InicioCineSly, el documental de Netflix a mayor gloria (merecida) de Sylvester Stallone

Sly, el documental de Netflix a mayor gloria (merecida) de Sylvester Stallone

No somos mucho de documentales en esta casa pero si, teníamos que verlo. Netflix ha estrenado Sly, documental de obligado visionado para todos los fans de Sylvester Stallone y para todos aquellos que crecieron en los 80 (que por lo general son los mismos). Esto es lo que da de si. Al lío.

El camino a la gloria

Sly nos cuenta el ascenso al estrellato de Sylvester Stallone, centrándose en sus primeros años durante más de la mitad del metraje. Para eso se vale de las declaraciones del propio Stallone y de muchos que le acompañaron en el camino, como su hermano Frank Stallone, quien vio su carrera eclipsada por el éxito de su hermano.

Tampoco es que dicha carrera (musical, para más señas) fuese muy brillante pero lo que es seguro es que pasó a ser “el hermano de Stallone” y aquello ya le condicionó para los restos. A pesar de eso, no se ve nada de rencor en Frank a lo largo de la cinta, todo lo contrario. Y si, Frank Stallone es el responsable de la banda sonora de Stayin Alive, secuela de Fiebre del sábado noche dirigida por el propio Sylvester Stallone.

Es ese un punto importante para entender la carrera de Sylvester Stallone. Aunque su imagen entre el gran público es el de un matón hormonado y monosilábico, se trata de los pocos actores capaces de escribir un guion y dirigirse a si mismo y a otros, como en Stayin Alive.

De pulular por producciones menores, como extra descamisado, Stallone pasó a ser nominado al Oscar por Rocky y a convertirse en un icono de los 80 gracias a ese personaje y al de Rambo. Y fue así porque, al igual que hicieran Matt Damon y Ben Affleck con El indomable Will Hunting, Stallone se dio cuenta de que nadie le daría un papel a su medida, tenía que currarselo el mismo.

sly

La historia de Rocky Balboa es la del propio Stallone, la de un chico de barrio con pinta de macarra que llega a la cima. Ese aspecto es el que destaca Sly, haciendo incapie en la capacidad de Stallone para reinventarse. También en la relación con su padre, muy tormentosa y que le marcó hasta la muerte de aquel.

Junto a Frank Stallone, apoyando a Sly en el documental, tenemos a Talia Shire, quien incide en que fue Stallone el que escribió el personje de la inolvidable Adrian de Rocky; también aparece Arnold Schwarzenegger, relatando la competición de músculos que vivieron en los 80 y que les llevó a la amistad que tienen ahora; y también aparece, oh, Quentin Tarantino, que no pierde la oportunidad de sentar cátedra sobre Stallone y su cine. Palabra de Quentin, te alabamos, oyenos.

Si, es uno de los mejores finales de la historia del cine.

Echando la vista atrás

Un punto a destacar de Sly, el documental, es que está muy marcado por el paso del tiempo. Se inicia con Stallone reflexionando sobre eso, echando la vista atrás, a sus logros, a lo que podría haber hecho mejor, a lo que cambiaría (¡Alto, o mi madre dispara! encabeza la lista) y a lo consciente que es del poco tiempo que le queda en comparación con el que ha transcurrido.

Sin embargo parece que se quedan algo corto. Tras el éxito de Rocky y la asunción de Stallone del papel de action man en Rambo y derivados, parece que queda poco que contar. Se pasa muy de puntillas sobre otras películas que merecen la pena, como la hoy olvidada Cop Land y que Tarantino reivindica, dejando caer que James Mangold no confió en Sly lo suficiente. Los Mercenarios aparecen aquí como un (justo) hito de Stallone al reunir en una cinta a sus coetáneos pero se olvida totalmente de Creed, una de sus mejores interpretaciones, precisamente con un personaje que ya parecía agotado.

Cop Land

También la vida familiar de Sly se trata de forma muy peculiar. Su padre, la relación de Stallone con él, aparece siempre en primer plano. Por el contrario, a su madre la obvian totalmente, igual que a las parejas del actor y sus hijas. Tan sólo el malogrado Sage Stallone, co-protagonista de Rocky V, es nombrado como un punto importante en la vida del actor, algo normal al perder la vida a la edad de 36 años.

Terminamos, que no se trata de destripar las dos horas de documental. Sly vale la pena, incluso te deja con ganas de más. Es una mirada a un mito del cine, guste o no guste, aunque algo indulgente. Un actor que supo reconocer sus propias limitaciones (llega a afirmar que alguien como él no está para interpretar a Shakespeare), marcado por la necesidad de reconocimiento y del favor del público (Stallone no cree que el público quiera verlo morir, de ahí esa escena final en Rambo: Last Blood, donde no teníamos claro si la silla se movía o no), con un concepto del cine como vehículo para contar la eterna lucha entre el bien y el mal (nunca ha ejercido de villano) y mucho más artista de lo que la mayoría piensa. Un saludo, sed felices.

Pedro Pérez S.
Pedro Pérez S.
Aficionado también al cine, las series de televisión, la literatura fantástica y de ciencia ficción, a la comida, la cerveza y a todas las pequeñas cosas que nos hacen felices.
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