y heterogéneo grupo, bajo la nieve y escapando del caos desatado por la peste, se pone en marcha en sus vehículos particulares en procura de alcanzar el lago, siendo el viaje el eje central de la serie.
Balance Final de la Temporada
Hacia el Lago es, claro está, una historia de supervivencia pero, sin embargo, se diferencia bastante de otras del mismo tópico. El virus que está provocando todo es absolutamente secundario: ni siquiera importan sus características o su origen y hasta hay momentos en que nos olvidaríamos de que existe si no fuera por sus efectos tangenciales.
El tema central de estos ocho episodios no es la epidemia que, a la larga, poco importa y lo mismo podría ser la caída de un meteorito o un desastre nuclear, sino un edificio social que se derrumba de la noche a la mañana provocando que, en ausencia de estado o tan siquiera de instituciones, queden liberadas las peores energías de los seres humanos, que pueden llegar sin complejos al robo, el asesinato, la violación, la falta de solidaridad, el sálvese quien pueda y hasta el canibalismo, entendido este no solo como metáfora sino incluso en su forma literal. Es decir, no necesariamente son los infectados quienes están comiendo carne humana: también los sanos…
De algún modo, se acerca a la idea – guía de Thomas Hobbes acerca de un ser humano malo por naturaleza y una sociedad que se autodestruiría si no existiese un estado para contener los conflictos. En ausencia del mismo, todo se desmadra y la cooperación desaparece para dejar lugar al individualismo más atroz.
El camino hacia el lago será un auténtico calvario: por el clima, por la paranoia, por los conflictos internos y por los propios humanos a los que se crucen. Aun con una alta dosis de suspenso y de terror psicológico, hay que entender que Hacia el Lago apunta más bien a la mezcla de géneros y que el resultado termina estando más cerca de un intenso drama, el cual funciona gracias a un elenco impecable del primero al último, pero dentro del cual me permito destacar a Aleksandr Robak en el papel de Lyonya y a Eldar Kalimunin en su notable interpretación del adolescente autista. Pero insisto en que el casting es excelente en su totalidad y quien más, quien menos, todos cuentan en la trama con algún momento personal para demostrar sus dotes.
La fotografía también contribuye a realzar el resultado final con tomas tan impactantes como interesantes, o ángulos y encuadres muy originales que están presentes a lo largo de la temporada, pero que aumentan en cantidad hacia el último episodio, cuando los viajeros han alcanzado el lago helado en Karelia.
Si hay que objetar algo, se puede decir que, a veces, son introducidos personajes secundarios que adquieren mucho protagonismo tan rápido como desaparecen, lo cual nos confunde un poco al hacernos creer que serán relevantes en lo sucesivo. Hasta en los últimos quince minutos del episodio final, seguimos conociendo personajes nuevos. Por cierto, hay allí un cliffhanger novedoso e intrigante de frente a una segunda temporada que no tiene nada que ver con lo que hasta aquí hemos visto, sino que abre un camino nuevo e insospechado.
Tal como dije en el título, la serie viene con recomendación de Stephen King, quien, desde su cuenta de Twitter, destacó su calidad y señaló cuatro aspectos a los que hay que prestar atención: “1) Hay una peste – 2) Hay mucha nieve y frío (es Rusia, estúpido) – 3) Todos toman vodka – 4) Alerta spoiler: el niño es un dolor en el trasero”. Y, en un tweet posterior, agregó tres cosas más: “1) Piense en un spaghetti western, pero con rusos asesinos infectados por una peste – 2) La fotografía es genial. Algunas tomas están filmadas boca abajo. ¿Por qúe? No lo sé – 3) El niño sigue siendo un dolor en el trasero”.
En fin, por algo es Stephen King, ¿verdad? Lo que quiero decir es que su opinión no hace, desde ya, buena a la serie, pero sí a su resumen que, en tan pocas palabras, es infinitamente mejor que todo lo que he escrito a lo largo de este artículo…
Gracias por leer. Un saludo y sean felices…
Muy buena tu reseña Rodolfo. Había llegado al episodio 6 y no estaba muy segura de seguir pero me hiciste entusiasmar para ver lo que me falta. Gracias
Hola Analía:
Muchas gracias por comentar. Si ya estás en el episodio 6, creo que vale la pena terminarla, así que espero que no te arrepientas. Tiene algunos detalles para objetar, pero el resultado final, creo, es interesante y, por lo menos, es una serie diferente a otras. Luego me cuentas qué te pareció, así conozco tu opinión.
Gracias por leer y por el aporte. Que estés bien. ¡Un saludo!
Hola! Terminé de ver la serie. Me gustaron mucho las cosas que pasaron en los últimos capítulos y la evolución de los personajes. Me alegro de haberla terminado. Estoy de acuerdo con vos en la aparición de personajes secundarios con muy poca duración pero me parecen importantes para corregir o enfatizar el rumbo de los principales aunque realmente fueron raros y hasta un poco cómicos, no quiero dar detalles y spoilers. Y bueno si hacen una segunda temporada deberá ser otra historia y puede ser buena si ponen mucha plata en producción. Gracias Rodolfo y saludos a todo el equipo también.
Hola Analía. Gracias por comentar! Me alegra mucho que la serie te haya gustado y, por lo que veo, coincidimos bastante. Es verdad lo de que en la segunda temporada la pinta es de que la historia va a ir por otro lado. En fin, las gracias son para ti por el aporte y por haber recordado volver a pasar por aquí a dejar tus impresiones finales.
Saludos y que estés bien!