Los musicales son uno de los fuertes de Riverdale y el último de la serie no podía ser la excepción. Analizamos lo que nos ha dejado el decimocuarto de esta temporada final cuyo título es, justamente, Archie: El Musical. La serie, creada por Roberto Aguirre-Sacasa y emitida por The CW, puede ser vista en España a través de Movistar+.
Hola otra vez, riverdaleros. Después de dos semanas nos reencontramos para analizar otro episodio de Riverdale que viene, en este caso, con un título prometedor, pues bien sabemos que los musicales siempre han funcionado en la serie y así ha vuelto a ser en una entrega verdaderamente hermosa y emotiva, de esas que nos hacen entender por qué vamos a extrañar Riverdale aun cuando tantas veces nos hayamos quejado.
Pero a diferencia de cualquier musical antes representado, no hubo esta vez recreación de alguno mundialmente conocido sino que fue ciento por ciento original: una apuesta que a la serie aún le faltaba hacer y que está bien que haga cuando ya está en cuenta regresiva para despedirse.
Pasemos ya a analizar este decimocuarto episodio de la séptima temporada o, si así lo prefieren, capítulo 131 del listado total. Cumplo en advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y en recordarles que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
Crisis Existencial
Con el visto bueno de Featherhead, Kevin y Clay están escribiendo un musical con la idea de presentarlo para la primavera aunque la aprobación final, claro, dependerá de él.
Han escogido como tema central su último año en el instituto y puesto como personaje central a Archie, lo cual fastidia a varios por sentirse en la obra como segundones, además del tratamiento estereotipado que se da a cada uno. Jughead se marcha diciendo que siempre consideró a la comedia musical como un género menor y Reggie hace lo propio arguyendo que lo suyo no es cantar.
Por su parte, Betty, Veronica, Cheryl y Toni están disconformes con que se las presente como muchachas desesperadas, “amienemigas” que se arrancan los ojos por el amor de un Archie que no está particularmente interesado en ninguna. Kevin y Clay anuncian que van a reescribir la canción, pero ahora quieren hacerlo ellas por cuenta propia y, haciendo gala de sus vínculos, Veronica contacta a Cole Porter para que se encargue.
Archie tampoco está muy feliz con el papel que le toca: un absoluto indefinido que no sabe qué camino tomar en la vida. Su guion es reescrito para simplificar su conflicto y reducirlo únicamente a dos personas entre las cuales no puede decidirse y que son, obviamente, Betty y Veronica.
Aunque no lo diga, le incomoda que el personaje tenga mucho de él y, al comentárselo a Jughead, dice que su conflicto real no es entre las dos muchachas, sino entre el baloncesto y la poesía.
Citando a Albert Camus, Jughead lo ve como una crisis existencial y considera que su problema es simplemente decidir, no importa entre quiénes o qué, lo cual queda perfectamente graficado cuando, en un momento realmente divertido, no sabe qué opción tomar al preguntarle Pop si quiere su sándwich con sopa o ensalada. Pero las palabras de Jughead le resultan inspiradoras y ahora entiende que necesita decidirse por algo.
Tiempo de Decisiones
Cheryl y Toni proponen a Kevin y Clay escribir una canción que hable sobre la historia personal de ellos cuatro. Lo hacen: la canción es hermosa y el ensayo funciona realmente bien, con las muchachas haciendo dúo por un lado y los muchachos por otro, aunque complementándose a la perfección. Pero cuando Toni manifiesta ansiedad por ver la repercusión en el escenario, Kevin las anoticia de que la canción no será incluida en el musical, sino que simplemente la escribieron para cantarla entre ellos y de manera privada…
Argumenta que Riverdale es muy provinciano y no está aún preparado para algo tan queer, aunque quizás lo esté en un futuro y, llegado ese momento, incluirán la canción en el musical. Las muchachas están decepcionadas y renuncian a participar de la obra: contarán con ellas solo cuando ese futuro llegue. Ya bastante tienen, dicen, con actuar en la vida real para además tener que hacerlo sobre el escenario: un radical cambio de postura con respecto a las relaciones cruzadas que, como disfraz, acordaran dos episodios atrás.
Pero Cheryl y Toni no son las únicas que se sienten mal con ocultar sus sentimientos mutuos. Betty y Veronica han quedado prendadas una de la otra después de la convivencia y las llamadas telefónicas (temí que hubieran dejado en el olvido esa subtrama), todo lo cual se les ha despertado nuevamente tras la canción que interpretaron juntas.
Veronica confiesa que ha besado a Archie, pero que sus sentimientos ya no están con él sino con Betty, que desde su lado manifiesta lo mismo.
Casi como si hubiera sido invocado, Archie irrumpe en el lugar para comunicarles que ha tomado la decisión de no volver a besar a ninguna de las dos: sin saberlo, prácticamente les ha resuelto un problema. No es su única decisión fundamental: también ha decidido bajarse del musical por su salud mental y hace saber al tío Frank, para su disgusto, que se dedicará a la poesía y no al baloncesto…
Ha llegado el momento de representar la obra ante Featherhead, lo cual se hace con Julian haciendo de Archie y Clay de Jughead. El director aplaude encantado pero al hablar luego en privado con Kevin, le comunica que finalmente no habrá musical para la primavera. Se basa en que todavía están muy latentes los últimos conflictos con los “comunistas” y que además es difícil vender una obra original, por lo cual recomienda redirigir los esfuerzos para una puesta de Oklahoma!.
La noticia es devastadora para Kevin, sobre todo en un momento en que además sus padres se están separando y siente culpa de ser el motivo, más allá de que su madre le asegure que para ella es su hijo sin importar qué sea o qué elija.
Lleno de tristeza y soledad, interpreta al piano una canción recién compuesta que habla del valor de la amistad y la necesidad de que los amigos siempre estén. En ese momento llega Archie para agradecerle que el musical lo ayudó a ordenar su vida y, preguntándole por la canción, se sienta al piano a acompañarle. Luego van llegando Betty y Veronica, después Chery y Toni, obviamente Clay y poco a poco todos para terminar cantando la canción y confundiéndose en un abrazo general.
Un emotivo final que, otra vez y como ocurriera con el episodio anterior, tiene clima de despedida…
Balance del Episodio
Entrega bella y emotiva. El que se haya basado en un musical original y no en uno ya escrito ha sido una gran apuesta y una agradable sorpresa: las canciones han sido realmente buenas y todos se han lucido en las interpretaciones (por cierto, Casey Cott está cantando cada vez mejor siendo que siempre fue uno de los más limitados). Es una pena que el musical no vaya a ser representado en la ficción sobre un escenario o al menos así se supone si ha sido el último de la serie.
El episodio ha alternado momentos divertidos con otros tristes y ha puesto el eje no solo sobre la importancia de las decisiones sino también, y de manera complementaria, sobre lo difícil que es librarnos de nuestras propias contradicciones y prejuicios: para muestra alcanza con la primera canción en la cual Kevin, en definitiva una víctima de los estereotipos, proyecta en el resto los suyos propios.
Es bueno además que se haya rescatado la historia de atracción mutua entre Betty y Veronica, sobre la cual no puedo dejar de preguntarme si las chicas olvidarán todo cuando Tabitha (¿se acuerdan de ella?) recomponga todo el desmadre temporal post-cometa. También lo es que Jughead y Archie hayan vuelto a tener una charla de amigos como hacía rato no tenían, ya que el primero venía demasiado involucrado en su propia historia y casi sin conexión con el resto. De hecho, pareció que volvíamos a eso cuando anunció que se bajaba del musical…
No es que no haya habido puntos débiles. La separación de los padres de Kevin cayó de otro planeta: no nos venían contando nada al respecto y casi ni habíamos tenido oportunidad de conocer a la madre. Se hace difícil, entonces, sentir empatía por lo que a Kevin le pasa por dentro o entender qué relación establece con su propia historia personal a partir de la ruptura con Betty.
También puede verse algo extraño que, ya sobre el final, todos los que entran en la sala de ensayo conozcan la letra de la canción que Kevin dice acabar de componer y que Archie, de hecho, leía del papel hasta un momento antes. Pero bueno, habrá que tomarlo como parte de esa fantasía de los musicales de los cincuenta en que no se sabía de dónde venía el sonido de los violines mientras iban caminando por el parque: el musical es un género con sus propias reglas y se aceptan o no.
Y de todos modos nada de todo ello quita que hemos visto una gran entrega y que el corazón se nos acelera ante lo cerca que estamos del final. Por lo pronto y vistos los dos últimos, está claro que los episodios van tomando un carácter de despedida que se acentúa cada vez más: mejor ni pensar en lo que viene y dejar que simplemente llegue.
Hasta la próxima y sean felices…